Recién, choqué de frente contra uno de esos textos infra humorísticos, breves, diseñados puntualmente para descalificar al que se manifiesta a través de una red social, y me enojé. La mente superior, desde la misma matriz, denuncia a nuestras grotescas muestras de sensibilidad, siempre minúsculas, porque adolecen de una firma consagrada que las contenga. Y entonces, para ese miserable curador virtual, todos los que sacamos fotos y la subimos vía Instagram “nos creemos fotógrafos”, y los que se manifiestan con un texto sensato, a partir de una idea, “se creen escritores”, y esos que utilizan al humor para sobrevivir a la realidad que aplasta “se creen graciosos”. Y así, ante cada exteriorización humana, genuina, de estos días, desde la misma burda plataforma, con el índice inescrupuloso, y con mucho menos talento, emerge el curador virtual, la mente (supuestamente) superior, y mata. La libertad de expresión profunda, sensata, nace desde la sensibilidad de quien quiere contar, por lo que fuere. Pisotear a las manifestaciones sinceras, por menos gracia que porten, no es la revolución de nada. Tomá todas las fotos que quieras, y postealas. Jugá todo el tiempo con las palabras. Reíte de vos, y de lo que nos pasa. Pintá, desnudate, camuflate, sin temor al qué dirán. Vos seguramente tenés algo que contar. Hacelo acá, en una plaza, o en tu casa. Y si aparece el curador virtual, no pierdas el tiempo que le concedí yo, antes de colgar la foto que le saqué a la primera flor de mi planta. @JuanButvilofsky
Posted on: Thu, 28 Nov 2013 23:28:38 +0000
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