Parte 2 El acuario, o la descripción de cómo se veía en - TopicsExpress



          

Parte 2 El acuario, o la descripción de cómo se veía en realidad «la ayuda fra- ternal internacional» a Checoslovaquia en 1968 (en Las notas del libe- rador), nuestra crítica percibía sus obras de manera muy benévola, no haciendo ninguna alusión especial al hecho objetivo de la traición del autor»14. La situación sólo cambiaría radicalmente después de la publi- cación de El rompehielos. Pío Moa nació en 1948 en Vigo (Galicia). En el comienzo de su ca- rrera política fue miembro Partido Comunista de España, para convertirse posteriormente en uno de los activistas de los GRAPO (Grupos de Resis- tencia Antifascista Primero de Octubre), organización radical terrorista de extrema izquierda, creada para luchar contra el régimen franquista. Esto no ha impedido que el escritor español cambiara radicalmente su trayecto- ria política, pasando de posiciones antifranquistas a otras profranquistas. Se puede decir, por tanto, que Moa y Suvórov tienen algunos rasgos en común. Pertenecen a una misma generación y la biografía de cada uno de ellos tendría la marca de la traición, aunque sea de forma diferente. Así, Víctor Suvórov reconoce claramente su culpa, usando además este aspecto en la lucha contra los oponentes de modo original, señalando que no solo él merece reprensiones por ello, sino también que «todo el pueblo soviético era traidor, porque todo el pueblo soviético ha cambiado al go- bierno soviético»15. Por el contrario, Pío Moa está convencido de que na- die puede reprocharle nada. El cambio brusco de sus formas de pensar se explicaría por una evolución política gradual y no por una transformación súbita de paradigmas ideológicos. El propio Moa describe así su trayec- toria vital: «estuve en el PCE y luego en el PCE(r)-GRAPO, de donde fui expulsado por querellas sectarias. Después seguí intentando «reconstruir el partido comunista», hasta que al cabo de varios años llegué a la conclu- sión de que todo aquello era falso»16. La biografía tan «difícil» de estos historiadores, y la gran atención dispensada a ella por parte de sus adversarios ideológicos, se convertía en una de las características fundamentales del debate en ambos casos. Los historiadores españoles hacen hincapié en que «el libro más ven- dido sobre la Guerra Civil está escrito por un antiguo terrorista ultraiz- quierdista..., lo que puede denominarse como una ironía, porque en líneas 14 Журавлев Н. По законам черной парадигмы. (Nikolay Zhuravlev, Por las leyes del paradigma negro). suvorov/critics/001.htm. 15 Хмельницкий Д. Указ. соч. с.139. (Dmitry Khmelnitski, ob. cit., p. 139). 16 Correspondencia personal del autor con Pío Moa. Historia Contemporánea 38: 219-237Pío Moa y Víctor Suvórov: sobre la historia de dos debates 229 generales se trata de la actualización de las tesis franquistas de los tiempos de la guerra y los años de posguerra»17. Entre la opinión pública española también se difundieron apreciaciones muy ambiguas relacionadas con la táctica de izquierdista arrepentido que ha elegido Moa. «Se podría decir que nadie mejor que él para saber sobre las maldades de la izquierda»18. Moa dedica el libro autobiográfico De un tiempo y un país a «la memo- ria de los que han caído en un combate absurdo y por una causa sin sen- tido, pero que con su vida y muerte atestiguan una vez más la condición trágica del ser humano. Espero que mis limitaciones no hayan borrado ni sentimentalizado la huella de esta tragedia ante el lector»19. Sin embargo, muchos dudan de la sinceridad de Moa, ya que hay numerosas sospechas vinculadas a su actividad en los GRAPO, cuya creación ha sido a menudo y hasta la actualidad atribuida a fuerzas radicales de derechas para inten- tar