PEDRO - TopicsExpress



          

PEDRO 7:1-5 -------------------------------------------------------------------------------- Entonces los judíos arrancaron los clavos de las manos del Señor y lo pusieron en tierra. Y la tierra entera tembló y un gran temor se esparció entre el pueblo. Mas el sol volvió a brillar, y se encontró que era la hora de nona. Los judíos se regocijaron de ello, y dieron a José el cuerpo del Señor, para que lo sepultase. Porque José había sido testigo de todo el bien que el Señor había hecho. Habiendo, pues, tomado al Señor, lo lavó, y lo envolvió en un lienzo, y lo transportó a su propia tumba, llamada el huerto de José. Y los judíos y los ancianos y los sacerdotes comprendieron el mal que se habían hecho a sí mismos, y comenzaron a lamentarse y a exclamar: ¡Malhayan nuestros pecados! El juicio y el fin de Jerusalén se aproximan. PEDRO 7:1-2 Cuanto a mí, me afligía con mis compañeros y, con el espíritu herido, nos ocultábamos, porque sabíamos que los judíos nos buscaban, como malhechores y como acusados de querer incendiar el templo. A causa de todo esto, ayunábamos, y permanecimos en triste duelo, y llorando, noche y día, hasta el sábado. PEDRO 8:1-3 Pero los ancianos y los escribas y los fariseos se habían reunido en concilio, y, al saber que todo el pueblo murmuraba, y se golpeaba el pecho, diciendo: Si a su muerte se han producido tamaños signos, ello demuestra que era justo, cobraron gran pavor. Y fueron a Pilatos, rogándole, y diciendo: Procúranos soldados, a fin de que guardemos su tumba durante tres días. Así evitaremos que sus discípulos vayan a robar su cuerpo y que el pueblo, creyendo que ha resucitado de entre los muertos, nos cause algún mal. PEDRO 9:1-4 Pilatos, pues, les dio al centurión Petronio con soldados, para guardar el sepulcro. Y a éste fueron con ellos los ancianos y los escribas y los fariseos. Y habiendo arrastrado hasta aquel lugar una enorme piedra, en un esfuerzo común y con ayuda del centurión y de los soldados, todos los que estaban allí la colocaron a la puerta del sepulcro, de modo que obstruyese su entrada. Y fijaron, para asegurarla, siete sellos y, plantando una tienda, montaron la guardia. Y por la mañana, cuando el sábado comenzaba a despuntar, llegó una gran multitud de gentes de Jerusalén y de sus cercanías, para ver el sepulcro sellado. PEDRO 10:1-10 Empero, en la noche tras la cual se abría el domingo, mientras los soldados en facción montaban dos a dos la guardia, una gran voz se hizo oír en las alturas. Y vieron los cielos abiertos, y que dos hombres resplandecientes de luz se aproximaban al sepulcro. Y la enorme piedra que se había colocado a su puerta se movió por sí misma, poniéndose a un lado, y el sepulcro se abrió. Y los dos hombres penetraron en él. Y, no bien hubieron visto esto, los soldados despertaron al centurión y a los ancianos, porque ellos también hacían la guardia. Y, apenas los soldados refirieron lo que habían presenciado, de nuevo vieron salir de la tumba a tres hombres, y a dos de ellos sostener a uno, y a una cruz seguirlos. Y la cabeza de los sostenedores llegaba hasta el cielo, mas la cabeza de aquel que conducían pasaba más allá de todos los cielos. Y oyeron una voz, que preguntaba en las alturas: ¿Has predicado a los que están dormidos? Y se escuchó venir de la cruz esta respuesta: Sí. Los circunstantes, pues, se preguntaban unos a otros si no sería necesario marchar de allí, y relatar a Pilatos aquellas cosas. Y, en tanto que deliberaban todavía, otra vez aparecieron los cielos abiertos, y un hombre que de ellos descendió y que entró en el sepulcro.
Posted on: Fri, 30 Aug 2013 07:26:20 +0000

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