Pensemos que nuestro cuerpo denso -tan maravilloso instrumento de - TopicsExpress



          

Pensemos que nuestro cuerpo denso -tan maravilloso instrumento de este trabajo de la vida y de la evolución- procede de la tierra y a la tierra ha de regresar, cada cosa regresa a su origen; que hay un tubo dentro de nosotros que toma el elemento de la tierra como nutrición, y las cenizas regresan a la tierra para hacerla prolífica y permitir la mutación constante de los elementos; vean ese primer círculo maravilloso. En la ciencia esotérica no se habla de figuración, ni de conceptos intelectuales, sino de realidades naturales. Nosotros tomamos nuestro alimento por la boca, el organismo asimila las energías que le es dable y las sales que puede asimilar, y el resto de las cenizas regresan de nuevo a la madre tierra, para hacerla prolífica. Por eso dice la Kabalah que la naturaleza se alimenta de sus propias escorias, esto es puramente científico. Dónde está esa magnitud del hombre, que puede vivir sin elemento constitutivo de la madre tierra?. En parte alguna. Por eso tenemos que aprender a amar a la naturaleza en todas sus maravillosas funciones. Esta función no más, es de una naturaleza tan grande, tan admirable y extraordinaria, que deberíamos vivir absortos ante ese hecho maravilloso de la vida. ¿Qué sabemos nosotros de las mutaciones inferiores, de ese alimento que ingerimos -que se convierte en sangre, que se convierte en neurona, que se convierte en músculo, que se convierte en calor y en energía- para que el Ego pueda derivar experiencia en este mundo de tres dimensiones?. Esto sería suficiente para que los hombres no preguntaran nunca más, si existe o no Dios. Qué es eso?. Hay algún laboratorio hecho por los hombres que pueda convertir los alimentos en sangre, en nervios, en neuronas, en esqueleto?. No!. Es el poder del Ego Interno inmerso en el Alma del Mundo. Esa es la primera vuelta, un pequeño círculo nada más, el círculo más denso, podríamos decir. Aquí tenemos la boca y aquí tenemos su contraparte (zona excretora); ahí tenemos otra función maravillosa de la asimilación, que debe permitir al hombre consciente contemplar la divinidad de los seres y de las cosas, como función Cósmica en la naturaleza de todos los seres -y más importante para nosotros, en el hombre- sin eso no podemos subsistir, es indispensable. Vivimos de la madre tierra, tomamos el alimento de su vientre y de su seno, y vuelven a ella sus residuos para hacerla prolífica y cambiar, mutar las substancias; es algo verdaderamente maravilloso. Ahora veamos la segunda estancia, el Aliento. El Aliento de la Vida Universal que la ciencia llama oxígeno, que es absolutamente indispensable que ese Aliento penetre en nuestra naturaleza a través de los pulmones, vaya al corazón, y de allí a todos los hematíes o glóbulos rojos de la sangre para darles movilidad, reacción, y posibilidad de rehacer todas y cada una de las células progresivamente para la existencia de la forma en esta vida. Ese es el Aliento de la Vida. La Biblia, que fue tomada de los caldeos y de la Kabalah, dice: Y Jehovah-Dios alentó en la nariz del hombre el Fuego de la Vida, y éste fue anima viviente; evidentemente allí está la esencia de la vida. Entonces, quienes no entienden esas cosas creen que respirando violentamente -como si fuésemos un fuelle o un caballo de trote- aumentaríamos nuestra espiritualidad; eso es una equivocación en grado sumo. Pero si nos hacemos conscientes para que con cada Aliento que penetre en nuestro Ser, vaya una bella imagen de amor, de belleza, de armonía y de encanto, entonces sí estamos elaborando un aura prodigiosa. Pero, esencialmente a través del Aliento ingerimos sentimientos o pensamientos de odio, de envidia, de temor y de celos, y entonces aquello envenena toda la naturaleza interna de nuestro de Ser, y vienen secuencialmente enfermedades y desequilibrios de todo orden. Hay que respirar espiritualmente, es decir, idealmente, porque cada imagen va a través de ese Aliento a fijarse en la hondura de nuestro Ser. Es algo maravilloso, ninguna impresión que hayamos recibido se olvida jamás, está ya en la esfera interna del ser psíquico; se olvida para la mente concreta, pero no para las esferas profundas del ser psíquico, llamado el subconsciente. Y por eso, a través de la evolución podemos recordar de nuevo o reivindicar aquellas experiencias para actualizarlas en verdadera consciencia. Pero cada uno de estos sellos (*) -y éste sería el segundo movimiento circular- en que también sucede, que el anhídrido carbónico que se elabora por oxidación de los elementos dentro de nuestro organismo, va a alimentar el reino vegetal; así que hay una mutación constante entre la naturaleza del hombre, la del medio ambiente y la del Cosmos; este es el segundo movimiento. Ahora viene el tercer movimiento, mucho más sutil, más ideal, mucho más grande, si lo sabemos aprovechar. Es la visión objetiva de los seres y de las cosas, que nos permite a nosotros contemplar en las imágenes toda