SAN FRANCISCO Y LA PAZ. San Francisco es el santo de la paz. Asís es la ciudad de la paz. Cada una de sus piedras son un grito de paz y de reconciliación. Es el legado esencial que Francisco nos dejó en esa profunda intuición de su experiencia del evangelio. Esta su experiencia de la paz que marcó su vida, va íntimamente ligada a su experiencia de LIBERACIÓN EN LA POBREZA. La desapropiación personal, en el sentido amplio y profundo de la palabra, es el requisito esencial por el cual la presencia de Jesús es eficaz en Francisco y en cada uno de nosotros. Y, desde ese momento, desde el momento en se unen POBREZA-LIBERACIÓN-JESÚS, no tenemos la paz: ya SOMOS LA PAZ, y, con la misma intensidad somos liberados de nosotros mismos. Francisco experimentó y se transformó ante el regalo liberador de la paz. Fue víctima agradable del Jesús hecho paz en su profunda liberación. Y…ya no podía (y no pudo) sino ser liberador de todos los hermanos. De su plenitud rebosaba la paz, que era su identificación con Jesús, fuente que aseguraba la eficacia de su misión pacificadora en su vida comunitaria y en el mundo que le rodeaba. Él, Francisco, imitador fiel de Jesús, gratuitamente ofrecía a todos los hermanos el tesoro que a él le invadía y lo identificaba; y por doquier proclamaba, en senderos, plazas y pueblos, que un corazón humilde y pobre, en un Jesús pacificado, es el sólo requisito para pacificar el mundo.
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 09:58:37 +0000
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