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REPORTAJE A HORACIO JAUNARENA “La Presidenta debe aceptar que se equivocó con Milani” El exministro de Defensa critica que el Gobierno aplique un proceso de “desprofesionalización” de las Fuerzas Armadas que las aparta de su función: la defensa nacional. Por Magdalena Ruiz Guiñazú | 21/07/2013 | 10:03 TemasCésar Milanijefe del EjércitoDDHH 2 1 4 Comentarios | Este artículo fue leído 1178 veces Milani. “Es un hombre que tiene un pasado tormentoso que debe aclarar. En la rebelión de Seineldín no tuvo aptitud que correspondía a un oficial y se lo sancionó”. Milani. “Es un hombre que tiene un pasado tormentoso que debe aclarar. En la rebelión de Seineldín no tuvo aptitud que correspondía a un oficial y se lo sancionó”. | Foto: Cedoc Contenido relacionado El debate por el ascenso de Milani llega a la Cámara alta Milani contraataca en la Justicia y el Gobierno sale en su defensa Dentro de pocas horas, se tratará en el Senado y en Comisión el pliego del general de división César Milani, actual jefe del Ejército. No es habitual que esto suceda con quien está al mando de estas fuerzas en un gobierno democrático. Una situación atípica que también se vio acompañada por la presentación espontánea de Milani ante la Justicia de La Rioja. Por eso quisimos consultar a quien fue, con el retorno de la democracia, secretario y luego ministro de Defensa desde 1983 hasta 1989. A través de la amplia experiencia adquirida en aquel período difícil, Horacio Jaunarena considera que el episodio Milani tiene varias abordajes: uno de ellos es la personalidad del jefe del Ejército en sí misma. –reflexiona Jaunarena–. Creo que es un hombre que tiene un pasado tormentoso que debe aclarar. Además, tenemos que ver la manera de tratar las causas que tiene la Justicia por aquello de la teoría del “dominio del hecho” con la cual se ha acusado y condenado a muchos militares. Con esa teoría Milani debería haber sido, por lo menos, citado para saber qué ocurrió con los soldados que estaban bajo sus órdenes… Es un tema para analizar como también el del enriquecimiento. Son situaciones para analizar porque hacen a su trayectoria como persona, como militar. Insisto: debe ser aclarado. También hay que analizarlo como un instrumento del Gobierno para hacer, con las Fuerzas Armadas, algo que no se había hecho desde 1983. Le explico: desde 1983 los gobiernos que se sucedieron respetaron la profesionalidad de las distintas fuerzas. Y lo que ha hecho Cristina con la idea de “funcionalizar” al Ejército (dicho con otras palabras: transformar al Ejército en un instrumento del Gobierno para realizar políticas asistenciales) y a lo que se suma Milani cuando dice “…el Ejército va a acompañar con entusiasmo el proyecto nacional de la Presidenta...” ha hecho que, entonces, la Presidenta haya “desprofesionalizado” al Ejército colocándolo al servicio de una facción de la Argentina como es el gobierno nacional. Y lo hace quitándole su principal misión que es la defensa de la Nación. La defensa territorial y la seguridad de sus habitantes. Esa misión ha quedado abandonada y se transforma en un instrumento al uso de políticas facciosas de gobierno. Le resta así profesionalidad al Ejército corriendo el riesgo de volver a épocas ya vividas como la de azules y colorados o el Operativo Dorrego de Ejército y Montoneros… Es decir, como si no tuviéramos Historia. Volvemos entonces a ello con un conjunto de políticas que, por parte del kirchnerismo, se han llevado adelante en estos últimos tiempos y que desvirtúan completamente la función original que tiene el Ejército. Es cierto que todos los ejércitos del mundo intervienen en caso de catástrofes, etc., pero no es su misión principal. Son misiones secundarias y nunca debe abandonarse la principal porque, en este momento por ejemplo, si no tenemos un elemento armado que nos defienda de nuevas amenazas, quedamos desprotegidos. —Lo grave es transformar una institución de defensa en una central de inteligencia. —Milani es un oficial de Inteligencia ahora jefe