¡Qué dieras porque sembraran en tu carne un hijo! Por fin, - TopicsExpress



          

¡Qué dieras porque sembraran en tu carne un hijo! Por fin, Señor de los Ejércitos, he aquí el dolor supremo. Poema Canto De Guerra De Las Cosas, por Joaquín Pasos (Nicaragua, 1914- 1946 Fratres: Existimo enim quod non sunt condignae passiones hujus temporis ad furturam gloriam, quae revelabitur in nobis. Nam exspectatio creaturae revelationem filorum Dei exspectat. Vanitati enim creatura subjecta est non volens, sed propter eum, qui subjecit eam, in spe quia et ipsa creatura liberabitur a servitute corruptionis in libertatem gloriae filiorum Dei. Scimus enim quod omnis creatura ingemiscit et parturit usque adhuc. “Hermanos: Pues tengo por cierto que no son sufrimientos del tiempo presente sino la futura gloria lo que será revelado a nosotros. Porque el anhelo de la criatura espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no de grado, mas por causa de que la sujetó él, porque la creación misma será liberada de la esclavitud de la corrupción, hacia la libertad gloriosa que los hijos de Dios esperaban. Sabemos que hasta ahora toda la creación gime y sufre tribulaciones”. PAULUS AD ROM., (San Pablo a los Romanos) 8, 18-23. CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS I Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra, si es que llegáis a viejos, y si es que entonces quedó alguna piedra. Vuestros hijos amarán al viejo cobre, al hierro fiel. Recibiréis a los antiguos metales en el seno de vuestras familias, trataréis al noble plomo con la decencia que corresponde a su carácter dulce; os reconciliaréis con el zinc dándole un suave nombre; con el bronce considerándolo como hermano del oro, porque el oro no fue a la guerra por vosotros, el oro se quedó, por vosotros, haciendo el papel de niño mimado, vestido de terciopelo, arropado, protegido por el resentido acero… Cuando lleguéis a viejos, respetaréis al oro, si es que llegáis a viejos, y si es que entonces quedó algún oro. El agua es la única eternidad de la sangre. Su fuerza, hecha sangre. Su inquietud, hecha sangre. Su violento anhelo de viento y cielo, hecho sangre. Mañana dirán que la sangre se hizo polvo, mañana estará seca la sangre. Ni sudor, ni lágrimas, ni orina podrán llenar el hueco del corazón vacío. Mañana envidiarán la bomba hidráulica de un inodoro palpitante, la constancia viva de un grifo, el grueso líquido. El río se encargará de los riñones destrozados y en medio del desierto los huesos en cruz pedirán en vano que regrese el agua a los cuerpos de los hombres. Dadme un motor más fuerte que un corazón de hombre. Dadme un cerebro de máquina que pueda ser agujereado sin dolor. Dadme por fuera un cuerpo de metal y por dentro otro cuerpo de metal igual al del soldado de plomo que no muere, que no te pide, Señor, la gracia de no ser humillado por tus obras, como el soldado de carne blanducha, nuestro débil orgullo, que por tu día ofrecerá la luz de sus ojos, que por tu metal admitirá una bala en su pecho, que por tu agua devolverá su sangre. Y que quiere ser como un cuchillo, al que no puede herir otro cuchillo. Esta cal de mi sangre incorporada a mi vida será la cal de mi tumba incorporada a mi muerte, porque aquí está el futuro envuelto en papel de estaño, aquí está la ración humana en forma de pequeños ataúdes, y la ametralladora sigue ardiendo de deseos y a través de los siglos sigue fiel el amor del cuchillo a la carne. Y luego, decid si no ha sido abundante la cosecha de balas, si los campos no están sembrados de bayonetas, si no han reventado a su tiempo las granadas… dado el pecho de los vivos, somos la selva que avanza. Somos la tierra presente. Vegetal y podrida. Pantano corrompido que burbujea mariposas y arco-iris. Donde tu cáscara se levanta están nuestros huesos llorosos, nuestro dolor brillante en carne viva, oh santa y hedionda tierra nuestra, humus humanos. Desde mi gris sube mi ávida mirada, mi ojo viejo y tardo, ya encanecido, desde el fondo de un vértigo lamoso sin negro y sin color completamente ciego. Asciendo como topo hacia el aire que huele mi vista, el ojo de mi olfato, y el murciélago todo hecho de sonido. Aqui la piedra es piedra, pero ni el tacto sordo puede imaginar si vamos o venimos, pero venimos, sí, desde mi fondo espeso, pero vamos, ya lo sentimos, en los dedos podridos y en esta cruel mudez que quiere cantar. Como un súbito amanecer que la sangre dibuja irrumpe el violento deseo de sufrir, y luego el llanto fluyendo como la uña de la carne y el rabioso corazón ladrando en la puerta. Y en la puerta un cubo que se palpa y un camino