Soneto Quedó en mis manos un jirón de encaje; te escapaste de mí como una sombra, mas al huir, se te enredó el ropaje y rodaste de espaldas por la alfombra. Te curvé bajo el yugo de mis brazos, y de mis dientes la caricia ruda rasgó cendales y deshizo lazos, hasta dejar tu castidad desnuda. Y allí, sobre la alfombra, entrelazados, las sombras como hiedras agitadas, nuestras bocas rampantes y lascivas. confundidos en un bárbaro grito, resucitamos el antiguo mito del amor, en las selvas primitivas. Francisco Villaespesa
Posted on: Fri, 21 Jun 2013 02:09:57 +0000
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