obstaculizar el tránsito a la democracia. También habría sido muy reveladora la reacción frente a los libros de Suvórov. Es importante anotar que desde el principio se dirigió contra Su- vórov de forma personal y no frente a sus numerosos trabajos. «Sobre el autor ha caído una oleada de odio no sólo desde los historiadores sovié- ticos, sino también por parte de las masas soviéticas (y exsoviéticas)»20. Pero ¿cómo es posible caracterizar esta oposición? Los que aceptan a Su- vórov y los que lo rechazan ¿discuten de forma categórica? o, por el con- trario, ¿debaten en torno a la verdad histórica, que sencillamente cada uno percibe a su manera? Los partidarios y adversarios del autor responden a estas preguntas de forma diferente. Los primeros afirman que «solamente desde el exterior las pretensiones de la teoría de Suvórov se ven como discusiones. Como norma, detrás de ellas se esconde un conflicto moral. No se lucha por la verdad histórica, sino por el derecho al orgullo histórico»21. Los segundos aprecian «esta oposición, si es posible expresarlo de esta manera, entre las fuerzas «del bien» y las fuerzas «de la razón»... Las fuerzas «de la razón» (los que se oponen a Suvórov) defienden la explicación científica de los acontecimientos de 1941, que se apoya en los documentos conocidos de 17 Виньяс A. Указ соч. с. 38. (Ángel Viñas, ob cit., p. 38). Correspondencia personal del autor con Paul Preston. 19 Pío Moa, De un tiempo y un país: la izquierda violenta (1968-1978), Madrid, En- cuentro, 2003, p. 9. 20 Хмельницкий Д. Указ. соч. с. 300 (Dmitry Khmelnitski, ob cit., p. 300). 21 Ibídem, p. 300. 18 Historia Contemporánea 38: 219-237230 Dmitry A. Chechkin la guerra. Las fuerzas «del bien»... defienden una teoría políticamente be- neficiosa sobre la culpa de los comunistas en que se produjera la guerra y la derrota del Ejército en los combates del verano de 1941»22. Otro factor común en las discusiones sobre los trabajos de Moa y Su- vórov tiene que ver con la formación de bandos por parte de sus respec- tivos adversarios y partidarios. Por lo demás, es evidente el aislamiento entre ambos, y que los procesos tenían rasgos específicos en España y en Rusia. En apoyo de Moa han salido Stanley Payne, Ricardo de la Cierva, Cé- sar Vidal y algunos otros autores. Sus críticos más activos han sido Al- berto Reig Tapia, Justo Serna, Helen Graham y Paul Preston. En esta lista ya se ve que las disputas alrededor de los libros de Moa han pasado por encima de las fronteras españolas. Pero, como observa Angel Viñas, «hay personas aún peores que Moa. Me parece, que la palma, sin ningún tipo de dudas, se la lleva don José María Zavala, que ha escrito una trilo- gía en que no ha dejado piedra sobre piedra sobre la historia de la Guerra Civil»23. Sería posible encuadrar en la misma categoría a otros historiado- res, como José María Marco y otros autores menos conocidos. La discusión rusa se caracteriza por una fuerte polarización entre los partidarios y los adversarios de Suvórov. La mayoría de los trabajos de ambos bandos apenas mantienen posiciones neutrales. Ha surgido tal si- tuación, cuando «las discusiones sobre los planes de preguerra de Sta- lin, se encuentran automáticamente alrededor de la concepción de Víctor Suvórov. Esto engendra a menudo la ilusión de que Suvórov es el único defensor de su idea, a pesar de que Suvórov no estaba desde el princi- pio estigmatizada. La argumentación de sus adversarios principales (los generales Mahmud Gareev y Yury Gorkov, el coronel A. Mertsalov y L. Mertsalova, Gabriel Gorodetsky, etc.) se ve desmentida no sólo por Víctor Suvórov, sino por los trabajos de Mijaíl Meltjuhov, Vladímir Ne- vezhin, Tatiana Bushueva, Vladímir Danilov, Vladímir Doroshenko, Irina Pavlova y muchos otros»24. De la lista enumerada de historiadores, distinguiremos especialmente a M. Meltjuhov. Su importancia consiste en el hecho de que, en él, «no es posible sospechar simpatías personales a favor de Víctor Suvórov, ni que comparta las opiniones políticas de Suvórov. Meltjuhov ve como un paso 22 23 24 Сorrespondencia personal del autor con A. Isáev. Виньяс А. Указ. соч. с.46. (Ángel Viñas, ob. cit., p. 46). Хмельницкий Д. Указ. соч. сс.240-241.