Semana 14, canto XIV, selección de versos. #ProyectoOdisea ¿A - TopicsExpress



          

Semana 14, canto XIV, selección de versos. #ProyectoOdisea ¿A la patria siempre se vuelve? Si así lo parece, ¿cómo es qué se vuelve? ¿Qué se extraña, qué se pierde para siempre, qué se ha quedado con uno y qué se busca recuperar cuando se inicia el regreso? ¿Qué se reconoce como propio cuando no se ha estado allí durante tanto, quizás demasiado tiempo? Pero también: ¿cómo será recibido quien regresa? ¿Quién habrá de reconocerlo? ¿Quién habrá de honrarlo y buscarlo, y quién lo espera para odiarlo? Así Odiseo, "dejando el puerto, empezó el áspero camino, por lugares selvosos, entre unas eminencias, hacia donde le indicó Palas Atenea (...)" (XIV, v. 1). El canto XIV se presenta un canto de transición en ese camino áspero entre la vida errante del que busca regresar y la venganza de quien ya ha regresado pero necesita, después de tantos años, volver a hacer suyo lo propio. Odiseo, el de los mil ardides, irreconocible una apariencia engañosa, confunde con sus cuentos cretenses a Eumeo, su servidor más fiel. El porquerizo se confunde pero quizás también el lector, porque esos cuentos cretenses se burlan de la imagen que aspiraban dejar a la posteridad de los guerreros de la más sangrienta y épica guerra ultramarina. Los relatos de un Odiseo "cretense y anciano" muestran héroes de guerra que tienen hambre y chuchos de frío, y quieren algún tipo de manto para pasar la noche sin sentir frío, mientras que, en esa duplicidad que tanto disfruta Homero, quien urde el relato con su cuento busca conseguir también un manto y una buena cena, porque ya no época de héroes que no tienen estómago. "Sobrevino una noche mala y sin luna, en la cual Zeus llovió sin cesar y el lluvioso Céfiro sopló constantemente y con gran furia. Y Odiseo habló (...) tentando al porquerizo, a fin de ver si se quitaría el manto para dárselo o exhortaría a alguno de sus compañeros a que así lo hiciese" (v. 457-462) Eumeo, mientras tanto, se reconcentra en los tres matices de su pena: la muerte del amo, los beneficios que un servidor ha perdido para siempre con esa muerte, y la conducta indigna de los incansables pretendientes de Penélope. "Ya los dioses me tienen dolorido y me hacen gemir por una causa bien distinta; pues mientras lloro y me angustio, pensando en mi señor, igual a un dios, he de criar estos cerdos grasos para que otros se los coman (...) las deidades atajaron sin duda la vuelta de mi amo, el cual, amándome sobre todo en extremo, me habría concedido una posición, una casa , un peculio, y una mujer hermosa (...) Más los pretendientes algo deben saber de la deplorable muerte de aquél, por la voz de alguna deidad que han oído, cuando no quieren pedir de justo modo el casamiento, ni restituirse a sus casa; antes, muy tranquilos, consumen los bienes orgullosa e inmoderadamente" (v. 38-42, 61-64, 89-94).
Posted on: Mon, 07 Oct 2013 03:12:29 +0000

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