del Ejército que, sin ningún antecedente anterior, retiene su cargo de Director de Inteligencia. Aparte de esto, el ascenso de Milani dispuesto por la Presidenta, implica también la designación de otros oficiales de Inteligencia en puestos clave y, además, la extensión de la influencia de Milani a través de la Armada y de la Fuerza Aérea donde ha colocado a hombres (también de Inteligencia) de su amistad y confianza en lugares clave de las otras armas. Involucra, entonces, a la Inteligencia Militar cosa que prohíbe la ley y nunca debió permitirse, en cuestiones de Inteligencia Interna. Cuando esto ocurre a “todos” nos va mal… Y esta es una de las características que tiene esta designación: por un lado, un avance de la Inteligencia Militar involucrándola en cosas que no le competen y, por otro, un embanderamiento de la fuerza en una “facción”. ¿Por qué? Mire, así como los canales públicos no son del Gobierno, sino que pertenecen al Estado, ahora entre nosotros “son” del ¡Gobierno! En el mismo tenor las Fuerzas Armadas no deberían ser del Gobierno, sino del Estado y cumplir la función que les corresponde por ley. —¿Podríamos decir que es como entrar en un “Estado de sospecha”? ¿Acaso es admisible en una democracia? —Absolutamente, no. Además, han ocurrido cosas que podríamos llamar etapas de un mismo camino: en el año 2006 el entonces jefe del Ejército, general Bendini, le dijo a la ministra Garré que el Ejército no estaba en condiciones de cumplir con la misión principal prevista por la ley y que se encontraba en una situación de desbalance con respecto a las fuerzas de Chile y Brasil, lo cual dificultaba una política de integración. Esto, como le decía, en 2006. A partir de entonces el deterioro ha aumentado. Lo mismo ocurre en la Armada. —¿En qué forma…? —… la Armada tiene más del 50% de sus barcos inactivos y, por lo tanto, sin poder cumplir con su función. Y la Fuerza Aérea que debería estar en el aire permanece en tierra, ¡no vuela! Esta es la situación real: de impotencia, de imposibilidad. Y esto también se agrava con un sistema que se instala, con la anuencia presidencial, a partir de la gestión de la ministra Nilda Garré. Me refiero al sistema de ascensos: en primer término se discrimina por apellido. Y le explico: según el apellido que uno tuviera y que pareciera vinculado con el Proceso, la carrera se frustraba automáticamente por más foja de servicios intachable que ostentara el interesado. Luego, en el sistema de promociones y asensos, se privilegia a los amigos y a los políticamente afines. Se produce entonces un proceso selectivo donde la profesionalidad del oficial se deja de lado y pasa a privilegiarse todo esto que mencionábamos. Y si a tal situación le sumamos el hecho de que los militares retirados cobran menos de la mitad de los que están en actividad, nos encontramos con que el hombre en actividad al ser pasado a retiro entra en una situación de pobreza. Y esto explica que pase a ser un rehén del Gobierno…Tenemos entonces una cúpula del Ejército que no está cumpliendo con la misión principal que le corresponde porque no lo puede hacer. Un conjunto de hombres que ascienden por amistad y no por profesionalismo y finalmente, son rehenes del Gobierno porque, como le decía, un retiro equivale a pobreza. —Qué triste panorama… —Fíjese que todo esto configura un paquete al que se le agrega el cierre definitivo con un señor Milani que postula que el Ejército debe colocarse ¡al servicio del proyecto nacional de Cristina Kirchner! Esta es la realidad lamentable que, hoy, enfrentamos por primera vez desde el advenimiento de la democracia. —Tenemos entendido que, en el caso de Milani, hay una fotografía que lo muestra cercano a los hombres del levantamiento de Aldo Rico en los años 80. ¿Es así? Y durante el levantamiento de Seineldín, ¿es cierto que se le aplican ocho días de arresto por no reprimir la revuelta carapintada? Si esta información, publicada y no desmentida, es correcta, ¿cómo se lo ha elegido para ocupar la jefatura del Ejército? —Esto es parte de lo que hablábamos