(Dmitry Khmelnitski, ob cit., pp. 240-241). Historia Contemporánea 38: 219-237Pío Moa y Víctor Suvórov: sobre la historia de dos debates 231 completamente razonable la preparación del ataque contra Europa, lo que Suvórov considera como un crimen»25. En segundo lugar, el historiador profesional Meltjuhov pertenece precisamente a una rara categoría de in- vestigadores que aunque critican furiosamente la metodología de Suvórov, apoyan algunas de sus concepciones y conclusiones. Se puede mencionar entre ellos a Vladímir Nevezhin y otros pocos autores más. Sin embargo, la mayor parte de los participantes en la discusión se agrupan en dos ti- pos de publicaciones de carácter histórico-militar, atendiendo a su rela- ción con los problemas discutidos: «La verdad de Víctor Suvórov» y «La mentira de Víctor Suvórov». Han aparecido en total tres «Verdades» y dos «Mentiras». Con algunos años de diferencia entre sí se publicaron en España y Ru- sia dos trabajos fundamentales. El primer libro ha salido bajo el título Anti Moa. La subversión neofranquista de la Historia de España. El autor, A. Reig Tapia, «se ha acercado al fenómeno de Moa desde la politología, al fenómeno político... y a un fenómeno, que representa algo en la socie- dad. Ha realizado lo que no ha hecho hasta ahora ningún historiador... analiza a Moa en su calidad de fenómeno que refleja la parte de la opinión pública española que no se ha reconciliado con las investigaciones cien- tíficas de la Guerra Civil»26. El autor del segundo libro, Antisuvórov. La gran mentira del pequeño hombrecillo, A. Isáev, «analiza los hechos y las citas aportados por V. Suvórov, su veracidad y su interpretación». Tam- bién «expone la opinión de la moderna ciencia histórica sobre las cau- sas de los fracasos de la URSS en el período inicial de la guerra y da cuenta de la aplicación de los distintos tipos de pertrechos»27. Es interesante advertir que en el primer caso el apellido criticado se escribe con un espacio en blanco y mayúscula inicial (Anti Moa). En cam- bio, en el segundo caso se presenta el título unido al apellido que aparece escrito con minúscula inicial (Antisuvórov). Este aspecto da muestra la posición de los autores respecto de aquellos personajes a que se refieren sus libros. ¿Puede, sin embargo, ser objetivo un trabajo que se titula con el prefijo «anti»? La pregunta parece muy retórica, pero el planteamiento en sí mismo revela un aspecto muy importante de la discusión que se ha planteado. Resulta, pues, que los adversarios de Moa y Suvórov, que les reprochan utilizar una metodología no historiográfica, adolecen de la 25 26 27 Ibídem, p. 242. Виньяс А. Указ. соч. с.45. (Ángel Viñas, ob. cit., p. 45). Исаев А Указ. соч. с.3. (Aleksey Isáev, ob cit., p. 3). Historia Contemporánea 38: 219-237232 Dmitry A. Chechkin misma característica en medio de la oposición ideológica que caracteriza al debate. Se podría plantear otra cuestión importante. ¿Se puede suponer que las ideas expresadas por Moa y Suvórov son radicalmente incorrectas de modo que hasta ellos mismos tienen la intención de alterar voluntaria- mente la realidad histórica? En tal sentido, ¿Sería posible ver en la activi- dad de ambos autores aspectos positivos, vinculados a que ellos iniciaron un debate en el que más tarde han tomado parte los historiadores