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Sobre la EDAD FUTURA y el CUERPO ALMA Mientras vivíamos en la antigua Atlántida, en las cuencas de su suelo, la presión de la neblina cargada de humedad era muy grande. En su consecuencia se endurecía el cuerpo denso, y otro de sus resultados fue el que las vibraciones de los cuatro vehículos superiores que lo interpenetran quedaron considerablemente retardadas. Esto fue especialmente cierto con el cuerpo vital, que se compone de éter, es decir, un grado de materia perteneciente al mundo físico y sujeto a algunas leyes físicas. La fuerza vital del Sol no penetraba la neblina densa en la misma abundancia como lo hace en la clara atmósfera de ahora. Si añadimos a esto el hecho de que los cuerpos vitales de aquel tiempo estaban casi enteramente compuestos de los dos éteres inferiores, que fomentan la asimilación y la reproducción, comprenderemos que el progreso era entonces muy lento. El hombre llevaba una existencia casi puramente vegetativa, y sus principales esfuerzos eran la obtención de alimentos y la reproducción de su especie. Si tal hombre hubiese sido trasplantado a nuestras condiciones atmosféricas, la falta de presión exterior habría provocado una salida del cuerpo vital, lo que significa la muerte. Gradualmente el cuerpo físico se hizo menos denso y el volumen de los dos éteres superiores aumentó, de modo que el hombre se capacitó poco a poco para vivir en una atmósfera clara y bajo una presión disminuida, tal como la que disfrutamos desde el Diluvio, cuando se condensó la neblina. Desde aquella época hemos podido también asimilar más de la fuerza vital del Sol. La mayor proporción de los dos éteres superiores que se encuentra ahora en nuestros cuerpos vitales, nos capacita para expresar los más elevados atributos humanos que son propios del desarrollo de esta época. Las vibraciones del cuerpo vital bajo las presentes condiciones atmosféricas han capacitado al espíritu para crear lo que llamamos la civilización, que consiste en progresos industriales y artísticos, y en normas morales y espirituales. Hay que notar que los éxitos industriales y morales están tan íntimamente relacionados y dependientes uno de otro, como las obras artísticas dependen de un concepto espiritual. La industria tiene la misión de desarrollar la parte moral de la naturaleza del hombre, y el arte la de dar nacimiento a la parte espiritual. De este modo estamos ahora preparados para el próximo paso en nuestro desarrollo. Es preciso recordar aquí que los requisitos necesarios para nuestra emancipación de las condiciones prevalecientes en la Atlántida fueron en parte fisiológicos: teníamos que desenvolver los pulmones para respirar el aire puro en el cual estamos sumergidos ahora y lo cual permite al cuerpo vital vibrar con un ritmo más rápido que en la pesada humedad de la Atlántida. Sabiendo todo esto comprenderemos fácilmente que el progreso futuro está en la liberación completa del cuerpo vital de los cepos del cuerpo denso y en dejarle vibrar en un aire absolutamente puro. Esto es lo que sucedió en la sublime altitud exotéricamente conocida como el "Monte de la Transfiguración". Hombres adelantados de varias épocas, tales como Moisés, Elías y Jesús (o mejor dicho, el cuerpo de Jesús con el alma de Cristo) se aparecieron con la vestidura luminosa del cuerpo del alma liberado, el que llevaremos todos en la Nueva Galilea, el Reino de Cristo. "La carne y la sangre no pueden heredar el reino", porque esto estaría en oposición con el progreso espiritual de aquel día; así, pues, cuando aparezca Cristo tendremos que estar preparados con un cuerpo del alma, y por consiguiente debemos estar en condiciones de abandonar nuestro cuerpo denso, para que sea posible que "podamos elevarnos y salir a Su encuentro en el aire".
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 03:18:25 +0000

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