cuando mencionábamos el trato discriminatorio que sufren las personas según sean amigas (o no) del Gobierno. Pareciera que la condición de “amigo del Gobierno” concede una especie de certificado de indemnidad y le perdona ¡todo su pasado! Entonces, observando la lamentable diferencia con que la Justicia trata a los distintos casos (y esto me duele en términos personales) es como cuando un organismo defensor de los Derechos Humanos, en vez de colocarse al servicio de esos derechos, se ubica al servicio de un determinado gobierno. En este caso, el gobierno de turno. Esto implica disimular conductas, situaciones y pasados que, en otros casos, no sólo no se disimulan sino que son castigados, a través de la Justicia, con todo rigor. Me parece, incluso, que esta es una especie de malversación de sentimientos y de conducta. Me refiero a algunos organismos. No a todos: hay organismos que, teóricamente, han nacido y han cumplido, en conjunto, una función extraordinaria en la defensa de los Derechos Humanos. —Hace un par de días, Pérez Esquivel señalaba que no entendía el silencio o la cautela de algunos organismos frente al tema Milani… Es interesante destacar también las muy decididas declaraciones de Nora Cortiñas por Línea Fundadora de Madres. —Sí, sin duda…Hay otras actitudes muy lamentables. De alguna manera es como desvirtuar una misión. Algo semejante a la “desvirtuación” de una misión que están haciendo la Presidenta de la Nación y el general Milani con las Fuerzas Armadas. En otros términos, en otros planos, pero es lo mismo, le repito: una malversación de funciones. —Cuando ocurrió la sublevación de Aldo Rico (con la que se vincula a Milani), ¿usted ya era ministro de Defensa? —Sí, era ministro, pero en aquel momento no se identificó a Milani con esa sublevación. La foto de la que se está hablando se conoció luego. Milani aparecía allí con Herminio Iglesias y su presencia allí (que no tenía mayor explicación) no pudo acreditarse en el momento con alguna de sus actividades. Luego, en la rebelión de Seineldín, Milani no tuvo la aptitud que correspondía a un oficial (creo que en aquel momento era capitán) y se lo sancionó. Le diré que, teóricamente, con una sanción como ésa, resulta muy difícil que una persona llegue a ¡jefe del Estado Mayor! Pero, bueno… así son las cosas cuando hay un tratamiento diferencial que reciben amigos y, teóricamente, enemigos del Gobierno… Pero creo que lo más grave de todo esto (aparte de lo de Milani, que la Justicia tendrá que investigar y resolver en cuanto a sus aptitudes y a su patrimonio) es la forma en la que se manipula un instrumento del Estado como son las Fuerzas Armadas para transformarlo en un instrumento del Gobierno. Por otra parte, digamos en otro plano, para sus fines a corto y mediano plazo, le resulta funcional. A un intendente que crece no se lo puede relevar como a un militar. Entonces, cuando un intendente crece como es el caso de Massa, Cariglino o algún otro, y toma un vuelo determinado (también mediante políticas de asistencialismo, etc.) es más difícil de relevar que un militar. El militar está a tiro de un decreto, entonces creo que la experiencia de los intendentes que crecen también sirve para “refuncionalizar” a las Fuerzas Armadas y colocarlas haciendo trabajos que antes realizaban ese tipo de funcionarios. —Decíamos, al comienzo de esta charla, que faltan pocas horas para que el Senado trate el tema Milani en comisión… —Sí, es el paso siguiente. Veremos qué hace el oficialismo… –Jaunarena piensa en silencio–…En verdad, creo que puede hacer varias cosas: –dice, finalmente–una, ir “a suerte y verdad” y avanzar. En cierto modo este es el “vamos por todo” en las Fuerzas Armadas. Así como “van por todo” en la Justicia, en los medios de comunicación y, finalmente, “van por todo” en todo. Creo que al oficialismo para decidir dar el debate en el Senado… bueno, le va a ir mal. Aún cuando logren una mayoría…También es probable que evadan el debate y no eleven el pliego de Milani porque él puede seguir siendo jefe del Ejército sin ascender. Lo