Relájese. De hecho, es nuestra incapacidad para relajarnos lo que - TopicsExpress



          

Relájese. De hecho, es nuestra incapacidad para relajarnos lo que nos produce de irritabilidad, cansancio, insomnio, etcétera. Relajarse debería ser un proceso natural, pero como consecuencia del estrés necesitamos aprender técnicas de relajación. Estas técnicas consiguen: 1.Crear un momento y ambiente propicio para el descanso, sitio cómodo, buena temperatura, luz tenue, música suave o silencio, etc. Una vez en esas condiciones, guiar la mente de la persona a producir un relax físico. Hay muchas técnicas. Desde dejarse llevar por la música hasta tensar los músculos al límite para luego relajarlos, el abanico es inmenso, hay para cada gusto. 2.La naturaleza de la mente es pensar. Guiamos la mente hacia un tipo de pensamientos determinados que elegimos. Digamos que ocupamos la mente en recrear una imagen que puede ser nueva o no, como cuando traemos a la mente un recuerdo de algo que hayamos vivido. En la visualización, no solamente utilizamos la facultad de la mente de recrear situaciones como en una pantalla de cine, sino su capacidad de reproducir las emociones que acompañan a esas imágenes, en un plano físico. En otras palabras, creamos una imagen y experimentamos las emociones que producen esas imágenes en nuestro cerebro. También se suele concentrar la atención en cada parte del cuerpo: pie, tobillo, pantorrilla, muslo, cadera... partes del cuerpo y de la cara, y distenderlas, relajarlas, dormirlas, hacerlas más pesadas, ablandarlas, derretirlas, evaporarlas, hundirlas, etc, mentalmente en el proceso de autosugestión, con el fin deseado. Si se pregunta a cualquier persona que practique con regularidad cualquiera de estas técnicas, seguramente dirá que en su vida existe un antes y un después: un antes de aprender y practicar su técnica, y un después de llevar practicándola con asiduidad. Efectivamente, actúan prácticamente como vitaminas o drogas para la mente. Ponen allí donde falta, quitan donde sobra y engrasan los mecanismos de tal forma que con tiempo y constancia, el conjunto de lo que somos, empieza a funcionar cada vez más armónicamente si es esa la finalidad programada. Una sesión de meditación empieza por relajar el cuerpo y la mente. A veces puede incluir algún tipo de visualización preparatoria, pero meditar no es sólo relajarse o visualizar. Aquí no hay solo descanso, ni sólo imágenes placenteras. Y tampoco necesariamente hay experiencias místicas. Como en todos los quehaceres de la vida también hay una forma religiosa, espiritual, mística de entender la meditación. Pero no es inherente a ella. Los actos en sí mismos no tienen tendencias ni simpatías. Una persona profundamente religiosa, experimentará y plasmará su rito en cada acto de su vida: desde comer a trabajar. Una persona agnóstica, por el contrario, no verá en comer o trabajar más que una actividad de las muchas que componen sus días. En la meditación suceden muchas cosas, algunas agradables y otras menos, pero no son el objeto de la meditación. La meditación busca, con diferentes métodos: Que aprenda a enfocar su atención en algo que decida de antemano, sea un punto, un objeto, un sonido, una actividad como respirar, una idea, una cualidad, etc. Que aprenda a hacerlo como un observador neutral, sin involucrarse con las emociones que se puedan producir en cada momento. Que mientras se concentra en hacerlo, la parte no-consciente de su mente, se libre de perturbaciones, haga su trabajo. Todas las técnicas son herramientas, unas más básicas, otras más elaboradas, que resultarán muy útiles para crear ese momento de introspección a veces necesario y tan difícil de conseguir en el día a día. Se suelen dedicar varios minutos al día a practicar la meditación, los 365 días al año. No hay dieta, ni complementos, ni deporte o actividad física, que pueda sustituir los efectos de la meditación sobre la vida de una persona. Entretener la mente en un objeto aunque no sea más que unos minutos, permite crear un espacio de silencio y de orden en el que todo el cuerpo y toda la mente puede realinearse según su estructura natural y funcionar sin condicionantes externos y sin interferencias. En ese espacio, las cosas vuelven poco a poco a su sitio y a su modo correcto de ser y hacer. Y cambiar la vida: crean ese antes y ese después del que tantas personas hablan. Un buen día, ya no se es tan impaciente, ni irascible, ni expectante, etc. Se obtiene más paciencia, más compasión, más serenidad ... poniendo siempre un acto de determinación, de paciencia y serenidad como lo es sentarse a meditar; trabajar la propia mente día tras día. Para entenderlo de verdad hace falta hacerlo, no hay otro método. Para elegir un método, si se quiere buscar un instructor, hay que buscar uno bueno, no se debe ir en solitario a menos que sea una organización solvente fuera de toda sospecha. No hay más clave que ésta y practicar con disciplina.
Posted on: Sun, 01 Dec 2013 06:34:18 +0000

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