profe- sionales? Dirigimos esta pregunta nada fácil a los autores de los libros Anti Moa y Antisuvórov. He aquí las respuestas que elaboraron, tomadas de la correspondencia personal con el autor de este artículo. A. Reig Tapia escribe: «Nada, nada de la obra de Pío Moa, me parece aprovechable y su influencia en la subcultura de masas absolutamente negativa por cuanto se limita a decir lo ya dicho y sabido pero con más fundamento que él por muchos historiadores que desconoce o ni siquiera cita, o son simples ma- nipulaciones y tergiversaciones de problemas complejos que utiliza de forma absolutamente maniquea». Por su parte, A. Isaev responde: «No estoy conforme con ello en absoluto. 1941 representaba un traumatismo histórico, patrimonio del ejército soviético, de manera que en todos los tiempos había sido prestada atención especial a su estudio. En la época de Kruschev, por ejemplo, habría habido un autor escandaloso como Ne- krich. Así que, aún sin V. Suvórov, habría habido en 1990 publicaciones de documentos sobre 1941. La publicación de esos documentos había co- menzado antes de la edición de El rompehielos»28. Resulta bastante extraño escuchar tales apreciaciones. En efecto, si no se hubieran publicado las obras de Moa y Suvórov, respuestas bien argu- mentadas como «Anti Moa» o «Antisuvórov» y otros libros de ese estilo nunca se hubieran elaborado. ¿Es posible considerar como meritorios los trabajos de Moa y Suvó- rov porque representan una de las direcciones en la investigación del tema de la Guerra Civil en España y el comienzo de la Gran Guerra Patria en Rusia? ¿Es posible decir que, habiendo conocido sus obras, y los trabajos opuestos a ellos, cada lector podría formar su propio punto de vista, ba- sado en la aurea mediocritas? En estas condiciones, cuando los debates versan acerca de determinados acontecimientos tan discutibles y poliédri- cos, esto parece extremadamente esencial e importante. 28 Correspondencia personal del autor con A. Isáev. Historia Contemporánea 38: 219-237Pío Moa y Víctor Suvórov: sobre la historia de dos debates 233 Además, en España el pico de la popularidad de Pío Moa se produ- cía en un momento muy especial, cuando empezaba a tomar fuerza el movimiento para la recuperación de la Memoria histórica. En aquel mo- mento el pensamiento de extrema derecha necesitaba afirmar en España dos cosas muy contradictorias: primero, que los sublevados en julio de 1936 no organizaron represiones sangrientas contra los republicanos, y segundo, que estos últimos habrían merecido padecer todas aquellas ma- nifestaciones de horrible represión que se produjeron realmente en Es- paña. Además, en aquel momento el país estaba dirigido por un grupo de centro-derecha del Partido Popular (PP) con José María Aznar a la cabeza que quería justificar el tránsito desde las posiciones centristas de 1996 a las derechistas del año 2000. Como observa A. Reig Tapia: «a partir del año 2000 la historia empezó a ser secuestrada y manipulada al servicio de determinados intereses políticos. Bajo el firme liderazgo de Aznar tras conquistar la mayoría absoluta, la derecha española más extremosa pudo empezar a olvidar las interesadas loas a Azaña de su líder y los recurrentes cantos al liberalismo y a la moderación que habían sido necesarios para la conquista del centro, fuera del cual no se ganan elecciones en los países desarrollados»29. Más tarde, a finales de 2007, bajo el gobierno de centro-izquierda del Partido Socialista Obrero Español, el Parlamento aprobó La Ley de Memoria Histórica, que en esencia consiste en el reconocimiento y la rehabilitación de las víctimas de la Guerra Civil y del régimen fran- quista. Además de esto, eran tomadas otras medidas como, por ejemplo, la prohibición del uso de los