más razonable que debería hacer la Presidenta es dejar sin efecto el nombramiento y, por una vez en la vida, aceptar que se ha equivocado. También airear y oxigenar un poco todo el sector volviendo a redefinir al Ejército en su misión principal que, reiteramos, es la defensa de la Nación. Sería necesario entonces dejar estas especulaciones subalternas. —El solo hecho de transar con alguien que se levantó en armas o que estuvo en connivencia con quienes actuaron contra un gobierno constitucional es como asomarse al borde de un abismo. —Exactamente. Por otra parte, esta es una situación que ha hecho eclosión ahora, pero que se venía preparando, como decíamos, por la manipulación en los nombramientos en los ascensos, en el tema de los militares retirados…Imagínese que hay más de 150 mil juicios que han iniciado los militares por el tema de sus haberes y, ¡el Estado los va a perder, alguien tendrá que pagarlos algún día! Seguramente, no este gobierno. Posiblemente, el próximo. El tema de las remuneraciones de las Fuerzas Armadas es realmente escandaloso. —Recordemos los episodios en el Edificio Centinela. —Parcialmente… También ésa es otra historia dolorosa que tiene alguna vinculación con el desarme de las Fuerzas Armadas argentinas. Lo del Edificio Centinela se produjo poco tiempo después de un hecho muy grave: me refiero a los episodios de la huelga salvaje en Cerro Dragón. En ese momento son transladados al Sur, en avión, un conjunto de Gendarmes del destacamento de Rosario. En Cerro Dragón los alojan en barracas que estaban en condiciones infrahumanas y cuando se sofoca la rebelión comienzan a observarse gestos de indisciplina por la situación inaceptable en la que estaban viviendo los gendarmes. Se decide entonces hacerlos retornar con urgencia, pero la falta de aviones hizo que los evacuaran en dos micros que, por las carreteras heladas, terminaron en un gravísimo accidente en el que mueren ¡nueve gendarmes! En el sepelio (y esto se considera como un antecedente de lo que ocurre después) la Presidenta habla de los gendarmes muertos y de las remuneraciones escasas. ¡Como si la remuneración de los gendarmes estuviera a cargo del presidente de Etiopía! Luego se producen, a causa de los haberes, las situaciones ya conocidas y en las Fuerzas de Seguridad se repite (aunque en menor grado) el caos que existe en las remuneraciones de las Fuerzas Armadas. —Y como ex ministro de Defensa, ¿qué puede decir de la falta de radares en las zonas fronterizas? —Es un problema. El tema de radares es bastante complejo porque no se agota con los radares. (De hecho nuestras fronteras son un colador y pasa cualquier cosa). Por eso hay que poner mucha atención a lo que ocurre con nuestros ríos. El contrabando por agua es muy, muy importante. Pero, hablando de las fronteras terrestres y de la ausencia de radares, este es un problema que hay que solucionar. Imaginemos que radarizamos todas las fronteras y el radar detecta que un avión está entrando transgrediendo nuestras fronteras… ¡No tenemos aviones interceptores! Entonces el avión intruso va a seguir su ruta tranquilamente porque no hay nadie que lo intercepte. No tenemos ley de derribo y lo único que podemos hacer es saludarlo de lejos y decirle “¡Bienvenido a la Argentina! ¡Descarguen y váyanse!” Como usted ve el tema es muy complejo y la vulnerabilidad de nuestras fronteras pasa también porque este gobierno ha replegado la Gendarmería y vemos que la Gendarmería ¡está custodiando la avenida Gral. Paz! Como si las fronteras estuvieran en la Gral Paz. Y la Prefectura que tendría que estar controlando que terminen de robar nuestra riqueza ictícola aparece, en cambio, controlando el tránsito en los Lagos de Palermo. Esta es una absoluta superposición y “desvirtuación” de funciones que han llevado a la situación en la que estamos. —Recordando, Jaunarena, su experiencia como ministro de Defensa, ¿cuál fue el golpe militar más grave que sufrió la democracia? —Yo creo que la sublevación de Semana Santa produjo un quiebre en la Historia. Hace muchos años, en las