Sección 3. El juramento de la familia y la tradición de las - TopicsExpress



          

Sección 3. El juramento de la familia y la tradición de las familias bendecidas 3.1. El logro de una vida celestial mediante el servicio Dios no es ilusorio ni conceptual; Dios no es abstracto. Posee una subjetividad vital y siempre está con nosotros, como dueño de la vida que llevamos. No sólo recibe atención, sino que es un Dios que está conviviendo con nosotros en torno a un común amor. Esto parece un sueño (168-111, 13.9.1987). Deben establecerse la visión de que “mi” consciencia, “mi” intuición y “mis” sentidos le pertenecen a Dios, así como todo lo que uno siente. Sepan claramente que mientras no sea así no podrán poseer el Cielo, que se mueve con el corazón. (8-294, 14.2.1960) Sin crear las raíces para atender a Dios en nuestros corazones y para que nosotros los humanos podamos ser completamente uno con Él en la posición de cuerpo suyo, no hay manera de “limpiar” este mundo satánico. Desde esta perspectiva, vivimos la era del servicio incondicional, la era de la salvación mediante el servicio voluntario. La gente puede ser salva mediante el servicio. Dios no es alguien que está flotando en el aire. Hay que atender y servir de corazón a Dios como el Sujeto recíproco dentro del ámbito de nuestra vida diaria. (144-274, 25.4.1986). ¿Cuántas veces al día perciben la presencia de Dios? ¿Cuántas veces lo sienten en 24 horas? ¿Es suficiente con atender a Dios 2 de las 24 horas del día, aquellos que pretendan recibir la salvación a través del servicio? A Dios lo necesitamos con más urgencia que al aire. Más que al agua, necesitamos a Dios; es más valioso que el alimento ¿No lo sienten así? (33-230, 16.8.1970). A partir de ahora deberán llevar una vida de servicio. La vida de fe hasta la actualidad consistía en creer para ser salvo, pero de aquí en mas viene la era de la salvación por medio del servicio incondicional. (161-218, 15.2.1987). Originalmente, si no hubiésemos caído, iríamos nuestro camino normalmente y atendiendo a Dios. Para servirlo, hay que hacerlo con ambos: con nuestro corazón y con nuestro estilo de vida. (150-213, 15.4.1961). Hay que vivir una vida de servicio. Recibimos el Reino Celestial de la esperanza, pero aun no recibimos el Reino de los Cielos donde podamos vivir practicando el servicio; es decir, en el aspecto de nuestra diaria vida, aun no reconocimos a Dios como nuestro Sujeto recíproco acompañante. (6-226, 17.5.1959). Como Dios es el ser central del Universo, aunque uno se acerque a Él y esté a su servicio miles de años siente que quiere servirlo aún más. Nunca se nos ocurrió pensar que no hay mayor felicidad que estar al servicio de Dios, porque en realidad ésa es la obligación moral del servicio teniendo a Dios como centro. (77-328, 30.4.1975). Tienen que practicar una vida de servicio. ¿Por qué deben hacerlo? Entiendan que es para recibir el amor de Dios; por lo tanto, en primer lugar hay que servirlo a Él. Hay que atender a Dios. (78-30, 1.5.1975). Todo lo que uno ve y escucha durante su rutina de 24 horas, ¿para qué lo hace? Es por Dios; hay que ver, escuchar y sentir por y para Dios. Si bien estamos viviendo una vida terrenal debemos vivir de modo tal que la conectemos con la vida celestial. (35-284, 25.10.1970). La persona que siempre vive discerniendo si Dios está contento o triste no podría ser mala persona aunque quisiera serlo, ni podría infringir las leyes celestiales aun queriendo infringirlas. Un hombre así no se doblegaría ante la seducción de una hermosa mujer. (40-297, 7.2.1971). ¿Cuál es la causa de los numerosos jóvenes, desdichados varones y mujeres, que hoy escapan de sus hogares? Se debe a que se perdió el amor afín a las leyes naturales, y es por eso que deben surgir padres universales que puedan traer a Dios al centro de la familia. (21-155, 17.11.1968). 