símbolos del régimen franquista en los lu- gares públicos y en los edificios. Desde este momento el franquismo era oficialmente condenado en España. La ley provocó indignación por parte del PP y de la derecha, que ponían el acento en que «abría viejas heri- das» del país. En una entrevista a Radio Liberty Moa comentó así esta ley: «En nin- gún estado democrático del mundo el poder legislativo establece lo que debe pensar la población sobre la historia del país, ni quien en esa historia fue un héroe «positivo» o quien fue un personaje «negativo». Este método es característico sólo de los regímenes totalitarios, como, por ejemplo, la antigua Unión Soviética y la Cuba actual. «La Ley de Memoria Histórica» 29 El País, 26.07.06. Historia Contemporánea 38: 219-237234 Dmitry A. Chechkin aprobada en España tiene ese aludido carácter totalitario y se funda ade- más en una interpretación falsa de la Historia»30. El hecho de que a comienzos de los años 90 se hicieran populares los libros de Víctor Suvórov resulta inseparable de lo ocurrido en Rusia durante esa etapa histórica. Con la descomposición de la Unión Sovié- tica, «algunas antiguas repúblicas de la URSS no celebraron el aniver- sario de la Victoria e intentaban a menudo dar versiones muy cuestio- nables de la historia»31. Pero dentro de Rusia las fuerzas políticas más influyentes tienen un posicionamiento común acerca del comienzo y las causas de la Gran Guerra Patria. La opinión pública rusa está mucho menos dividida por estos problemas que en España, estando apoyadas las ideas de Suvórov apenas por una parte bastante pequeña de la pobla- ción. El 15 de mayo de 2009 entró en vigor el decreto del presidente de la Federación Rusa «Sobre la Comisión al Presidente de la Federación Rusa ante la resistencia a las tentativas de la falsificación de la Historia en de- trimento de los intereses de Rusia». El objetivo del decreto está determi- nado por razones como: «la generalización y el análisis de la información sobre la falsificación de los hechos y acontecimientos históricos dirigida al menoscabo del prestigio internacional de la Federación Rusa, y la pre- paración de informes correspondientes al Presidente de la Federación Rusa; elaboración de la estrategia de resistencia a las tentativas de falsifi- cación de los hechos y acontecimientos históricos, emprendida con objeto de causar daño a los intereses de Rusia»32. Víctor Suvórov ha comentado así la creación de esa comisión: «A ve- ces me dicen: «Eres un falsificador de la Historia». Yo respondo: «Ciuda- danos, compañeros, señores... o como quieran denominarse. ¿Que quiere decir «falsificar»? ¿Dónde se encuentra esa llamada «Historia»? Noso- tros escribiremos la Historia. En ese caso si cambiara algo allí, entonces, por favor, acúsenme... La comisión sobre la desfiguración de la Histo- ria existe, pero la Historia como tal no existe. Por eso, ciudadanos, no me llamen falsificador. Después de que sea escrita esa Historia, si dijera allí 30 Моа П. Интервью «Радио Свобода». Почему в Испании думают о прошлом- новый Закон об исторической памяти. (Pío Moa, entrevista Radio Liberty, Por qué en España piensan sobre el pasado: una nueva ley de la memoria histórica). svobodanews.ru/content/Transcript/468585.html. 31 Коммерсантъ, No88 (4143), 20.05.2009. (Kommessant, No 88 (4143), 20.05.2009). 