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Pub. en Primera Plana Ago. 23 2013 ¿QUE LE PASA A LA IZQUIERDA MEXICANA? Martin F. Mendoza La pregunta acerca de cuándo, cómo y por qué decidió la izquierda mexicana “bajarse” de este mundo no es nueva por supuesto. Sin embargo la exploración para tratar de encontrar respuestas plausibles –aunque no necesariamente inequívocas y de unánime aceptación- continua siendo obligada. Si bien es cierto que la horrenda falta de liderazgos que sufre México no tendría por qué haber dejado exenta a la izquierda de su afectación –ya que hablamos de un fenómeno socio-cultural antes que político-, también resulta casi increíble la incapacidad de esta por modificar aunque sea un poco la ecuación y aprovechar a su favor, tanto los setenta años de gobiernos priistas, como los fallidos balbuceos al momento de gobernar por parte del PAN. Los ingredientes –deshonestidad, perversidad, estupidez- en mayor o menor medida presentes en su proceder no podrían conducir a algo distinto que a la irrelevancia en que se encuentra hundida. El griterío sin decir nada y la permanente obstrucción no llevan –como no han llevado al PRD por ejemplo- a ninguna parte. La falta de triunfos electorales nacionales que demuestren que hay un mensaje con sentido que esté llegando a todo el país, no es lo peor, lo más malo es la falta de trascendencia en la definición del rumbo que toma México. El caudillismo y la obsesión con el pasado son sus dos males mayores. ¿En serio? ¿En 2013 el Peje (con su MORENA) es todavía su figura de mayor arrastre? ¿Hoy día Cuauhtémoc continua siendo el “líder moral” de su principal partido? Si después de todo lo vivido eso no se puede llamar mesianismo, entonces quien sabe cómo habría que denominarlo. Luego, la insistencia con la máquina del tiempo, que no es otra cosa que ese estado mental de la izquierda para vivir permanentemente en los sesentas cerrando los ojos y tapándose los oídos en su incesante pataleo por regresar a “los buenos tiempos”, en una contradictoria, esquizofrénica negación de sus propios meritos históricos –mucho o pocos- como fuerza opositora a un régimen de partido de estado que hizo del corporativismo y del clientelismo tanto su estructura formal como su espíritu político. Ahora resulta que eso –o gran parte de eso- es lo que “se defenderá a toda costa” contra las de por si tímidas reformas que ha iniciado el todavía joven gobierno de EPN. ¿Por qué es que la izquierda mexicana prefiere ir por el mundo con una camiseta con la imagen del “Che” Guevara en lugar de colgarse la etiqueta de “progresista” tan en boga entre los partidos y movimientos socialdemócratas o de centro izquierda en todo el mundo? Decir que las izquierdas modernas han entendido que antes de repartir un pastel insuficiente primero hay que hacerlo más grande, es un lugar común, si, es cierto. Pero con todo y lo chocante que resultan este tipo de estribillos cuando se argumenta sobre un asunto político, la verdad es que la izquierda mexicana no ha podido, o, muy probablemente no ha querido entenderlo por mas que se cobije debajo del manto de una intelectualidad que solo se entera de lo que desea enterarse y no más. ¿Donde está la izquierda comprometida con el transporte público y no solo con las obras faraónicas que benefician más al que tiene carro? ¿Dónde está la izquierda comprometida con la educación pública de calidad la cual es el principal vehículo para la movilidad social ascendente y no con facciones sindicales tan corruptas y promotoras del status quo como los mismos liderazgos? ¿Dónde está la izquierda que reconozca y se preocupe por el desastroso estado del sistema de salud gubernamental y que promueva cambios profundos en sus principales instituciones mas allá de la cantaleta del derecho a la salud, la cual por sí sola no cura ni un catarro? ¿Por qué absurda razón la izquierda se rasga las vestiduras para que el petróleo “siga siendo nuestro” cuando jamás lo ha sido? ¡¡ Vaya ni siquiera ha sido del mismo Pemex!! ¿Dónde está la izquierda que busque como gravar mas al que más tiene,- entendiendo que antes hay que facilitar que las distintas industrias generen mayor riqueza- para tener una hacienda pública sana o al menos en posición para atender las necesidades de los más desprotegidos? ¿Por qué continua la fascinación de la izquierda con los liderazgos demagogos empobrecedores de Latinoamérica en lugar de tomar un poco de los Lula o las Bachelette? ¿Por qué pretende vivir en un permanente asambleísmo, clamando casi por “consultas públicas sobre las consultas publicas” en lugar de reconocer y hasta fortalecer la democracia representativa proponiendo para tal efecto los cambios de sentido común como por ejemplo la eliminación de los “pluris”? (perdone aquí mi inocencia estimado lector, ya ve usted que hasta la “multi-talentosa” Ana Gabriela Guevara es Senadora por Sonora) Cuando un servidor era estudiante por allá en los años ochenta, frecuentemente escuchaba desde entonces acerca de la necesidad de una izquierda fuerte y con rumbo, y este clamor provenía en muchas ocasiones de personajes identificados con ideologías distintas o contrarias. Tendiente como casi todos los jóvenes al extremismo, solo que no precisamente en su forma más común, pues yo más bien pensaba bastante a la Derecha, me preguntaba porque ciertos intelectos que tenía en alta estima hacían tales planteamientos. Obviamente hoy entiendo un poco más acerca de equilibrios y me pregunto con desesperanza en donde está la izquierda del siglo XXI. Solo alcanzo a contestarme a mí mismo que ciertamente no en México. En serio… ¿Qué le pasa a la izquierda mexicana?
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 04:13:35 +0000

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