3.2. Una vida en consonancia con los Padres Verdaderos ¿Qué permanecerá al final? Dios y el hombre, el enfoque de una vida donde Dios y el hombre, juntos, transiten el camino; y al igual que con la vida, una cosmovisión que incluya a ambos, a Dios y al hombre. No una posición para que en cierto grado el hombre conozca vagamente sobre Dios, sino una posición en la que el hombre sea inseparable de Dios. Originalmente Dios y el hombre se separaron en una posición en la que no debían separarse, así que deberán alcanzar una posición superior a esa. Hay que ir en demanda de un escenario mundial, de un ámbito diario de unidad entre Dios y el hombre. (65-127, 5.11.1972). Señores, en la era de la justificación por el servicio, es decir, en tiempos de vivir una vida de servicio incondicional para otros, ustedes deben hacerlo teniendo un centro claro y preciso. Hay reglas o leyes de cómo servir a Dios, quien puede enojarse mucho cuando esas reglas son violadas. Así como sucede con padres que aman mucho a sus hijos y una palabra de éstos puede causarles un agudo y profundo dolor, también Dios puede enojarse mucho, porque ama al ser humano. En un error por descuido uno puede ganarse el enojo de Dios. Por eso siempre, a mi manera, intento darle alegría a Dios. (17-287, 15.2.1967). ¿Acaso no buscan a alguien que piense en ustedes? Lo mismo hace Dios. El camino para conquistar a Dios es pensar en Él más que otros, estar dispuestos a dedicarse por Él. Dios buscará a esa persona. (128-172, 12.6.1983) El primer mandamiento para el ser humano es amar a Dios… ¿hay que amarlo a muerte, o hay que amarlo temporalmente? ¿Quieren amarlo a muerte, o no? Hay que amarlo, aunque los parta un rayo; hay que amarlo a muerte. Siendo así, no hay nada que no puedan lograr antes de morir. (37-25, 22.12.1970). Hay que volverse obstinado para ir este camino. Los leales son en cierta manera personas así; a veces lucen un poco tontos. Tienen el carácter de un oso. Si les cortan un brazo dirían “Aquí quedó más corto; córtalo más.” Hay que tener algo de esa estupidez. Tanto el oso como el jabalí, cuando les pegan un tiro y tienen una parte que les cuelga, ellos mismos se la cortan y escapan. En la muerte pensarán después; primero deben cortarse esa parte. Hay que tener algo de eso. Los leales deben tener algo de tontos. (26-143, 19.10.1969). ¿Qué tipo de persona soy yo? Soy alguien que no tiene más que una sola habilidad, que voy solamente derecho hacia delante, torpemente. Debería callarme más la boca y volver a tiempo pero, ¿por qué actúo como para que me insulten? Eso es porque debo superar la oposición de mucha gente. Ustedes están pensando en darse la vuelta ¿no? ¿Por qué debemos cortar con las cosas del mundo? Porque si son atraídos al amor de su padre y de su madre, no pueden ir derecho. Como Dios ha venido buscando hasta ahora un camino derecho, hay que ir de esa manera. (97-257, 19.3.1978). Dios es alguien tan solitario, se siente tan solo que yo, hasta el día que me muera, quiero cumplirle al menos uno de sus deseos e ideales, ampliando aunque sea una de las bases de esa área y he venido consciente de que mi misión es reunir a la gente que pueda dedicarse a Dios. Si soporto con amor y desconozco lo que es la venganza aunque me insulten y me torturen, es porque nací como hijo de Dios y porque tengo la responsabilidad de establecer su voluntad. Vengo luchando con la idea de que debo dejar el legado de por lo menos eso, cómo establecer esta tradición, aun mientras me tambaleo, o se me dobla la cintura o me arrastro sobre mi estómago. (82-47, 30.12.1975). Señores, ustedes ahora deben vivir con los Padres Verdaderos; por eso ellos están en la posición de su abuelo, de su padre y su madre. Ustedes están en la posición de primogénito. Esto es diferente. En conclusión: tres generaciones deben convivir. Hay que vivir sintiendo que Dios está con uno, que los Padres Verdaderos están con uno, y que los padres biológicos están con uno. Ingresamos en una era que no se puede pensar que “Dios no existe; se murió.” (131-97, 16.4.1984). ¿Qué hay que hacer para recibir el amor de los padres? Hay que amar todo lo que ellos aman; entonces recibirán su amor. En el hogar un hijo debe saber que, si quiere recibir amor de sus padres, lo obtendrá cuando aprenda a amar todo lo que ellos tienen. Quien quiera recibir amor sin hacer esto, está actuando como un ladrón. Si uno trata con displicencia aquello que para los padres es valioso, no puede recibir todo su amor. (133-26, 1.7.1984). Yo he sacrificado mi vida con sangre y sudor para traerlos hasta este punto. He sacrificado mi vida para traerlos aquí. Esto es exactamente lo que deben hacer ustedes por otros. Yo quiero sentirme orgulloso de ustedes, los miembros. Hagamos una promesa pública sobre este aspecto. (11-164, 20.7.1961). Deberían llorar de tanto añorar a los Padres Verdaderos, quienes están en la posición de cuerpo substancial de Dios. Deben