PERASHA SHOFETIM Extraído del libro Sedienta está mi alma de - TopicsExpress



          

PERASHA SHOFETIM Extraído del libro Sedienta está mi alma de Ti..." "...íntegro serás frente al Señor, tú Creador...” (Devarim 18:13) El rey Davidcapturó en sucintas palabras la esencia de la Torá; él dijo: “...la Torá del Eterno es íntegra restaura el alma...” (Tehilim 19:8). La Torá constituye el modelo a copiar, su integridad es la fuente que debemos imitar. El Rab Shmuel z”l deNikensburg, uno de los principales discípulos del MaguidRab Dov Beer z”l de Mezritch,comenta ese versículo: “la tarea de la persona es perfeccionarse, como se explica el acto de la circuncisión de Abraham,fue con su acción que alcanzó la excelencia y por eso el permiso para agregar una letra, la “Hei” a su antiguo nombre Avram, incorporando la perfección que conlleva una de las letras que conforman el Nombre del Creador. La entereza se consigue mediante la fuerza de la autoanulación”, contemplarse como nada, a eso se refirió Abraham al definirse como: “...polvo y ceniza...” (Bereshit 18:26), y Moshé al autocalificarse al decir: “...y nosotros que somos...”(Shemot 15:17) Únicamente la persona puede adquirir el “título” de ser humano si en él está incorporado la sabiduría Divina, esa sabiduría se concentra en la Torá, consecuentemente la tarea es adquirirla, al existir un esfuerzo por parte del hombre hacia el Creador, o sea: “de abajo hacia arriba”, surgirá la respuesta, paradójicamente este hecho constituye el medio para adquirirla, esa respuesta es la misma Torá, su integridad constituye la bendición de “arriba hacia abajo”, es ella la que protege a la persona, “un refugio espiritual”, instruyendo cómo debe ser el sendero para encaminar su vida, ese “manual” de vida que debe acompañar a cada paso que realiza, sentir que sin ella la persona no puede ser considerada como tal, y más aún... no puede vivir sin ella, ya que como afirma el Zohar: “Israel, la Torá y el Creador son Uno”; faltando alguno de esos tres componentes la perfección se anularía, la creación no tendría motivo por el cual existir; el judío no sentirá esa integridad si es que no se apega a la Torá y en el Creador con todo su ser. Y ese resplandor provocado por la Torá, esa acción Divina, que nace como consecuencia de la intervención del ser humano, arma un tercer vínculo; un amor de la persona hacia el Creador infinitamente más profundo y grande que cualquier sentimiento, mayor que ese “primer despertar” y más sublime que el amor del Creador hacia la creación, cosa inadmisible para la mente humana, como afirma el Maharal z”l de Praga. No una percepción de cariño producto del intelecto como lo define el Rambam z”l, en su Mishné Torá (Iesode HaTorá 4:12), donde especifica la “fórmula” para sentir amor hacia el Creador: “reconocerLo y meditar sobre Sus creaciones”. Meditar, incluso sobre entidades no perceptibles para los ojos humanos como el movimiento del cosmos o la perfección milimétrica del funcionamiento de un átomo abarcando así los extremos del mundo físico y así expresar: “...¡cuan grandes son Tus obras, Oh Señor!...” (Tehilim 92:6). Seguramente la persona se maravillará más al analizar lo cotidiano, tanto sea un elemento inerte como la composición de algún cuerpo viviente pues... todo exalta a Quien lo confeccionó. Y por eso, el rey Davidutilizó dicho concepto para concluir sus Salmos, el versículo dice:“...Todas las almas alaben al Eterno...” (Tehilim 150:6),el Midrash (Bereshit Rabá 14:9) expresa: “No leas “almas” “neshamá” sino “respiración” “neshimá”, cada respiración Lo alaba”. Varios comentaristas interpretan: “cada elemento del cosmos, aunque sea tan efímero como una respiración, Lo deben alabar”. No por una orden sino por necesidad, sin alabar al Creador su existencia carece de sentido, su mera presencia dentro de la creación es parte activa de esa alabanza, cada elemento cósmico es una demostración por si misma de la existencia del Eterno. Por la meditación y la contemplación crece el amor del mortal hacia el Omnipotente, pero existe un amor superior, y es ese al que nos estamos refiriendo el amor que no se basa en ningún algún artificio intelectual, ese amor que nace cuando la persona percibe de forma natural al Creador en todos los sitios y particularmente en la Torá. El rey Shlomóconcluye su libro diciendo: “...Teme a tu Creador y guarda Sus Mandamientos porque eso es la esencia del ser humano...” (Kohelet 12:13). A dichas palabras comenta el Even Ezra z”l: “esa es la finalidad de la persona: retornar al Creador con temor”pues como afirma Rashi z”l: “por esas palabras fue creado el ser humano”, por cada Precepto ya que como explica el Rab Iaacob z”l de Lisa: “si siquiera uno sólo faltase, todo quedaría acéfalo”, como una torre hecha con fichas de dominó en que se desea quitar una ficha de la base… ¡todo se caerá! Y así el Rab Iorujam z”lde Mir expresó: “únicamente la persona íntegra es la que cumple verdaderamente con los Preceptos establecidos en la Torá, pues él las considera ciertas y no existe otra posibilidad. Cumplir o cumplir”. Y como dice el Jizkuni z”l: “íntegro tanto en su acción como en su pensamiento, como bien enseño el rey Shlomó: “...En todos tus caminos tenLo presente...” (Mishlé 3:6)”. Pues sin la posibilidad de cumplir con los Preceptos se debe sentir que es imposible vivir. Esa integridad, como expresa el Rab Simjá Bunen Alter z”l de Gur: “constituye la verdadera bendición”. Bendición de estar conciente y saber la misión que la persona tiene en la vida
Posted on: Sun, 04 Aug 2013 20:53:23 +0000

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