Otro cuento de escuelas embrujadas Supuse que aquel día - TopicsExpress



          

Otro cuento de escuelas embrujadas Supuse que aquel día electoral iba a ser como otros, sin ningún incidente importante, pero después descubrí que estábamos en un local aterrador. Transcurrían las elecciones nacionales. Yo era delegado de un partido político. El local donde debía trabajar era una escuela (las mesas de votación siempre están en edificios del gobierno). Contando con otros delegados y el presidente de la mesa éramos cinco. La mesa con la urna se encontraba en un salón grande que daba a la entrada de la escuela. El “cuarto secreto” se hallaba siguiendo un corredor, era la primer puerta a la izquierda. El día transcurrió normalmente. Al llegar la hora fijada, como ya no había votantes dentro de la escuela, cerramos la puerta y comenzamos a contar los votos. Poco después se hizo noche. Ya habíamos cerrado la urna, y un militar había llegado para llevarla, cuando un delegado recordó que debíamos retirar del cuarto oscuro las listas sobrantes. En ese momento me llamaron por teléfono, por eso no fui con ellos. Cada uno trajo las listas de su partido, y quedaron las del mío. Cuando fui a recogerlas, apenas entré al salón sentí algo sumamente raro. Tomé el montón de listas apresuradamente. Como había dejado la puerta abierta y tenía sólo una mano libre, apagué la luz estando aún dentro del salón, dándole la espalda a la mesa, que en realidad era un escritorio. Y desde aquel escritorio sonó una voz profunda y aterradora. Sonaba como si alguien de voz muy grave y algo ronca intentara imitar una voz femenina, además reverberaba extrañamente en todo el salón. La voz dijo: - ¿A dónde va, alumno? ¡Nadie sale de aquí sin mi permiso! El susto fue tan grande y repentino que me hizo saltar, después corrí hacia donde estaban los otros, que al verme entrar precipitadamente se asombraron. Pero antes de que me preguntaran algo, se apagaron las luces del corredor, y la voz terrorífica sonó ahora desde allí, y era más amenazante, más potente, y se parecía menos a la de un humano: - ¡Nadie se va de aquí! ¡No podrán escapar de mi, porque yo soy…! -el nombre que dijo era tan extraño y largo que no lo recuerdo bien, no creo que fuera en un idioma humano. El militar fue el primero en salir disparado hacia la calle. Yo salí de último, cuando la luz del salón se había apagado también. Si los que estuvimos allí hubiéramos escuchado aquella voz en otro contexto, si no fuera un día electoral, tal vez hubiéramos contado abiertamente lo que pasó allí, pues éramos varios testigos; mas dadas las circunstancias decidimos no hacerlo, y pactamos en el momento que si alguno salía a contar su versión, los otros lo desmentirían. Por eso en este relato no incluyo nombres ni revelo la ubicación de la escuela, aun a riesgo de que lo escrito aquí sea tomado como otro cuento de terror de los tantos que se cuentan sobre escuelas embrujadas.
Posted on: Sat, 17 Aug 2013 07:57:09 +0000

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