sentir con frecuencia ganas de verlos, de agregar un plato o un vaso más en la mesa en un deseo de atenderlos. Hay que tener ese corazón ferviente. Basta con tener un corazón tal que afloren las lágrimas. Si así fuere, estarán unidos conmigo de corazón, respirarán al mismo ritmo que yo, entenderán el estándar de mi personalidad, y mi pasado con las experiencias que respaldan mi carácter; es más, podrán heredarlo. (38-75, 1.1.1971). Adán y Eva pecaron en el Jardín del Edén y vivieron en ese ámbito de la Caída, por lo que no practicaron una vida de servir directamente y personalmente a Dios. Quienes no lo sirvieron, no están calificados para entrar al Reino de los Cielos. Pero a ustedes -que recibieron un linaje caído y vivieron una vida caída- la condición de indemnizar un curso de restauración, atender a los Padres Verdaderos en la Tierra estando aun en un cuerpo físico -cosa que Adán y Eva no pudieron hacer- y vivir atendiendo a Dios, los califica para entrar al Reino de Dios. (150-233, 15.4.1961). ¿Cómo piensan, entonces, que deben servir a Dios? Deberían sentirse como si fueran un solo cuerpo con Dios y un solo cuerpo con los Padres Verdaderos. Si todos ustedes vivieran de esta manera, podrían decir que todas estas cosas le pertenecen, al mismo tiempo, a Dios y a los Padres Verdaderos. Lo que le pertenece a los Padres Verdaderos le pertenece a la nación de los Padres Verdaderos, y lo que le pertenece a la nación de los Padres Verdaderos me pertenece a mí. Así deberían pensar ustedes. El universo le pertenece a los Padres Verdaderos. Esta casa le pertenece a los Padres Verdaderos. Esta nación y también el mundo le pertenecen a los Padres Verdaderos. Como yo soy el hijo de los Padres Verdaderos todo me pertenece. Esta es la conclusión. (161-231, 15.2.1987). En la era del Completo Testamento, Dios en persona se le aparece a la gente en la figura de los Padres Verdaderos. Por eso no importa qué tan grande sea la fuerza política impuesta sobre la Iglesia de la Unificación, existe un poder extraordinario dentro de la iglesia que puede superarlo y viene de lo dicho anteriormente. El camino de la Iglesia de la Unificación es ver, sentir y experimentar directamente al Dios Vivo. (La voluntad de Dios y el mundo, 286). La esperanza del hombre es encontrar a los Padres Verdaderos. Las personas a quienes hay que encontrar, aun yendo por el camino de la muerte, son los Padres Verdaderos. Aunque deban guardar el rencor de perder toda la historia, de perder toda la era y perder a toda su descendencia, si encuentran a los Padres Verdaderos encontrarán la historia, encontrarán la era, encontrarán el futuro. Tienen que saber qué tipo de personas son los Padres Verdaderos. (35-237, 19.10.1970). Cuando piensen en los tres caracteres de ese nombre “Cham Pu Mo (varadero, padre y madre),” piensen que la historia gira alrededor de los Padres Verdaderos, que gracias a ellos existe un punto de partida para girar hacia un nuevo mundo, que gracias a los Padres Verdaderos se determinan los lazos internos para poder subyugar... que gracias a ellos se conquista a Satanás, quien ha invadido el mundo externo y que por primera vez quedó determinado un centro capaz de liberar a Dios. En primer lugar deberían estar agradecidos por la sorprendente gracia de poder vivir junto con los Padres Verdaderos, y actuar bajo sus órdenes. (43-144, 29.4.1971). Hay que liberar a Dios. Desde que supe que Dios -quien con verdadera autoridad divina debió haber vivido atendido, alabando una infinita felicidad junto a los progenitores de la Humanidad en el jardín ideal- se había convertido en un desdichado, quiero que liberemos a ese Dios con nuestras propias manos. Esta es una tremenda propuesta. Que en el mundo religioso surja semejante contenido es una extremadamente grata noticia para Dios. Es el mejor de los evangelios. Dado que quien estableció el budismo, el confucianismo, el islamismo y el cristianismo es el mismo Dios, todas las religiones deben dar la bienvenida a esto con ambas manos. (176-242, 11.5.1988). Cuando ustedes son uno con los Padres Verdaderos, pueden tener su nación, su raza, su tribu y su familia. Los Padres Verdaderos son el estándar substancial que combina todos los valores gloriosos del universo ¿Podrían cambiar a los Padres Verdaderos por todo el dinero del mundo? ¿Podrían hacerlo a cambio de sus vidas? Ahora es diferente que en el pasado. No importa donde fueren, pero para servir a los Padres Verdaderos deberían visitar Corea. Sus hijos y las posteriores generaciones de descendientes deberán hacerlo también. Eso es lo que hace única a la Iglesia de la Unificación. (30-237, 23.3.1970). 