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Sara - La Voz de una Lider. En los tiempos modernos, nos esforzamos por resolver cuáles son las funciones respectivas del hombre y la mujer. La Torá no sólo nos ha provisto de un claro entendimiento de la singularidad de cada uno de ellos, sino que ha también incluido ejemplos de la vida real de relaciones armoniosas entre maridos y esposas. Aunque estas historias tuvieron lugar hace más de tres mil quinientos años, cuando examinamos las vidas de los grandes padres de nuestra nación descubrimos eternas perlas de sabiduría que pueden enriquecer cualquier matrimonio. LOS PRIMEROS PADRES JUDÍOS Hay una relación que es única, no obstante, porque concierne al primer padre y a la primera madre del pueblo judío: Avraham y Sara. Nuestro primer Patriarca y nuestra primera Matriarca fueron una pareja indivisible que, lado a lado, ejecutaron la voluntad del Creador. En un tiempo en que proliferaba el paganismo, Avraham y Sara trabajaron con diligencia para enseñar el concepto de un Di-s ético, benevolente y universal. Modificaron juntos el carácter moral de un incalculable número de personas. Mientras que Avraham les enseñaba de la existencia de Di-s a los hombres, Sara difundía este conocimiento entre las mujeres. Mientras que Avraham invitaba gente a su hogar, Sara los atendía. UNA MORADA ESPIRITUAL El Midrash (citado en Rashi, Bereshit 24:67) relata que durante toda la vida de Sara se producían en su hogar tres milagros: por encima de la entrada de su tienda se suspendía una nube protectora, había una bendición presente en su masa, y sus velas ardían de un Shabat al siguiente. Sara transformó su hogar en un santuario espiritual, un refugio de la ideología que imperaba en ese entonces. Al hogar judío se le llama un microcosmos del Beit Hamikdash, el Santo Templo que se levantaba en Ierushalaim. Los milagros que se producían en el hogar de Sara tenían su paralelo en los milagros del Templo. La nube que representaba la presencia Divina afirmaba la grandeza interior. Tal como el Beit Hamikdash fue construido como un hogar para Di-s, el hogar de Sara, también, era una morada idónea para Él. La masa de Sara estaba bendecida de manera que sus invitados se sentían saciados durante un largo tiempo. De modo similar, el pan del Templo permanecía caliente y fresco toda una semana y era la fuente del sustento y la prosperidad de la nación. Las velas de Sara ardían radiantemente siete días enteros, llevando un brillo de espiritualidad a la oscuridad de la semana. De modo similar, la llama de la Menorá del Templo ardía brillantemente hasta el encendido del día siguiente. La luz de la Menorá, al igual que la de Sara, simbolizaba el crecimiento de un nivel espiritual a otro nuevo y más elevado. Sara mejoraba, antes que reemplazar, cada nuevo Shabat —y cada nueva etapa del crecimiento espiritual— con la luz y la fuerza de todos los anteriores. EL HOGAR JUDÍO El mensaje que irradiaba de la tienda de Sara era que el hogar judío tiene un potencial inmenso. Sara demostraba en cierto sentido que un hogar judío adecuado es superior al Templo, pues el Templo fue construido para emular la casa de ella, y no a la inversa. A través del hogar espiritual y material que construyó, Sara personificaba la función de ézer kenegdó, una ayuda para su marido, haciendo su parte, tal como él hacía la suya. Juntos, los dos tejieron un bello tapiz de benevolencia y buenas acciones.
Posted on: Tue, 27 Aug 2013 04:30:12 +0000

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