Otro miércoles, otras blabladurías: NUEVA COLUMNA PUBLICADA EN - TopicsExpress



          

Otro miércoles, otras blabladurías: NUEVA COLUMNA PUBLICADA EN DIARIO EL TRABAJO (a quien le interese, dejo el link con la edición digital: eltrabajo.cl/slide/nuevo/papeldigital.html) EL MITO DESNUDO Hace ya largos 445 años un español que llevaba por apellido Ercilla y Zúñiga publicaba en su terruño natal un poema épico que dibujaba las peripecias de sus coterráneos en una empresa que fue vendida como conflagración heroica, pero que no pasó de ser una vergüenza ínfima en el anecdotario de un imperio prontamente decadente. Su obra delineó la decidida gesta de pacificación de unos territorios habitados por gente “tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa”, esto en un paisaje donde en realidad los ríos de sangre, el olor de la pudrición de la carne, la enfermedad, el humo de la pólvora y de las hogueras, más la lluvia incesante y la hambruna anunciaban que no habría paz, como tampoco habría oro. El bendito oro. Por medio de la épica y la carencia, a través de la pasión y la fantasía, así, a través de la pluma enajenada de don Alonso, Chile, o Chili, entró al mundo del texto. No es menor que el debut del ideario de la nación haya sido por medio de la ficción. Desde aquel remoto siglo XVI la fantasía se ha entreverado constantemente y con porfía con una realidad que decae frente al análisis, como todas las realidades. El Chile que se construyó desde aquel simbólico “Había una vez…” fundacional que profirió Ercilla dista mucho de la textualización heroica y se asemeja más al patetismo y la mediocridad del día a día, oscilando la serpentina tricolor en torno a la oquedad de un relato que tiene más en común con la justificación que con la realidad, con la validación por sobre la referencialidad. Así, el mito se desnuda, se deslava la acuarela de la ficción y se revela el rostro de la historia: el de un viejito achacoso, pálido, víctima de una demencia que confunde la mentira que narró a sus nietos con la medianía de la realidad, o bien, y por qué no, un Quijote que ha preferido la ficción frente a la impresión desganada de una existencia carente de heroísmos. Opine y piense lo que quiera, pero convengamos en que la nuestra es una nación compleja y de contrastes evidentes. Desde la urbe viaje dos horas en vehículo hacia las periferias y se encontrará con el relato inconcluso, con el tiempo viscoso de la provincia donde la modernidad está recién llegando con pasos flojos. Desde las altísimas torres metropolitanas, en donde el vidrio espejado refleja mil veces la inspiración, el desarrollo, la pujanza de una ciudad bullente viaje hacia los valles, hacia la cordillera, hacia las costas, con sus pintorescas casas de madera, donde la gracia del adobe es más necesidad que impostura encantadora. Viaje hacia los extremos e inhale el perfume local de lo inconcluso, de la pobreza del trabajo de temporada, de la medianía cotidiana. Se revela en estos parajes el reverso de los brocados, la maquinaria palpitante del relato que se exporta, sí, pero que también se propaga en el interior como la imagen vívida de la promesa próspera, aquella que llegaría con el salitre, aquella que llegaría junto al cobre, aquella que llegará junto al emprendimiento. Alguna vez leí en un texto de Pedro Cayuqueo: “Chile, la Capitanía General que se cree Virreinato”. Me gusta aquella afirmación. Sintetiza no la falta de amor por el lugar en el que hemos nacido, sino que la lectura y la revelación de esta gallardía hueca, del usufructo de un orgullo etéreo, el desnudamiento de un ropaje holgado que esconde un cuerpo enjuto. El Chile de hoy, tanto como el de ayer y el de mañana, se construye sobre arenas movedizas, sobre mares agitados en los que navegan pletóricos los fracasos, los límites, las vergüenzas y los éxitos, en fin las verdades. Los “ingleses de Latinoamérica” nos han llamado. “Los jaguares” también nos apodaron. Lo cierto es que la nuestra es una nación construida sobre la necesidad y la precariedad, de altibajos, de los constantes fracasos de los proyectos inconclusos. La nuestra es una nación que se ha disputado en torno al pillaje, el caudillaje, el despotismo, el parlamentarismo, el estado policial, la democracia deslavada. Es nuestro Chile. La nación que emerge al desarrollo de espaldas a sus vecinos en esta apaleada América Latina; la nación que sería bilingüe durante el trascurso de la primera década del siglo XXI; la nación que se digitaliza mientras aun evade la raíz auténtica de la cultura mestiza. Es nuestro Chile, desnudo de mitos y apologías, el país de las tareas pendientes.
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 14:39:29 +0000

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