PERROS DE LA CALLE Hola, soy Matias Brito, y quizás me conozcan de “Radio La lata” algunas noches por ese dial pirata y algunas mañanas cuando prefiero poner música y hablar cagadas que discutir con mi mujer. Pero hoy quiero hablarles sobre algo que les pega más a unos que a otros, pero nos afecta a todos: el abandono y maltrato a los animales. En octubre del 2010, encontraban me muerto del pedo tratando de volver a la vida en mi cama, cuando mi mujer con otra de sus brillantes ideas, me preguntó si podíamos entrar a un perrito que algún hijo de su putísima madre había abandonado en la cuadra. Ese día hacía un frío de la re mil mierda, y faltaban dos días para el Día de la madre. Se habrán imaginado mi respuesta. No obstante, el perro se quedó, y cuando resucité vi por qué nadie le dio bola. Era un cachorrito mestizo, color marrón, con las costillas a la vista, y la cara y las orejas cubiertas de algún tipo de hongo. Mi hijito se puso a gritar loco de contento: “¡Es mi mascota mamá, es mi mascota! ¡Es lo que yo quería!” Así que hice lo que cualquier santo haría: lo llevé al veterinario, lo vacuné, le compré una pomada, una bolsa de alimento, un collar, una correa, y cuando estuvo bien lo saqué a pasear a ver si me hacía enganchar el muy hijo de puta. Lamentablemente, y como era de esperar, mi mujer no tenía ni más puta idea que el perro no era de sony y que no venía con control remoto. Y yo, descubrí que de amo no tengo nada. Le pusimos “Diablo”, como el perro de El Fantasma, por que yo creía que iba a comer personas a mi orden, pero resultó más bien el perro del Indio. No tuvimos tiempo de educarlo, ni de sacarlo a pasear mas que unas pocas veces, lo único que pude es hacerle escuchar buena música (le gusta el reggae y el blues). Como buen amigo del hombre, cada vez que lo dejábamos salir, se iba a garcharle la perra a mi suegro y a rayarle el auto. Así que lo mantuvimos encerrado en el fondo, pero cada vez que dejamos la ventana abierta, salta y se va a la mierda otra vez, por que obviamente un perro no puede vivir encerrado, es un animal de carrera. Comió Royal Canin toda su vida, así que nunca se enfermó de nada, ni piensa parece, es un duravit. Toma cuatro litros de agua por día sin correr. El pelo se le volvió brillante, y tiene mejores dientes que los míos. Está fibroso, y en la flor de la vida. Pero no podemos hacernos cargo de él por falta de tiempo y espacio. Tiene muy buen carácter, y me doy cuenta que no es tarde para entrenarlo bien. El carnet de vacunas está al día, viene con un arnés y correa de cuero (por que tira), y me quedan seis kilos de alimento. Antes quise que se lo llevara alguien que pudiera darle las condiciones que necesita, pero lo mantuve por recomendación del veterinario como terapia animal para mis chicos (pierden el miedo a los animales, y reciben otra clase de afecto), pero ahora mis hijos son unos perdidos de la generación del botón, tenemos una bebé de un mes, y yo nunca lo banqué, así que si saben de alguien que tenga un hogar o un campito donde El Diablo pueda ser feliz, les agradecería que pasen este emotivo mensaje que me hizo llorar hasta a mí. No quiero abandonarlo, ni estrangularlo, porque aunque los escritores y los asesinos seriales sean prácticamente hermanos, no tengo pala.
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 18:43:26 +0000