Scioli es el garante, Moreno está invisible y resurge Capitanich La política y el poder tienen siempre caminos extraños. Los recelos, la desconfianza, la competencia permanente entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli parece haberse esfumado mágicamente. La derrota que el kirchnerismo sufrió el 11 de agosto en las PASO hizo el milagro. Aquel gobernador que no aguantaba los trapos hace tres meses se ha convertido en el garante de la institucionalidad y de que la Presidenta termine con normalidad su mandato en diciembre de 2015. La frase que Scioli pronunció ayer en su discurso durante el acto en el Consejo de las Américas lo dice todo. El gobernador logró el mayor impacto del día en un encuentro que compartió con Mauricio Macri, Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Francisco de Narváez. La respiración de todos se detuvo en el Hotel Alvear cuando dijo, muy suelto de cuerpo, este gobierno tiene que terminar lo mejor posible. En otro contexto, hubiéramos tenido una tarde del fuego kirchnerista que tan bien se enciende cuando convocan al fantasma de la conspiración. Pero nada de éso sucedió esta vez. Una suerte de serenidad gandhiana domina a los habitantes de la Casa Rosada, quienes prefieren preservar esta armonía sorprendente con el sciolismo al menos hasta la elección del 27 de octubre. Hasta las legislativas, Scioli es para el kirchnerismo un seguro de previsibilidad en un escenario tambaleante donde todos los dogmas de la biblia K están cuestionados. El gobernador es la cabeza de un peronismo que comienza a proyectarse como el resguardo político e institucional para una Presidenta cuyo equipo de colaboradores se ha desinflado sin remedio. Los ministros han perdido la poca credibilidad que les quedaba y el más activo de los funcionarios, el secretario de Comercio Guillermo Moreno, ha restringido su visibilidad pública al mínimo indispensable. Su ausencia en Santa Cruz, el miércoles del encuentro de Cristina con empresarios y gremialistas, fue el dato más comentado en Río Gallegos. Aunque son pocos los que creen que la Presidenta pueda modificar su gabinete antes del 27 de octubre los nombres de eventuales reemplazantes han comenzado a rodar. Varios dirigentes del peronismo (entre ellos algunos cercanos a Scioli) creen que el Gobierno necesita un ministro fuerte que reemplace el rol clave que hoy desempeña Moreno. Tiene que tener la confianza de Cristina y la del peronismo, es la explicación más escuchada. Entonces surgen los nombres de Agustín Rossi, quien ya es ministro de Defensa pero que podría ascender. El del entrerriano Sergio Urribarri, quien todavía sueña con ser presidenciable del kirchnerismo. Y el que resurge por su doble rol de economista y gobernador: el de Jorge Milton Capitanich, quien ayer fue justamente uno de los oradores privilegiados en el Consejo de las Américas. Todo puede suceder en estos dos meses de tensión. Ya se sabe que la Presidenta no es proclive a los grandes cambios en su equipo. Pero la certeza que hoy recorre a todo el peronismo es que, si el kirchnerismo repite la derrota, Cristina necesitará insuflarle a su gestión la vitalidad que le arrebataron la inflación, el cepo al dólar y el estancamiento económico.
Posted on: Fri, 23 Aug 2013 16:27:05 +0000
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