intentonas anteriores la ciudadanía compraba fideos y se iba a su casa esperando ver el final de la película. En Semana Santa, en cambio, la gente fue a la Plaza. A las plazas de cada una de sus ciudades reivindicando su derecho a ser dueño de su propio destino. Por eso es un punto de inflexión: a partir de ese momento la historia de los golpes militares comienza a disminuir en potencialidad. Luego vienen Monte Caseros, Villa Martelli y ahí pudimos reprimir al no tener esos golpes la virulencia institucional que ostentaba Semana Santa en 1987. —Sin embargo, La Tablada fue un hecho gravísimo. —También bastante inexplicable… Fue el último estertor (por parte de grupos irregulares) de la violencia en Argentina. Todavía hoy, no alcanzamos a explicarnos el absurdo que aquello significó. Y la pérdida de vidas humanas, tanto de muchachos jóvenes como de militares, que murieron en aquel acto de locura del que fue protagonista Gorriarán Merlo. Espero que esta violencia nunca más vuelva a aparecer en nuestro país. —Como usted bien señalaba, el fenómeno de la gente en las plazas fue único. Nunca volvió a repetirse… —Yo estaba en la unidad sublevada –recuerda Jaunarena–, en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, tratando que Rico se rindiera. Hubo allí enormes dificultades: Rico no lograba que los militares se plegaran a su rebelión, ¡pero tampoco nosotros conseguíamos elementos para reprimirlo a Rico! Hubo una resistencia implícita a disparar contra otro camarada y aquí ¡quien mueve el fiel de la balanza es la gente! Le explico: cuando después de dos horas de intimarlo para que depusiera su actitud comprobé que Aldo Rico seguía dando vueltas y vueltas no tuve otra opción que decirle: “Mire, no puedo garantizarle a usted que pueda contener a la gente que está a quinientos metros de aquí… Así es que, piénselo… Resuelva…” . Y fue allí cuando Rico se dio cuenta que esa presencia de la gente (no solamente en Campo de Mayo sino en todas las plazas de la República) hacía inviable su rebelión. Más allá que carecía de solidaridad en su propia fuerza. Fue en ese momento entonces que finalmente me anunció que en la mañana del domingo entregaría la tropa al gobierno nacional. —Cuánta angustia en aquellos días…Me parece que somos muchos los que nunca entenderemos tampoco la frase presidencial (horas después) anunciando: “La casa está en orden”. Jaunarena suspira: —Cuando recibí la indicación presidencial de reducir a Rico aquel sábado a la noche, recuerdo que el presidente Alfonsín tenía dos obsesiones: una, rendirlo y otra que no corriera más sangre en la Argentina. Oficialmente ya cargábamos más de 10 mil muertos que nos dejaba el Proceso de la dictadura. La orden era, entonces, rendir a los sublevados y que no hubiera derramamiento de sangre. Y cuando Alfonsín, el día domingo, recibe la rendición de Rico lo hace con un enorme alivio porque la recibe sin sangre…También, hoy, quiero recordar la frase completa del entonces presidente: “La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina”. Lo repito porque esta segunda parte no aparece en la memoria colectiva porque hay un aparato de inteligencia de los propios carapintadas y de los montoneros para desvirtuar lo hecho por el Gobierno. Para la extrema derecha el pueblo batiendo a una intentona militar era terminar con la historia de que había un poder detrás del poder frente al cual un gobierno democrático claudicaba. Había que demostrar entonces que el Gobierno había negociado para seguir manteniendo la idea de que hay un poder invencible detrás del poder. Y la izquierda montonera (muchos de ellos fueron cómplices de Rico) tenía que demostrar que sólo la lucha armada podía vencer a los militares. Como siempre, entonces, los extremos coincidieron en sus objetivos, pero la realidad demostró que el pueblo movilizado con un gobierno democrático dispuesto a defender sus principios iba a oponerse a cualquier tipo de violencia.
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 14:47:11 +0000

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