REFLEXIÓN BÍBLICA SOBRE 1ra DE TIMOTEO. “Pablo, apóstol de - TopicsExpress



          

REFLEXIÓN BÍBLICA SOBRE 1ra DE TIMOTEO. “Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia Misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.” (1 Tim. 1, 2) INTRODUCCIÓN. La primera Epístola a Timoteo fue escrita durante los últimos años de vida del apóstol. Juntamente con 2 Timoteo y Tito es una de las Epístolas Pastorales. A medida que pasaban el tiempo las iglesias del era apostólica aumentaban en número y en creyentes, con ello surgían cuestiones de carácter eclesiástico, la sana doctrina y la disciplina. El mismo consejo apostólico trato este tema, y en bien de la guía futura de la iglesia se hizo necesaria la enseñanza autorizada sobre la fe y el orden. La revelación de esta enseñanza está en las Epístolas Pastorales. Resulta ser para nuestra época un verdadero compendio de doctrina y un manual de conducta para los siervos que en el tiempo presente tiene la responsabilidad de velar por la fe, el orden, la disciplina y la doctrina en la iglesia del Señor. El versículo clave de la epístola es 3: 15: “para que… cepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.” De singular importancia es el resumen de requisitos y condiciones a reunir por los funcionarios de la iglesia [obispos (un título alternativo de “ancianos” y/o “pastores”) y diáconos 3; 5: 1, 17, 19.] La Epístola se puede dividir de la siguiente manera: Introducción, Salutación 1: 1, 2. I. Advertencia sobre la herejía en la doctrina y en la vida, 1: 3-11. II. Testimonio personal de Pablo y exhortación a Timoteo, 1: 12-20; III. Instrucciones sobre la oración y el lugar de las mujeres en la iglesia, 2. IV. Requisitos para los obispos (ancianos) y diáconos, 3. V. La vida de un buen ministro de Jesucristo, 4. VI. La obra de un buen ministro, 5. VII. Advertencias a un buen ministro, 6: 1-19. Conclusión. 6: 21, 21. Considerando lo expuesto nos internaremos en esta hermosa y sustanciosa epístola y con la ayuda del Espíritu Santo procuraremos dar una reflexión que enriquezca y edifique a los siervos del Señor. I. Advertencia sobre la herejía en la doctrina y en la vida del creyente. (1: 3-11) “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina.” (v. 3) Y sigue aconsejando, dando directiva. Que no distraigan la atención a cosas insustanciales, y alera sobre quienes se han apartado de aquellas cosas para vana palabrería y destaca el propósito de esta ordenanza es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida. II. Testimonio personal de Pablo y exhortación a Timoteo. (1: 12-20) “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor,… habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; más fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.” (Vv. 12, 13) Al aplicarse a sí mismo esta tremenda palabra, Pablo da testimonio inconfundible de su fe en la Deidad de Cristo. Blasfemar es hablar injuriosamente sobre Dios; y es seguro que Pablo, el estricto fariseo, nunca pudo haber hablado de esa manera de Jehová Dios de Israel, pero había hablado con malicia sobre Jesús (Hch. 9: 4, 5), y acá humildemente confiesa su blasfemia pasada. Y dirigiéndose a Timoteo le dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y la buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos,…” (Vv. 18, 19) Dos elemento imprescindible para el siervo de Dios que milita, mantener la fe y la buena conciencia y añade que algunos naufragaron por perder ese rumbo e identifica a Himeneo y Alejandro como blasfemos, a los que había “entregado a Satanás” ¿en el ejercicio de “atar y desatar”? III. Instrucciones sobre la oración y el lugar de las mujeres en la iglesia. (Cap. 2) Exhorta, no manda, pero induce, estimula a que se ore: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres…” (V. 1) Y detalla algunos de ellos, reyes y por todos los que están en eminencia, eso indica que ellos pueden no ser creyentes precisamente. Dice “por todos los hombres” y añade algo que nos es muy caro a nuestros principios doctrinarios: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (v. 5) Pero el plato fuerte sin duda lo es la ordenanza referida a la mujer. El apóstol aclara: “Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad… Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.” (Vv. 