32 Российская газета, 20.05.09 (Rossiiskaia gazeta, 20.05.09). Historia Contemporánea 38: 219-237Pío Moa y Víctor Suvórov: sobre la historia de dos debates 235 algo que no fuera cierto, pueden calificarme con cualquiera de esos térmi- nos, pero no ahora»33. Es necesario examinar los casos de P. Moa y V. Suvórov a través del prisma de los acontecimientos políticos esenciales que los caracterizan en sus respectivos países. En España el problema se refiere, ante todo, a di- visiones políticas internas; en Rusia, en cambio, la atención principal se centra en cuestiones de política exterior. El rasgo principal de Moa es que sus obras son muy ambiguas. Por ejemplo, los libros relativos a 1931-1936 difieren mucho de sus trabajos dedicados a 1936-1945, que se pueden calificar como profranquistas. De ese modo, sí se advierte una cierta trayectoria intelectual y un desarrollo en las ideas que expresa. En cuanto a Suvórov, distinguiremos los siguientes rasgos en su acti- vidad. En primer lugar, los trabajos del autor se caracterizan menos por el problema estudiado que por su enfoque que se vincula mucho al método utilizado para probar sus ideas. Tratando de demostrar sus argumentos, se dirige a menudo hacia una serie de cuestiones que están poco vinculadas entre sí o no tienen ninguna relación con el tema investigado. En segundo lugar, es evidente que sus obras publicadas a lo largo de varios años se distinguen poco unas de otras, en clara contraposición con su vis-à-vis es- pañol. En Suvórov no se advierte, por lo tanto, una evolución intelectual, ya que en el curso de muchos años ha escrito sobre lo mismo. Un aspecto significativo del retrato de los dos autores sería el de cómo se refiere cada uno de ellos a las ideas del otro. Moa ha caracteri- zado así su relación con el autor ruso: «Apenas conocía algo de Suvórov. Leí algo sobre él cuando escribí Años de hierro, un libro sobre España y la II Guerra Mundial, y, sin citar su nombre, pues me refería superficial- mente al asunto, escribí acerca de la superioridad soviética en tanques, tropas y diverso material de guerra en 194134...Con estos datos, varios estudiosos rusos han afirmado que el ataque de Hitler, en realidad, sólo se habría anticipado al de Stalin, pues éste preparaba a su vez una ofen- siva total contra Alemania. Desde luego, ninguno de los dos socios del pacto germano-soviético tenía intención de cumplirlo largo tiempo, pero 33 Суворов В. Б. Интервью «Радио Свобода». Наша история-это взорванный по пьянке атомный реактор. (Víctor Suvórov, entrevista Radio Liberty, Nuestra historia es un reactor nuclear explosionado por una borrachera). suvorov/articles/ i002.htm. 34 Correspondencia personal del autor con Pío Moa. Historia Contemporánea 38: 219-237236 Dmitry A. Chechkin no es probable que Stalin pensase en atacar por entonces a Alemania. La excelencia demostrada por el ejército alemán convertía aquello en una ta- rea muy ardua y, por otra parte, aunque el líder soviético conocía las am- biciones de Hitler sobre Rusia, no había razón aparente para temerlas en aquella coyuntura... Seguramente Stalin había deseado y esperado que Alemania, Francia e Inglaterra se hubieran desangrado mucho más en la lucha, y el inverosímil éxito alemán en el Oeste no dejaría de inquietarle. Pero sabía que Hitler recibía a través de la URSS mercancías indispensa- bles para su esfuerzo bélico y necesidades civiles, neutralizando el blo- queo británico del Atlántico. Parecía poco creíble que Alemania quisiera perder esas ventajas antes de terminar con Inglaterra. Por ello Stalin juz- gaba los informes sobre la próxima agresión hitleriana como provocacio- nes de Londres»35. En alguna de sus obras (por ejemplo, en La elección) Víctor Suvórov ha aludido a acontecimientos de la Guerra Civil en España. Sin embargo, las menciones de este autor al respecto son insignificantes, y sirven, más bien, como parte del escenario que muestra la situación de la preguerra en la Unión Soviética. Los aspectos escogidos para el análisis sobre la actividad de P. Moa y V. Suvórov son muy elocuentes tanto para el caso de España como el de Rusia. Se han desarrollado alrededor de debates significativos, pero muy