Por: Francisco Santos Calderón Colombia ha vivido de espaldas - TopicsExpress



          

Por: Francisco Santos Calderón Colombia ha vivido de espaldas al mar. Más de un millón de kilómetros de soberanía que nunca ejercimos en toda sus dimensiones. Hoy como nación nos enfrentamos al despojo de una parte de ese mar por el fallo de la Corte Internacional de Justicia y quizás como único saldo positivo deja una discusión nacional sobre nuestro mar y que hacer con él. El actual gobierno con poco tino y menos éxito, da bandazos y pierde una oportunidad de oro para guiar una discusión sobre soberanía, fronteras y mar. Peor aún, la falta de comunicación y de una línea clara frente al fallo (dice que no rechaza pero que no lo acepta) deja a los isleños desconcertados y abre la puerta a un discurso radical muy peligroso. Se nota que el gobierno no conoce la isla, su espíritu y su historia. No entiende la profunda herida que hoy hay allí por ese fallo y el dolor y la indignación que tienen los isleños. Habría que explicarle, a ver si entienden, que es como como lo que sucedió en Tibú donde dejó crecer un problema y hoy tiene la región del Catatumbo en llamas. Con una pequeña diferencia y es que San Andrés le da a Colombia 350 mil kilómetros cuadrados de soberanía marítima. Sí, las becas y los subsidios sirven. Pero son insuficientes. Se necesita liderazgo claro y ya sabemos que eso en el gobierno no lo hay. Ni en el Presidente ni en sus ministros. A los isleños, a los raizales y a los continentales les tocará seguir navegando ese mar de incertidumbre que deja como resultado un sentimiento de orfandad en la isla y sus habitantes. Esa orfandad hoy alimenta un discurso que tiene un pequeño sector de la isla pero que es muy contagioso: el de la independencia. Escribo esta columna desde San Andrés. Y me ha tocado escuchar a los líderes del grupo Amen, antes Sons of the Soil o hijos de la tierra, hablar de colonialismo y de soberanía para la isla. La herida abierta del fallo es campo fértil para este discurso facilista. El Presidente Santos con su actitud dubitativa puede acabar como el Presidente José Manuel Marroquín que recibió un país y entregó dos, fue quien perdió a Panamá. El gobierno anterior invirtió como nunca en la historia de este país recursos en la isla. Hoy es insuficiente. Al discurso y a la inversión económica y social que se necesita hay que agregarle ahora la dimensión estratégica y militar. Que arranca por no aceptar ni reconocer el fallo y trasladar los recursos necesarios para ejercer soberanía en el área. Corbetas, fragatas, lanchas rápidas y radares deben ser hoy el propósito fundamental de la armada. En cada cayo se debe tener el equipamiento para ejercer soberanía. Y en las dos principales islas las bases navales más importantes del país. Hay mucho otro por hacer. El estatuto raizal. La policía raizal y un plan de reubicación de continentales para disminuir la presión poblacional en la isla. Hay que invertir en educación y desarrollar un plan para que toda la isla sea bilingüe en especial los funcionarios públicos. Pero primero es lo primero: no perder un centímetro de soberanía y acabar con ese sentimiento de despojo y de soledad que hoy sienten los isleños. San Andrés necesita una voz clara y firme. Tocará esperar. Por: Francisco Santos Calderón Colombia ha vivido de espaldas al mar. Más de un millón de kilómetros de soberanía que nunca ejercimos en toda sus dimensiones. Hoy como nación nos enfrentamos al despojo de una parte de ese mar por el fallo de la Corte Internacional de Justicia y quizás como único saldo positivo deja una discusión nacional sobre nuestro mar y que hacer con él. El actual gobierno con poco tino y menos éxito, da bandazos y pierde una oportunidad de oro para guiar una discusión sobre soberanía, fronteras y mar. Peor aún, la falta de comunicación y de una línea clara frente al fallo (dice que no rechaza pero que no lo acepta) deja a los isleños desconcertados y abre la puerta a un discurso radical muy peligroso. Se nota que el gobierno no conoce la isla, su espíritu y su historia. No entiende la profunda herida que hoy hay allí por ese fallo y el dolor y la indignación que tienen los isleños. Habría que explicarle, a ver si entienden, que es como como lo que sucedió en Tibú donde dejó crecer un problema y hoy tiene la región del Catatumbo en llamas. Con una pequeña diferencia y es que San Andrés le da a Colombia 350 mil kilómetros cuadrados de soberanía marítima. Sí, las becas y los subsidios sirven. Pero son insuficientes. Se necesita liderazgo claro y ya sabemos que eso en el gobierno no lo hay. Ni en el Presidente ni en sus ministros. A los isleños, a los raizales y a los continentales les tocará seguir navegando ese mar de incertidumbre que deja como resultado un sentimiento de orfandad en la isla y sus habitantes. Esa orfandad hoy alimenta un discurso que tiene un pequeño sector de la isla pero que es muy contagioso: el de la independencia. Escribo esta columna desde San Andrés. Y me ha tocado escuchar a los líderes del grupo Amen, antes Sons of the Soil o hijos de la tierra, hablar de colonialismo y de soberanía para la isla. La herida abierta del fallo es campo fértil para este discurso facilista. El Presidente Santos con su actitud dubitativa puede acabar como el Presidente José Manuel Marroquín que recibió un país y entregó dos, fue quien perdió a Panamá. El gobierno anterior invirtió como nunca en la historia de este país recursos en la isla. Hoy es insuficiente. Al discurso y a la inversión económica y social que se necesita hay que agregarle ahora la dimensión estratégica y militar. Que arranca por no aceptar ni reconocer el fallo y trasladar los recursos necesarios para ejercer soberanía en el área. Corbetas, fragatas, lanchas rápidas y radares deben ser hoy el propósito fundamental de la armada. En cada cayo se debe tener el equipamiento para ejercer soberanía. Y en las dos principales islas las bases navales más importantes del país. Hay mucho otro por hacer. El estatuto raizal. La policía raizal y un plan de reubicación de continentales para disminuir la presión poblacional en la isla. Hay que invertir en educación y desarrollar un plan para que toda la isla sea bilingüe en especial los funcionarios públicos. Pero primero es lo primero: no perder un centímetro de soberanía y acabar con ese sentimiento de despojo y de soledad que hoy sienten los isleños. San Andrés necesita una voz clara y firme. Tocará esperar. FUENTE: lapatria .FUENTE: lapatria .
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 16:11:17 +0000

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