7, 9, 10) Hasta acá trata sobre el tema que tanto preocupa en esta época a los guardianes de la santidad de las mujeres en la iglesia, la vestimenta. Hay en la recomendación respecto de lo que Pablo quería en este tema con lo que también Pedro demanda en su 1 Pe. 3: 1-6; una gran similitud de doctrina y de objetivos. ¿Qué dice la palabra? Las mujeres se deben vestir con ropa “decorosa” o sea, noble, digna, respetable honorable, distinguida, honesta; pero además agrega: “con pudor” o sea: con decoro, con castidad, con honestidad, decencia, modestia, vergüenza, con honradez; y le suma “con modestia” con recato, reserva, castidad, con honradez y moralidad. A partir de acá lo que se debe hacer es aplicar estos calificativos con sentido común, y con justicia pues el valor de la palabra nunca se debe deteriorar. ¿Cómo debe ser el atavío de la mujer? “Decoroso”, con “pudor”, con “modestia.” La palabra se basta y sobra, las fotos ilustrativas no son necesarias, esto es útil tanto para la mujer como para los siervos preocupados por este tema. Pero las directivas no se limitan a la vestimenta de la mujer sino que agrega: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.” (v.11) Este mandamiento nos dice que lo que el Espíritu mando para la congregación de Corintio no fue algo particular a una situación local, esto nos revela que la norma es universal y de aplicación en toda iglesia que se precie de ser Sana Doctrina. Esto no les va a gustar a muchos, pero no lo dice el comentarista lo dice Dios. Cuando dice: “en silencio” dice: no hable la mujer en la iglesia. Y cuando dice: “con toda sujeción” dice: sujeta a la autoridad masculina. Lo tomas o lo dejas. Eso es lo que nos dice el Espíritu Santo por mano de Pablo. Pero le agrega: “Porque no le permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.” (v.12) ¿Lo leyó? ¿Lo entendió? ¿Lo aceptó? Si esto se aplicara a raja tabla muchas brujas y herejes predicadoras, profetas y siervas de Satanás no estarían enfermando a muchas almas con sus disoluciones y blasfemias. Pero también es noble decir que muchas santas mujeres de Cristo estarían silenciadas por la obediencia a estas palabras. ¿Cuál es en consecuencia el proceder en este tema tan, pero tan ríspido y polémico? Un espíritu machista, o misógino, legalista o fariseo diría: obedecer la palabra y destituir a todas las mujeres. Un espíritu liberal o permisivo diría “tienen el mismo derecho que los hombres” ¿Qué dice este humilde servidor?: Debemos someternos a la voluntad de Dios, este es el tiempo de las tres “R” Revisar, Rectificar y Reiniciar. El espíritu Santo otorga dones, ¿esos dones los otorga solamente a los hombres? ¿Hay mujeres que han sido capacitadas y calificadas por el E S para ejercer ministerios? La más difícil de todas las preguntas: ¿Cristo entre los ministros que le da a la iglesia ha ordenado mujeres? Las respuestas a estas preguntas nos darán la solución al interrogante. La voluntad de Dios ¿alguna vez ha modificado sus pautas o normas? La respuesta es sí y más de una vez. El excesivo legalismo, nos puede convertir en fariseos de la gracia. Existen las Méndez y los Maldonado, los Luna y los Caballeros, los Guebel y los González; pero también existen entre otros Alducín, Diamond, García, Illanes, y otros mil. “Por sus frutos los conoceréis…” IV. Requisitos para los obispos (ancianos) y diáconos. (Cap. 3) “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.” (v. 1) Y a partir de allí detalla una serie de condiciones que califican para aspirar a ser un obispo, entre ellos: “marido de una sola mujer” cualquiera sea el entendimiento que esto sugiere, queda claro que Dios no quiere ministros que modifiquen su estado civil, no se limita solamente a que el ministro no tenga más de una mujer al mismo tiempo, como puede haber sido en un principio la ordenanza. El requisito excluye a los siervos que desde su conversión modifique la relación con la compañera con la que llegaron al camino de Cristo, que no sea por fallecimiento, y que se una a otra esposa. Pero hay otra condición que debemos tener muy en cuenta. Dice: “no codicioso de ganancias deshonestas”. Si este punto se aplica fielmente, automáticamente un número muy alto de ministros debieran ser destituidos