PADRE PIO DE PIETRELCINA (FRANCISCO FORGIONE SANTO En un convento de la Hermandad de los Capuchinos, en la ladera del monte Gargano, vivió por muchÃsimos años el que probablemente fuera el Sacerdote MÃstico más destacado del siglo XX, a punto actualmente de ser declarado Santo por el Vaticano. El Padre PÃo, nacido en Pietrelcina en 1887, fue un hombre rico en manifestaciones de su santidad. Enorme cantidad de milagros rodearon su vida, testimoniados por miles de personas que durante décadas concurrieron allà a confesarse. Sus Misas, a decir de los concurrentes, recordaban en forma vÃvida el Sacrificio y Muerte del Señor a través de la entrega con que el Padre PÃo celebraba cada EucaristÃa. Es notable su carisma de bilocación: la capacidad de estar presente en dos lugares al mismo tiempo, a miles de kilómetros de distancia muchas veces. El Padre PÃo raramente abandonó San Giovanni Rotondo; sin embargo se lo ha visto y testimoniado curando almas y cuerpos en diversos lugares del mundo en distintas épocas. También tenÃa el don de ver las almas: confesarse con el Padre PÃo era desnudarse ante Dios, ya que él decÃa los pecados y relataba las conciencias a sus sorprendidos feligreses (a veces con gran dureza y enojo, ya que tenÃa un fuerte carácter, especialmente cuando se ofendÃa seriamente a Dios). TenÃa también el don de la sanación (a través de sus manos Jesús curó a muchÃsima gente, tanto fÃsica como espiritualmente) y el don de la profecÃa (anticipó hechos que luego se cumplieron al pie de la letra). Vivió rodeado de la Presencia de Jesús y MarÃa, pero también de Santos y Angeles, y de almas que buscaban su oración, para subir desde el Purgatorio al Cielo. Pero su gracia más grande radicó, sin duda alguna, en sus estigmas: en 1918 recibe las cinco Llagas de Cristo en sus manos, en sus pies y en su costado izquierdo. Estas llagas sangraron toda su vida, aproximadamente una taza de té por dÃa, hasta su muerte ocurrida en 1968. Múltiples estudios médicos y cientÃficos se realizaron sobre sus Estigmas, no encontrándose nunca explicación alguna a su presencia u origen. Su sangre y cuerpo emanaban un aroma celestial, a flores diversas, que acariciaba no solo a los asistentes a sus Misas, sino también a quienes se encontraban con él en otras ciudades del mundo, a través de sus dones de bilocación. Vivió sufriendo ataques del demonio, tanto fÃsicos como espirituales, que se multiplicaron a medida que las conversiones y la fe crecÃan a su alrededor. En diciembre de 2001 el Vaticano emite el decreto que aprueba los milagros necesarios para canonizar a nuestro héroe, San PÃo de Pietrelcina y fué canonizado el 16 de julio de 2002. Vivimos en un mundo que niega lo sobrenatural, se aferra a lo material y a todo lo que pueda ser explicado a través de la razón, o percibido por los sentidos. Sin embargo, Dios prescinde de nuestra razón y de nuestros sentidos, a la hora de someternos a las pruebas de nuestra fe. De cuando en cuando nos prodiga con regalos del mundo sobrenatural, a través del testimonio y el acceso a la divinidad de los seres Celestiales. El Padre PÃo es una puerta abierta a Cristo, a MarÃa, a los ángeles y los santos. Es también un testimonio de la pequeñez del ser humano y una invitación a creer y dejar de buscar explicación a los hechos de la Divina Providencia (la voluntad de Dios), sino simplemente a unir nuestra voluntad a la de Dios, y ser lisa y llanamente su instrumento, como el Padre PÃo lo fue. La vida entera del Padre PÃo no puede ser explicada a través de la razón o la lógica humana. La fe y fuerza del Santo del Gargano dan por tierra con todas las escuelas filosóficas terrenales, dejando una sola salida a todo intento de crecimiento del hombre: el encuentro con el Dios eterno, el que nos mira desde lo alto y nos pide, por medio de Su infinita Misericordia, que nos entreguemos simplemente a Su Voluntad. La negación de nuestro yo (la muerte de nuestro ego), se constituye en la principal meta de nuestra evolución, porque SÓLO DIOS ES !
Posted on: Mon, 23 Sep 2013 18:00:07 +0000
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