verde bajo los pies hasta el pozo, hasta más hondo aún, hasta el agua, y en el agua una palabra samaritana hasta más hondo aún, hasta el beso, Del mar opaco que me empuja llevo en mi sangre el hueco de su ola, el hueco de su huida, un precipicio de sal aposentada. Si algo traigo para decir, dispensadme, en el bello camino lo he olvidado. Por un descuido me comí la espuma, perdonadme, que vengo enamorado. Detrás de ti quedan ahora cosas despreocupadas, dulces. Pájaros muertos, árboles sin riego. Una hiedra marchita. Un olor de recuerdo. No hay nada exacto, no hay nada malo ni bueno, y parece que la vida se ha marchado hacia el país del trueno. Tú, que vista en un jarrón de flores el golpe de esta fuerza, tú, la invitada al viento en fiesta. tu, la dueña de una cotorra y un coche de ágiles ruedas, sobre la verja tú que miraste a un caballo del tiovivo y quedar sobre la grama como esperando que lo montasen los niños de la escuela, asiste ahora, con ojos pálidos, a esta naturaleza muerta. Los frutos no maduran en este aire dormido sino lentamente, de tal suerte que parecen marchitos, y hasta los insectos se equivocan en esta primavera sonámbula, sin sentido. La naturaleza tiene ausente a su marido. No tienen ni fuerzas suficientes para morir las semillas del cultivo y su muerte se oye como el hilito de sangre que sale de la boca del hombre herido. Rosas solteronas, flores que parecen usadas en la fiesta del olvido, débil olor de tumbas, de hierbas que mueren sobre mármoles inscritos. Ni un solo grito. Ni siquiera la voz de un pájaro o de un niño o el ruido de un bravo asesino con su cuchillo. ¡Qué dieras hoy por tener manchado de sangre el vestido! ¡Qué dieras por encontrar habitado algún nido! He aquí, sin lástimas, sin subterfugios, sin versos, el dolor verdadero. Por fin, Señor, he aquí frente a nosotros el dolor parado en seco. No es un dolor por los heridos ni por los muertos, ni por la sangre derramada ni por la tierra llena de lamentos ni por las ciudades vacías de casas ni por los campos llenos de huérfanos. Es el dolor entero. No puede haber lágrimas ni duelo ni palabras ni recuerdos, pues nada cabe ya dentro del pecho. Todos los ruidos del mundo forman un gran silencio. Todos los hombres del mundo forman un solo espectro. En medio de este dolor, ¡soldado!, queda tu puesto vacío o lleno. Las vidas de los que quedan están con huecos, tienen vacíos completos, como si se hubieran sacado bocados de carne de sus cuerpos. Asómate a este boquete, a éste que tengo en el pecho, para ver cielos e infiernos. Mira mi cabeza hendida por millares de agujeros: a través brilla un sol blanco, a través un astro negro. Toca mi mano, esta mano que ayer sostuvo un acero: ¡puedes pasar en el aire, a través de ella, tus dedos! He aquí la ausencia del hombre, fuga de carne, de miedo, días, cosas, almas, fuego. Todo se quedó en el tiempo. Todo se quemó allá lejos. Poema Pequeño Canto Para Bien Parir de Joaquín Pasos Como la Virgen del Carmen vas a parir, en una cama de nardos. En medio de la montaña vas a parir mañana por la mañana. Cuando el sol está naciendo el cielo está carmesí, estás teñida de sangre, vas a parir. Nardos teñidos de sangre, vas a parir, sangre teñida de nardos. Como la Virgen del Carmen vas a parir, un muchachito moreno. Alrededor de tu cama baila todo Nindirí, en tu vientre baila el niño, vas a parir. En una cama de nardos vas a parir. Como la Virgen del Carmen. Esbozo biográfico Joaquín Pasos. Poeta, narrador y ensayista. Nació en Granada el 14 de mayo de 1914. En 1929 integró el grupo de Vanguardia, junto a José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Manolo Cuadra y otros. Con algunos de ellos fundó la página literaria Vanguardia, órgano del Movimiento. Luego colaboró en otro de los vehículos del grupo, el periódico La Reacción. Trabajó en distintas publicaciones, como Ópera bufa y 1938, pero sobre todo logró popularidad como colaborador de la revista humorística Los Lunes, que fue suplemento de los diarios La Prensa y La Nueva Prensa. Por sus sátiras al dictador Somoza fue encarcelado varias veces. Murió en Managua en 1947, sin haber reunido los poemas en un volumen. Ese mismo año apareció una selección de su poesía, con el título de Breve suma. En 1962 Ernesto Cardenal recopiló y publicó la obra poética de Pasos, bajo el título de Poemas de un joven. Dejó además la pieza teatral Chinfonía burguesa, 1939, escrita en colaboración con Coronel Urtecho, y una variada obra en prosa, dispersa en revistas.
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 05:05:16 +0000

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