por los consejos pastorales si ellos sirvieran para algo. Otro punto conflictivo es el que trata de cómo gobierna su casa. “Que tenga a sus hijos en toda sujeción con toda honestidad”. Y no menos importante es el que dice: “También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera,…” Hemos de aclarar, esto no se tratan de requisitos que deben considerar los responsables de las iglesias, para ordenar obispos, pastores o diáconos, sino que esto lo debe reflexionar el que aspira a ocupar uno de esos cargos. Porque los responsables deben recibir del E S la señal de quienes son aquellos que Cristo ordena y para qué ministerio lo ordena. En el caso del diaconado demanda que los postulantes sean sometidos a prueba o sea que ejerzan el cargo por algún tiempo hasta dar las señales o pruebas de su aprobación. Una demanda importante es la que leemos en el v. 9 “que guarden el ministerio de la fe con limpia conciencia.” El apóstol explica las recomendaciones así: “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas como debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.” (Vv. 14, 15) Iglesia, (visible) Los pasajes que hablen de la iglesia de Dios (aquí y en 1 Co. 10: 32) se refieren al cuerpo visible de quienes profesan ser creyentes. Colectivamente se los llama “la iglesia”, aunque esta existe con muchos nombres, divisiones y denominaciones según diferencias de doctrinas y de gobierno. En líneas generales, dentro de esta iglesia histórica ha existido la verdadera iglesia, “la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef. 1: 22, 23; véase He. 12: 23) Esta es la iglesia compuesta por todas las personas regeneradas desde Pentecostés hasta la primera resurrección (1 Co. 15: 52), unida entre sus miembros y unida a Cristo por el bautismo con el Espíritu Santo (1 Co. 12: 12-13), es el cuerpo de Cristo del cual Él es la Cabeza (Ef. 2: 21, 22). Como tal la iglesia es un templo santo para que habite Dios por el Espíritu (Ef. 2: 21, 22); es una “carne con Cristo (Ef. 5: 30, 31); esta desposada con Él como una virgen pura unida a un solo esposo (2 Co. 11: 2-4); y será llevada al cielo cuando el Señor regrese en el aire (1 Tes. 4: 13-17). La iglesia verdadera permanece de la misma manera que el remante fiel ha existido dentro de Israel (véase Ro. 11: 5) el futuro profetizado para la iglesia verdadera es arrebatamiento y gloria (1 Tes. 4: 14-17; Ro. 8: 18-23); el futuro de las personas no salvadas de la iglesia visible (la cizaña) dejadas en la tierra en el arrebatamiento, es apostasía y juicio devino (2 Tim. 3: 1-9; 2 Pe. 2: 1-3). El cap. Concluye revelando el misterio de la piedad v. 16. V. La vida de un buen ministro de Jesucristo. (Cap. 4) “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.” La inspiración del E S acá está confirmada por el apóstol que lo señala directamente. El engaño satánico que causó la caída del hombre (Comp. Gn. 3: 13; 2 Co. 11: 3; 1 Tim. 2: 14) ha de ser la característica del fin de los tiempos (Mt. 24: 4, 5, 11, 24; Mr. 13: 6; 2 Tes. 2: 8-11; 1 Jn. 2: 18-26; 4: 1-6; 2 Jn. 7; Apo. 13: 14; 19: 20; 20: 7-10). Satanás es quien “engaña al mundo entero” (Apo. 12: 9) y es el poder actuando detrás de la bestia y el falso profeta (Apo, 13: 4, 7 12-15; 19: 20; 20: 3, 7-10). Los postreros tiempos comienzan con el establecimiento de la Iglesia el día de Pentecostés. 2000 después estos postreros tiempos son mucho más postreros. El fin es inminente. ¿Cómo será esto? Satanás va actuar por medio de la cizaña plantada entre el trigo, esto son los mentirosos, hipócritas que tienen cauterizada la conciencia, son los que desarrollaran prácticas religiosas, relacionadas con los alimentos, las fiestas y los días de guardar; pero el buen ministro no se somete ni a tradiciones ni a estatutos humanos, más bien él se subordina a la guía del E S y al cumplimiento de la doctrina enseñada por Cristo y por medio de su palabra. VI. La obra de un buen ministro (cap. 5). “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los jóvenes como a hermanos; a las ancianas como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.” (Vv. 1, 2) En esto consiste el ministerio, en cuidar la conducta de cada uno empezando por uno mismo. En la obra de un buen ministro, el reprender a los hermanos por