REFLEXION A veces uno puede caer en pequeñas tentaciones, envolverse en vanidades mundanas... sin embargo no hay mayor satisfacción q procurar la felicidad a los demás. Lejos de sofisticados logos, cuando mi socio José Miguel - que es como si fuese mi hermano- y yo decidimos abrir el despacho de abogados en Mérida no digo q no pensáramos con un carácter mercantilista, pues mentiría y desde hace años me he prometido a mi mismo q no tengo necesidad de mentir, aunque no guste lo q diga, quien me quiera, quien me aprecie de cualquier modo, debe aceptarme tal y como soy, sin artificios innecesarios. Sin embargo, con los primeros casos hemos dejado de lado el carácter puramente mercantil y nos hemos dedicado a ofrecer un trato más cercano, a oir, a escuchar, a tender una mano amiga. Cuando a algunos colegas les dijimos que nuestros 3 primeros clientes eran dos señoras gitanas y un joven rumano no se lo podían creer y nos auspiciaban que así cerraríamos pronto. No sé qué nos deparará el futuro profesional, pero 4 meses después seguimos atendiendo a todos los que hasta nosotros llegan a pedirnos asesoramiento, de todas las etnias, por supuesto. Cuando ganamos nuestro primer caso, recientemente, ambos - mi socio y yo- no solo nos sentimos satisfechos por haber cumplido con nuestro deber profesional, sino q nos sentimos profundamente emocionados ya q la enlutada señora - de etnia gitana- para la cual habíamos conseguido una indemnización del 100 % nos confesó, con lágrimas en los ojos, q ese mismo día ni siquiera había tenido para comprar el pan (y de ella dependían 7 bocas más). Nos confesó igualmente q ese día la habíamos hecho un poquito más feliz. Ha sido solo una gota de agua en el inmenso mar de las injusticias y de las desigualdades sociales, aún así no podemos disimular la sonrisa perfilada en nuestros labios.
Posted on: Fri, 02 Aug 2013 01:32:23 +0000
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