discutibles, en que han tomado parte tanto los historiadores profesionales como personas ajenas a los círculos académicos. Por un lado, esto ha lle- vado a la popularización considerable de los debates, lo que es, sin duda, positivo. Pero por otro lado, también ha conducido a la politización del tema, lo que dista de ser adecuado. Para probar sus argumentos, la atención más detallada en este artículo se ha centrado en los trabajos fundamentales de ambos autores: Los mitos de la Guerra Civil y El rompehielos. Así se ha hecho porque estas obras han tenido la mayor resonancia pública y han recibido la crítica científica más relevante. Y ello en contraste con otras obras consideradas de carác- ter más mediocre, o que no han tenido esa repercusión. Ya se ha comen- tado arriba sobre la crítica oportuna y útil a ambas obras. Pero habría que señalar, por ejemplo, que recientemente se ha publicado en Rusia un libro titulado El rompehielos-2, siendo su autor V. Surovov (lean, por favor, con 35 Pío Moa, Años de hierro: España en la posguerra, 1939-1945, La Esfera de los Li- bros, 2007, p. 323. Historia Contemporánea 38: 219-237Pío Moa y Víctor Suvórov: sobre la historia de dos debates 237 más atención el apellido). En esta obra, y partiendo de las cuestiones for- males hasta acabar en el contenido, se presentaba una parodia del trabajo de Suvórov. Véase aquí el fragmento de una anotación: «Ante una lectura «no fantástica» del libro El rompehielos, de V. Suvórov (V. Rezun), surge una multitud de pequeñas preguntas que poco a poco se agrupan en dos grandes cuestiones. ¿Primera: quien ha comenzado, a pesar de todo, la Se- gunda Guerra Mundial? ¿Segunda: por qué el autor de El rompehielos, hablando de una forma benevolente, desinforma al lector? Se puede en- contrar la respuesta a la primera pregunta en el libro propuesto a su aten- ción. La respuesta a la segunda cuestión se halla a lo largo de todo el libro El rompehielos-2»36. En España Enrique Moradiellos ha escrito un trabajo muy ambiva- lente, de gran calidad. Este libro paródico de la obra de Moa se tituló 1936. Los mitos de la Guerra Civil. El propio Moa lo ha comentado de esta forma: «me alegra mucho que un colega venda libros utilizando mi nombre. No me molesta que me llame mentiroso, ya que ello parece que indica disposición a polemizar. Lo que me molesta es que luego no in- tente rebatir ninguna de mis supuestas mentiras. Eso se llama publicidad engañosa»37. En cualquier caso, los dos últimos ejemplos muestran una vez más que la reacción ante las obras de Moa y Suvórov se distingue de muchos otros debates históricos que siguen las normas disciplinares de la historio- grafía. No se puede dar la falsa idea de que tales discusiones son caracte- rísticas solamente de Rusia y España. Se puede encontrar a los auto-pro- clamados historiadores-revisionistas (o representantes de la pop-history como les llaman sus adversarios más eminentes) en muchos otros países. Por ejemplo, en Inglaterra, se podría citar el caso de David Irving, cono- cido negador del Holocausto, entre muchos otros. Con todo lo expuesto, y tras analizar la actividad de Moa y Suvórov, se puede conocer mejor a cada uno de ambos autores, de modo que sus obras hablan mucho res- pecto de cierta proximidad histórica entre España y Rusia a lo largo del siglo XX. 36 Суровов В. Ледокол-2, Современная школа, М., 2008. (Víctor Surovov, El rompehielos-2, Moscú, Sovremennaia shkola, 2008). 37 José Luis Hernández Huerta y María Martín González, «Charla con Pío Moa», Foro de Educación, 2004, n.o 4, Salamanca, p. 98 (forodeeducacion. com/numero 4/011.pdf). Historia Contemporánea 38: 219-237
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 22:09:48 +0000

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