sus errores, faltas o inconductas, es lícito decir, no existe la facultad para reprenderlos o sea, reñir, amonestar, regañar, increpar; sino que se los debe exhortar esto es estimular, incitar, convencer, persuadir, alentar. Siempre me pregunté ¿quién y por qué medio facultó a los ministros y pastores para “disciplinar” a los creyentes, de la manera que generalmente se lo hace en las iglesias? Va de suyo que esta normativa expresamente deja bien sentado que no lo es, pues en 3: 15 dice: “para que sepas como conducirte en la casa de Dios”. Cierto es, que no es este el único texto en el que se habla de disciplina, pero convengamos que en ningún otro se ordena tan claramente cómo conducirse en esta materia. A simple vuelo de pájaro sobre las costumbres y tradiciones que se gastan en las congregaciones podemos inferir que las mismas, en esta materia distan mucho de sujetarse a lo estatuido por el apóstol al que se le encomendó desarrollar la san doctrina para la iglesia. Este es el tiempo de las tres “R” “Revisar”, “Rectificar” y “Reiniciar”. ¿Cuántos se animan a empezar por casa? Enseña también, que cada creyente debe ser diligente en proveer para su casa, porque si no lo hace así, “ha negado la fe y es peor que un incrédulo” (v. 8). Esa es la condición del ministro que pretende que la iglesia lo tiene que mantener. Recuerden la recomendación es para la obra de un buen ministro. Exhorta en especial manera a sostener a las viudas que realmente carecen de otro sostén a que la iglesia le aporte lo necesario (ver, vv. 9, 10). Pero también recomienda que a las viudas jóvenes se les permita volver a casarse, para evitar que incurran en otras faltas más graves (vv. 11- 15). En esta materia ¿qué estamos haciendo? Tu desempeño como ministro ¿te deja conforme? En los vv. 17-18, trata sobre los ancianos, en este como en otros pasajes la palabra “ancianos” no necesariamente guarda relación con la edad sino más bien lo hace con el ministerio en sí mismo, o sea debemos leer “pastores” porque dice: “mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” lo que indica ministerio. Al hablar de “doble honor” no lo limita a la gloria u honra debida a ellos, por cuanto dice: “No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.” No pondrás bozal… significa dejarlo comer de las espigas que él mismo cosecha. Ahora bien esta recomendación se la hace al ministro que está al frente de la congregación, va de suyo que no se circunscribe a él sino que alcanza a los colaboradores que comparten las tareas en la iglesia. Estamos hablan de la obra de un buen ministro. O sea, que, cuando dice: “Haya pan en mi casa”, no es para que te lo comas tú solo. Y añade un v. muy valioso e importante: “Contra un anciano no admitas acusación sino por medio de dos o tres testigos” (v. 19). Dice “testigos” o sea gente que ha visto, que ha estado presente en los actos que se consideran, no gente que “habla por boca de ganso”. Esto evitaría muchos complots en contra de los siervos de Dios y mucho chisme. El v. 20 manda que a los que persisten en pecar se los reprenda delante de todos, “para que los demás aprendan” ¿aprendan qué? A no hacer lo mismo. Una recomendación que es tan actual como el día que se escribió es el v. 22, que dice: “No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro” Muchas veces desoyendo esta recomendación muchos cristianos inmaduros e inexpertos son colocados en posiciones de responsabilidad que exceden sus capacidades. Para el ordenamiento de obreros en actividades de responsabilidad debemos siempre, en todos los casos, esperar la confirmación del Espíritu previo período de prueba. VII. Advertencias a un buen ministro, (6: 1-19). Entre las advertencias se destacan las relaciones entre los creyentes con sus amos creyentes en un tiempo en el que la esclavitud era moneda corriente. El orden cristiano no modificaba esa relación pero tampoco debía deteriorarse. Entre los vv. 3-8 se recomienda “enseñar las sanas palabra de nuestro señor Jesucristo y la doctrina que es conforma a la piedad” y agrega que el que no lo hace: “está envanecido, nada sabe…” dice que son “hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia”; y agrega: “Apártate de los tales” El apóstol en un mensaje profético está mirando a los ojos de los