Operar con déficit es la regla, no la excepción, en prácticamente todas las instituciones públicas, lo mismo vale para el IMSS que para el ISSSTE, los endeudados gobiernos de los estados y los atribulados municipios. Las universidades públicas documentan año tras año las insuficiencias de sus respectivos presupuestos y la propia Secretaría de Hacienda informa periodicamente del eterno endeudamiento en que transcurre desde hace buen rato la vida del país. Desde hace 30 años vivimos de “reformas estructurales” precedidas por costosas campañas propagandísticas en donde se anuncia el advenimiento de la prosperidad que nunca llega y seguimos siendo el país de hospitales sin médicos, ambulancias sin gasolina y patrullas sin llantas de refacción. A pesar de que los medios de comunicación dan cuenta de esta realidad deficitaria, cuando de la UAZ se trata, el déficit financiero se presenta como si se tratara de una realidad sin vinculación alguna con el entorno antes descrito. De ese modo se omite el dato fundamental de que a partir de 1983 el régimen inició una política de creciente restricción financiera a la educación superior pública, como signo de una apuesta por la educación privada consolidada con el reemplazo gradual de los cuadros formados en la universidad pública, por los forjados en los sistemas de educación privada de México y los Estados Unidos. La UNAM entendió la modificación en la escala de prioridades del régimen, particularmente a partir del esquema del cogobierno PRI-PAN, gestado en el domicilio de Juan Sánchez Navarro, días antes de que Salinas de Gortari asumiera el cargo de Presidente y que pudimos conocer gracias al testimonio del coordinador de campaña de Manuel Clouthier, candidato presidencial que al igual que Cuauhtemoc Cárdenas, jamás dejó de denunciar el descarado fraude electoral de 1988. No sin dificultades, la UNAM, a partir del extraordinario rectorado de Juan Ramón de la Fuente, se asumió como una institución de Estado muy por encima de facciones en el poder o en la oposición, preservándose como la casa de la libertad de pensamiento y de la fructífera convivencia de la pluralidad, al mismo tiempo que asume la honrosa tarea de la conciencia crítica de la nación. Año con año enfrenta la dolorosa tarea de rechazar a nueve de cada 10 de los que intentan formarse en sus aulas, sin recursos suficientes imposible no hacerlo. En compensación, las más lúcidas denuncias de la exclusión social y los más sustentados caminos de solución se gestan en sus recintos.
Posted on: Thu, 08 Aug 2013 16:20:52 +0000
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