Ser otra persona No son pocas las veces en las que uno desea ser otra persona. Algunos lo piensan cuando sienten envidia por alguien, otros cuando quisieran no estar en el lugar en el que se encuentran, presos de la vergüenza. A mí me pasa que quiero ser otra persona en el peor momento, cuando ya no vale la pena. No me refiero a ser otra persona específica, como cuando alguien quiere ser James Franco o Marlon Brando (de joven), sino más bien quiero ser yo mismo, pero mejor. Siempre quiero ser otra persona cuando me echan de una pega, por ejemplo. De todos los trabajos que he tenido me han despedido, no porque haga la pega mal, sino por insolvencia de las empresas. O al menos eso dicen. Entonces cuando me veo en la calle un día lunes a las 11 am sin mucho más que hacer pienso que si hubiese sido mejor en mi trabajo ninguna insolvencia de ninguna empresa podría despedirme. Y me concentro y lo intento, sólo para repetirme la misma película en la siguiente oportunidad. El otro momento en el que quiero ser otra persona es el peor. Cuando termino una relación me abrasa la incertumbre, porque de la misma forma que con mi trabajo me digo y trato de no cometer los mismos errores, pero de un momento a otro hay una insolvencia de la relación que jamás vi venir y me veo enfrentado a alguien que me dice muchas cosas, entre ellas todo lo que desde su punto de vista de verdad me merezco. No quisiera que malinterpretaran esta parte, se los agradezco. Pero la verdad, al igual que el discurso de “Tu pega está muy buena, pero lamentablemente esto no ha andado al ritmo que esperábamos” no sirve de nada. Y no sirve de nada precisamente porque habla de lo insoslayable y te escupe una sensación de discapacidad que no te pertenece. No fuiste tu el que tomó malas decisiones empresariales, ni el que se aterró de que la relación se podría haber puesto más seria y que podrían haberte pedido más cosas. Si te daban más resposabilidades, como levantar un proyecto desde cero, lo enfrentabas. Si te pedían que llevaras al gato al veterinario, arreglaras una llave, un enchufe, mataras arañas, sociabilizaras con sus amigas o cocinaras un viernes por la noche, lo hacías. Porque esa es la madera de la que algunos están hechos. Pero la realidad es distinta a ti. Por muchos escalafones que intentes subir dentro de las maderas nobles, este mundo está construido desde hace bastante tiempo en base al plástico; más barato, flexible, maleable y reemplazable que la madera. Tu, mi amigo, eres parte de la colección de muebles antiguos de una anciana ¿O te parece coincidencia que con una frecuencia curiosa las mamás de tus pololas creen que eres un buen tipo? Si tienes suerte intenta reconocer tu ubicación en el mundo y ya. No hay nada más que hacer, de verdad no existe nada por lo que cambiar realmente, ni por lo que ser mejor persona. Uno sólo puede ser mejor persona con la gente que no conoce, los niños en África o en Indonesia y creer que ayuda en algo. Pero de todos los demás, mejor olvidarse. La gente nunca se da cuenta de nada.
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 02:48:37 +0000
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