movilidad de la naturaleza, para descubrir en ella la actividad permanente del Espíritu. Debemos percibir la esencia del Espíritu -como dicen las Reglas de los Rosacruces- en el gusano que se mueve, en la mariposa que vuela, en el árbol que crece. Hemos pensado alguna vez en la maravilla del árbol?. ¿Hemos pensado que de una semilla insignificante aparece un árbol gigante, y que de una semilla se multiplican ramas, flores, hojas, frutos, esencias y multitud de semillas más para poblar la tierra?. ¡Y la gente buscando milagros en la parte externa, en los cartones, en las piedras, en los ídolos de barro inerte y pasivo!... ¡Hasta dónde ha descendido la consciencia del hombre con esas religiones ortodoxas, que han cristalizado la sensibilidad de la naturaleza espiritual del hombre!. Allí está la imagen, la imagen que nos permite por contraste establecer conocimientos y diferencias de todo orden. Cuándo hemos meditado en lo maravillosa que es la fuerza del contraste?. Somos millones de seres humanos, todos tenemos un rostro, un par de ojos, un par de oídos, orejas, una boca, una nariz… y no nos parecemos absolutamente el uno al otro; cada uno tiene una expresión, porque cada quien tiene una naturaleza de su Alma y una Egoencia específica. Todos somos distintos, análogos sí, pero distintos realmente; allí se sucede la presencia de las fuerzas interiores que van modelando la estructura del ser físico, para expresar sus divinos poderes. Y después de esa imagen -que podría tener naturalmente un proceso de análisis profundo- llevarlo al conocimiento del arte, de la pintura, de la escultura y de tantas cosas más. Hemos de pasar al oído, un sentido más fino todavía. Para gustar un alimento es indispensable ponerlo en nuestra boca. Para percibir a través de la olfacción, es necesario acercarnos a tomar el olor de las sustancias que se desprenden de los cuerpos, porque constantemente se hace por el calor solar. Para ver, debemos tener un más amplio campo de acción. En cambio para oír, no importa la dirección en que estemos colocados, porque ese centro es el más augusto de todos. Lo primero que hace un niño en su evolución formal es oír, y lo último que hace el ser humano antes de abandonar su corteza es oír. Por eso es muy grave hablar cerca de enfermos -que están para cambiar su situación- de cosas negativas, es altamente perjudicial; debiera hablarse solamente de algo bello. Pero la gente inconsciente dice, está escuálido, está horrible, ya no respira, está muerto... y el pobre enfermo escuchando esas cosas de la gente. Eso es algo verdaderamente lamentable la falta de conocimiento, la falta de responsabilidad en nuestros actos. Si cuando estamos ya terminando nuestra vida alguien hablara de bellezas o nos permitieran escuchar música selecta y armoniosa, qué bien harían al proceso de desencarnación de la entidad humana, porque todavía está oyendo, ya no puede mover sus nervios, ni sus músculos, ya su Ego se ha separado bastante -pero el oído persiste aún- es de suma importancia aquello. Después llegamos a corrientes cada vez más finas: Aquí tenemos la visión, el mundo de las imágenes; aquí tenemos la audición, el mundo de los sonidos. Pero ahora tenemos cualidades mucho más sutiles, tenemos la fuerza de la Imaginación Creadora que empieza a tocar los mundos del Espíritu; es el espejo mágico, el espejo Ustorio de los kabalistas, y si a esa Imaginación maravillosa logramos unir la sensibilidad estética, entonces el hombre está realmente haciendo contacto con el Alma del Mundo; son cualidades asombrosas verdaderamente, Imaginación y Sensibilidad. Creo que en el estado actual de la evolución estas dos cualidades serían suficientes para hacer del hombre un superhombre, si fueran debidamente utilizadas, la Imaginación y la Sensibilidad. Todos los días me doy cuenta de cosas tan maravillosas, acerca de estas dos cualidades del Alma. Les advierto algo esencial, real y positivo -hijo no solamente de la observación sino de la experiencia también- a través de la Sensibilidad y la Imaginación consciente, podemos hacer mucho bien a los seres, mucho bien a los seres que sufren física, psíquica o intelectualmente, porque aquella condición moral de esa dualidad, penetra en el Alma de nuestros congéneres, no importa la distancia; esa experiencia es maravillosa, extraordinaria. (Por ejemplo, amigos que viven en España, y con una imagen y un sentido noble, sucede que viene una carta fraternal y cariñosa). Solamente en el campo de la experiencia y de la observación, es que la distancia para las funciones psíquico-imaginales del hombre no existen en modo alguno. Después más arriba tenemos el mundo de la Consciencia, el mundo de la consciencia que es el mundo de la fijación de los conocimientos exactos y rigurosos. Por eso el hombre debe ser filaleteo, devoto exacto de la verdad sin restricciones de ningún género; eso es algo maravilloso. I.R.R.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 03:02:09 +0000

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