3.3. El establecimiento de una correcta tradición y leyes familiares Lo que a mi me preocupa no es cómo dejar a las posteriores generaciones el nombre de la Iglesia de la Unificación, sino cómo dejarles personas que hayan heredado mi tradición. Por eso he venido educando con énfasis en la importancia de la tradición. (35-115, 4.10.1970). Hasta ahora hemos vivido y hablado como se nos dio la gana, pero deberemos establecer reglas para nuestra familia también. Cuando los padres se enojan no deben agarrar un palo para castigar a sus hijos ni usar palabras vulgares y mundanas. Todos deberemos renovarnos, en una postura de cambio a partir de nuestras palabras, nuestra actitud y nuestra forma de vida centrada en Dios. (28-252, 22.1.1970). Hay que regular claramente cómo debe ser una vida personal y también hay que reglamentar claramente cómo debe ser la vida familiar. A partir de ahora tenemos que vivir concretamente y no de la manera ambigua que vivíamos días pasados. (24-28, 22.6.1969). Los padres existen por y para el bien de sus hijos. Si existieran para sí mismos no habría surgido la palabra “padres.” Más adelante debe ser formada una visión de la ética centrada en los principios de la Iglesia de la Unificación. ¿Cómo deben vivir los padres? Aquellos que tuvieron hijos, deberán existir para ellos. Ese es el primer artículo de la ética, y no necesita de explicaciones. La decisión de vivir por el bien de un hijo no los coloca en una posición de desdicha sino de felicidad. (La bendición y la familia ideal, 765). Ustedes mismos ¿a quién pertenecen? A sus padres y al mismo tiempo a sus hijos. ¿A quién pertenecen, de ser así, los padres? Los padres pertenecen a sus hijos y al mismo tiempo le pertenecen a Dios. Así, ustedes en primer lugar son de Dios, y luego de pertenecer a sus hijos se pertenecen a sí mismos. Recién entonces se habrán perfeccionado. Por eso es que aún permanece en este mundo, en la vida humana, la regla del respeto hacia los padres. De aquí surge que hay que respetar a los padres y amar a los hijos. Alguien sin padres es un huérfano. Prueben recibir el amor de sus padres y amar a sus hijos. Una vez hecho, ese “yo” sabrá distinguir las cuatro direcciones, sabrá quién está por encima y quien debajo. (18-209, 8.6.1967). Hay que dejar una tradición y hay que dejar descendientes buenos y maravillosos, que no sean descendientes de una mente estrecha sino fuerte y valiente. Así, aun cuando el destino de ese país fuese declinar, no lo hará. Sepan que cuando esté a punto de arruinarse, aparecerá un nuevo benefactor, y a una situación de persecución y apremio le seguirá la bandera de la victoria. Hay que dejar una tradición que no sólo alegre a Corea sino a todos los pueblos, y hay que dejar buenos descendientes. Sin hacerlo, no tendrán nada que ofrendarle a Dios. (99-329, 1.10.1978). Cómo hacer para que tres generaciones de hijos bendecidos convivan conmigo es la gran cuestión. ¿Pensaron que si tres generaciones se convierten en leales como no hay otros hoy bajo el cielo, lo serán al mismo tiempo para el mundo celestial? Dedíquense con devoción a abrazar a sus hijos, educarlos e inculcarles esa idea. (51-269, 28.11.1971). ¿Qué es vivir bien respecto al futuro? Que uno viva bien no es el problema. Hay que educar a los descendientes; hay que dejarles algo. No sólo yo, que conduzco la Iglesia de la Unificación, sino también ustedes, hemos venido transitando un sendero miserable, como refugiados que no encuentran un lugar. Hemos caminado el curso del desierto. Ahora debemos asentarnos, y para ello hay que luchar y vencer. Al igual que se destruyeron siete tribus de Canaán, si no se vence en la lucha, no podremos asentarnos. Basta con ganar la lucha con este pueblo. (Mundo Unificado, 11.1975). Hay que dejar por legado la ley celestial aun cuando los padres muriesen. ¿Para qué está la familia? Por más que está para el bien de sus hijos, antes está para Dios y para el bien del país, que es en definitiva estar por y para el bien de los hijos, ya que solamente así los hijos compartirán la suerte de Dios, del mundo y del país. De modo que no deben amoldarse a los hijos nacidos de su