Principio de mi obra "CASO INCIERTO" Siempre había sido un - TopicsExpress



          

Principio de mi obra "CASO INCIERTO" Siempre había sido un escéptico, pero lo que sentía era real y debía dejarse vencer por lo que veía. La puerta del armario de su habitación se estaba abriendo sola y aun siendo verano y haber pasado un día de 30 grados, de pronto en aquella habitación hacía mucho frío. Tanto que el joven Robert de 19 años y jefe del equipo de Rugby temblaba no sólo por el miedo que sentía sino también por aquél ambiente helador. Con cada respiración el vaho sale de su boca. Está inmóvil, sentado en la cama con la sábana hasta su cuello. La puerta se sigue abriendo y se escucha una respiración sofocada de una bestia. Su porte de atleta y sus ojos verdes de los que tanto presumía se derrumban ante la puerta que se habré finalmente del todo. El chico no puede ni hablar del miedo, quiere pedir socorro pero le falla la voz. Intenta dar la luz de la mesita de noche pero está no responde. -Dios mio, Dios mio, Dios mio. No, por favor, déjame, déjame. –el joven se puso en pie en la cama apoyándose contra la pared cuando una sombra negra que flota en el aire se le va acercando. Se arma de valor, ese que nos sale cuando nuestra vida está en peligro de verdad y salta de la cama e intenta correr hasta la puerta del cuarto. Tropieza con una caja de un vídeo juego pero se levanta enseguida y toca el pomo de la puerta,pero esta no se abre. Se gira y busca la sombra. Por un instante no la ve y observa su teléfono móvil sobre el escritorio. Corre a por él presiona un botón de remarcación rápida. Escucha los tonos. “Vamos, vamos”, se dice ansioso por oír la voz al otro lado pero tras de él reaparece aquella siniestra silueta y él nota de nuevo ese frío helador. La sombra lo agarra con una espectral mano sombrienta y él siente q se le va el alma. Su cuerpo se va volviendo más y más pálido y viejo. Al final un cuerpo completamente irreconocible cae muerto al suelo y de aquella llamada se escucha una voz de una joven mientras él yace inerte: -¿Robert? ¿Eres tú? Ya sabes que lo hemos dejado y no quiero saber nada de ti. Eres un cerdo. ¿Me estás oyendo? ¿Robert? ¿Robert?...si es una broma no tiene gracia. 10:54 de la mañana. Los del IEC (investigadores de la escena del crimen) están en la escena del brutal asesinato pero el caso es muy extraño y no saben por donde empezar. No había sido un suicido, no había un motivo para que aquél joven de brillante carrera universitaria, de padres que lo querían y de tener de todo en la vida hubiese tenido un motivo para ello,si huellas,tan sólo indicios de que el joven hubiese intentado salir de la habitación y tropezase con aquella caja de vídeo juego. Había roto con su novia hacía dos días y la última llamada realizada fue a ella. Pero al llamarla ella misma se mostró muy afectada y reafirmó aun más que Robert era un joven que se apreciaba mucho así mismo, un poco egocéntrico y narcisista. Tampoco tenía enemigos. Lo extraño era su cuerpo en sí. Pálido como un folio blanco y su piel envejecida prematuramente, parecía un anciano. No, nada tenía sentido. El cuerpo rebelaría algún tipo de sustancia quizás que hubiese podido causar tan anomalía pero aun con eso, todo era, extraño. En el salón de la lujosa casa de tres pisos se encontraban los padres destrozados por la situación. -Buenos días señor y señora Davis, sé que no es el momento pero si desean que la muerte de su hijo sea resuelta necesitamos hacerles unas preguntas. La detective Sarah Evans era una mujer joven pero brillante. A sus 33 años poseía un currículum increíble. Matrículas de honor en el colegio, en el instituto, la primera de su promoción en la universidad en psicología, diplomada después en criminología y siendo policía logró en muy poco tiempo ser detective y jefa del departamento de homicidios. Su especialidad eran los casos extraños. Aquellos acaecidos en circunstancias que los hacían pasar a no resueltos por falta de pruebas. Su alto coeficiente intelectual y su precioso físico la hacían una mujer digna de rivalizar con más de un machista del cuerpo, quienes viendo su profesionalidad la respetaban mucho. Luego su fiel compañero. El veterano Roy Orton. Un hombre que ya rozaba los 60 años. Pero de una fuerte constitución. Era un gran sabueso. Tenía un agudo sentido para presentir cosas y deducir algunas con una exactitud increíbles. -Dígannos ¿tenía su hijo algún enemigo? ¿personas que hubiesen querido acabar con su vida? ¿drogas? La señora Davis miró a la detective con enfado y sus ojos llorosos. -¿Qué preguntas son esas? Desde luego que no. Mi Robert era un chico encantador. Seguro de sí mismo y muy apreciado por sus amigos. Y créame cuando la digo que hubiese sabido si mi hijo estuviese en algo raro aunque suene prepotente. -Discúlpeme. Tan sólo son preguntas necesarias para poder empezar la investigación. El cuerpo de su hijo se encontraba envejecido y pálido, de hay si tomaba alguna sustancia que pudiese haber creado tan anomalía. Su padre se levantó del sofá. Entendemos pero créanos, no sabemos nada sobre sus preguntas. Ahora por favor déjennos. Al menos el día de hoy no es para estos temas. -Lo entendemos. - dice la joven detective mirando a su compañero y con un gesto de afirmación abandonan el salón pero antes dejando su tarjeta y con la típica frase de "si saben algo o tienen alguna cosa que recuerden llámennos". -Creo que los padres quedan lejos de lo ocurrido hoy. Mejor ir al forense y ver que descubre él. -dice Roy abriendo la puerta del coche. -Tienes razón. Lo que mató a ese chico dudo que fuesen las drogas. -dijo ella y ambos montaron en el coche. Http://jonathanlucer.es
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 06:40:05 +0000

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