Plazademayo evaluó y discutió lo sucedido con la publicación de - TopicsExpress



          

Plazademayo evaluó y discutió lo sucedido con la publicación de la nota “La ruta negra de la plata de Luís D´Elía”. Las conclusiones. El periodismo está atravesando tiempos difíciles. El hermetismo gubernamental a brindar datos públicos forma parte de un proceso más complejo para producir una unívoca versión del relato. La disputa de la información se ha mudado del terreno de la veracidad al de la creencia. El primero de estos ámbitos se rige por el cumplimiento de determinados procedimientos profesionales vinculados a la presentación de datos documentales, testimonios fundamentados, y argumentos que sigan una línea lógica. El segundo está impregnado del factor sensacional, del golpe de efecto, de la persuasión emotiva. Tanto el público como buena parte de los profesionales de medios hemos naturalizado ese movimiento, sin caer en la cuenta de la pérdida fundamental que eso significa. Valoramos una información de acuerdo al medio o al periodista que la da a conocer, perdiendo de vista qué elementos se ponen en juego para validar si el hecho en cuestión efectivamente ocurrió o no. Y con esto quedamos presos de un maniqueísmo en que se juega a “ganar o perder” la credibilidad de una noticia. Lo ocurrido a raíz de la investigación publicada en Plazademayo sobre empresas de transporte de combustible vinculadas a Luis D’Elía es un buen ejemplo de esto. Como aquí se publicó originalmente dicha información, creemos pertinente abrir por este mismo medio el debate. La investigación, que surgió a partir de una denuncia, llevó meses. Nos encargamos de recolectar cada documento que demostraba la existencia de la empresa en cuestión, su negocio con el estado, los antecedentes de sus titulares, la incompatibilidad de su función pública con sus vínculos comerciales, la insolvencia monetaria de quienes ostentaban una ganancia mensual millonaria. Toda la información no solo es oficial, sino además pública en su mayor parte. Mario Codarin fue convocado a dar su versión de los hechos y su relato coincidió en cada detalle con los datos antes obtenidos. “El arrepentido” se había decidido a hacer público su testimonio y su participación nos pareció tan valiosa que no podíamos hacer otra cosa que incluirla. Sin embargo, olvidamos una cuestión fundamental: Mario Codarin fue partícipe de un delito, fue socio de su denunciado, y como tal, debimos atender a esa vieja premisa periodística del “desconfiá de todo que no te equivocarás”. Publicamos la noticia, tomando una decisión editorial equivocada. A pesar de que contábamos con un material documental contundente, modificamos el eje de la nota, dándole al testimonio de Codarin un protagonismo que implicó arriesgar todo el trabajo previo. Si bien él estaba acotado en su accionar ya que la información que obraba en nuestro poder no le permitía “vendernos pescado podrido”, esta decisión nos dejó vulnerables ante una lucha política feroz que se parece más a una guerra entre barrasbravas que al usual debate democrático. Sin que esto implique la imposibilidad de una autocrítica, es muy preocupante que un dirigente social, al tomar conocimiento de que había una abundante información en su contra, haya logrado hacer creer a la opinión pública que nos plantó un testigo. Más preocupante es que esto no tenga consecuencias. Esto forma parte de un escenario atípico en que estamos viviendo. Una investigación pormenorizada fue borrada de un plumazo mediante un ardid mediático cuyo fin no era otro que reducir los daños con un golpe de efecto. Y lo logró. Volveremos a poner los datos sobre la mesa, cosa que deberíamos haber hecho desde un principio. - See more at: plazademayo/2013/07/autocritica/#sthash.NMvuRT2U.dpuf
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 21:30:45 +0000

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