bendición, aunque ellos sufran, sino que deben ceñirse a la suerte de Dios, del mundo y del país. (21-87, 27.10.1968). La cuestión es cómo preservar el linaje puro que hemos recibido de Dios. No es un linaje caído, sino puro… ¿cómo lo preservaremos? Deberían preocuparse seriamente por ello. Si la Caída ocurrió en el Jardín del Edén, que no estaba contaminado, no deja de ser un problema la cuestión de cómo limpiarse en este mundo de mal y de pecado. Padres nacidos en este mundo pecaminoso deben recibir la bendición, aunque sufran, y crear un ambiente libre de esa contaminación para los hijos nacidos de su bendición. Pienso que aunque debamos sacrificarnos tendremos que crear rápido un ambiente para la segunda generación. (La voluntad de Dios y el Mundo, 550). No se conviertan en familias mundanas, de malos hábitos. No piensen “Hoy me comporto así, incorrectamente, pero más adelante me portaré bien.” Hay que ser perfectos ya. El problema es el presente. Pasado y presente tienen que ser perfectos para que también el futuro pueda serlo. Que en el Edén no hayan tenido un día así es otra prueba de la Caída. La posición ideal es aquella en la que coinciden pasado, presente y futuro. Hay que ser capaz de ofrendar el presente. ¿Será que pueden llegar a ser una plataforma eterna en este mundo? Esa es la esperanza de Dios. (21-77, 20.10.1968). Si el pueblo de Israel declinó después de conquistar Canaán, fue porque habían asimilado el ambiente anterior y se habían habituado a él. Se arruinaron porque volcaron todos sus pensamientos a vivir mejor, a comer bien, y a una vida lujuriosa. Hasta se casaban con personas que no eran israelitas con tal que fueran de familia rica. Además ambicionaban poder y les gustaba el conocimiento. Decayeron porque vendieron su mentalidad de pueblo elegido, ya que se habían adaptado a la cultura cananita. (Tongil Segye, abril de 1986) Los hábitos son la peor costumbre crónica. Si después de casarse y tener hijos practican una vida de malos hábitos, se les pegarán al cuerpo. En un ambiente así no hay tiempo de hacer condiciones ni oración, con los niños haciendo barullo alrededor. (30-125, 21.3.1970). Nosotros no priorizamos al individuo, sino a la familia. Pero no por eso definimos todo en torno a la familia sino que hay que conectarla con todo lo demás. No alcanza ya con los esfuerzos de una cultivación personal en solitario como era antaño. Deberán determinarse y prepararse a multiplicar sus esfuerzos anteriores. En una vida de desafío al mal puede ocurrirles que de repente se fatigan y se dan en retirada. Al tener una familia deben esforzarse más que cuando eran solteros o solteras. La familia se posiciona en el centro. No podemos evadir la realidad. Las relaciones anterior-posterior, izquierda-derecha, superior-subalterno hay que cumplirlas en la familia. No basta con la forma común de la fe antigua. (27-85, 15.11.1969). No sean familias que viven por y para una generación, sino que deben ser familias que vivan para la eternidad y para el mundo. Tiene que ser una familia que expanda las bases del amor, colecte el corazón de todos los pueblos del mundo y encienda una vela, y un incienso, determinada a morir habiendo establecido en vida lazos comunes con todos los pueblos del mundo, del Cielo y la Tierra. Si ustedes pueden formar este tipo de familias, no importa cuán trabajosas las cosas puedan ser en la vida, Dios puede protegerlas. Dios los preservará como a una semilla. (La voluntad de Dios y el Mundo, 594). Ustedes tienen que establecer la tradición familiar, y en especial la familia bendecida, debe instituir la ley familiar. Tienen que fundar el prototipo de educación en las normas para los hijos y las familias. Por lo contrario, si los padres cometen desaciertos, no tendrán manera de evitar la acusación de sus hijos. (21-87, 3.11.1968). De ahora en adelante habrá que cortar con la precisión de un bisturí y practicar una disección. No pueden hacer las cosas como les place. Debido a que la Iglesia de la Unificación es el medio para construir la nación celestial, no funciona en el nivel individual sino en el nivel familiar. Aquellos que no se vuelvan buenos ejemplos en sus familias serán censurados por el mundo. Serán censurados por todo el Universo. (30-230, 23.3.1970). Ayu
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 04:42:13 +0000

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