predicadores de la doctrina de la prosperidad. Y destaca la conveniencia de separarse de esas conductas corruptas, diciendo: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;” (v. 6) Y nos da una buena razón para ello: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (Vv. 7-8) El buen ministro de Jesucristo, vive una vida austera y contento con lo mínimo: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (Vv.9, 10) La advertencia concluye con una exhortación: “Mas tú, hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor la paciencia, la mansedumbre.” (V. 11) No dice guárdate de estas cosas, no, dice: “HUYE” y agrega: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual así mismo fuiste llamado…” (V. 12) Y con contundencia, concluye: “Te mando delante de Dios… que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,…” (Vv. 13, 14) Esto diluye todo argumento referido a que “estas cosas eran para el pasado pero ahora el mundo es distinto y todo se debe amoldar y modernizar, conforme a los tiempos que corren” Mentira de Satanás, debemos guardar la ley de Cristo, su Sana Doctrina hasta la venida del Señor en Gloria. Aparición: “la cual a su tiempo mostrará el bien aventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor e señores, el único que tienen inmortalidad, que habita en luz inaccesible a quién ninguno de los hombres ha visto ni puede ver,…” Está hablando del señor Jesucristo, está hablando de Dios, está hablando de la aparición del Cristo en gloria pero dice: “a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.” Y esto refiere a Jn. 1: 18, que nos aclara el texto, allí se dice: “A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer…” ¡¡¡Cuántos dicen gloria a Dios!!! Comparemos este texto con Ge. 32: 30; Ex. 24: 10; 33: 18; Jue. 6: 22; 13: 22; Apo. 22: 4. Ningún hombre ha visto a Dios en su Ser o esencia espiritual. Pero los hombres han visto a Dios en sus apariciones en el A. T. (véase GN. 12: 7), y especialmente en Jesucristo encarnado (ver Jn. 14: 8, 9; 1 Jn. 1: 1, 2). …”al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” A continuación expresa unas recomendaciones para los hombres pudientes, para los ricos a los que exhorta a que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, a ser dadivosos y generosos y que echen mano de la vida eterna. A que no pongan las esperanzas en las riquezas, “las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” (Vv. 17-19). Concluyendo con una exhortación final para Timoteo que hoy es para todos nosotros: “… Guarda lo que se te ha encomendado, evitando profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe.” (Vv. 20, 21) Esto requiere de una ligera explicación: Ninguna verdad humana puede contradecir a la Biblia ya que Dios, que conoce todas las cosas, guardó del error a los escritores de la Biblia. (No corre eso para nosotros, no para todos, habrá hombres contemporáneos inspirados por el Espíritu de Dios, pero no todos los que escriben sobre estas materias lo son). Si las teorías que se basan en mera especulación o en evidencia insuficiente se presentan como un hecho –y esto en cualquiera de las áreas del conocimiento, p. ej. religión, filosofía, ciencias diversas, etc.— merecen la descripción que hace aquí el apóstol: “la falsamente llamada ciencia”, a la cual había y hay que evitar. CONCLUSIÓN. Si en cada iglesia local todos los ministros coordinaran sus actividades respetando en un todo esta carta y las otras cartas pastorales que desarrollan doctrina habría una sola iglesia y una sola enseñanza. Acá tenemos un modelo, de ministro en su vida y en su ministerio. Aquí tenemos requisitos, mandamientos, exhortaciones, instrucciones y advertencias útiles, todo conducente a optimizar el ejercicio del ministerio. “La gracia sea contigo. Amén.” El hermano Aníbal saludo a la iglesia de Cristo, con su gracia y paz. Dios guarde a mis hermanos. Santa Eufemia, 14 de septiembre de 2013. ABEL ANIBAL FERREYRA Edelweis Paz 413, 2671 Santa Eufemia, Córdoba. Email. [email protected] Tel. 03584491589 y 3584408853 Postdata: La distribución y difusión de esta es libre y gratuita, los derechos de autor le corresponden al Espíritu Santo.
Posted on: Sun, 15 Sep 2013 03:24:41 +0000

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