Soy mujer de palabra...antes de fin de año dije que vería a mi amigo...el que me tendió la mano cuando mis cabros eran chicos, había vendido mi casa entera, me había quedado sin nada, ni mis discos, sólo mis hijos, uno en cada mano, puras penas, dolores pa tirar al techo... El hizo lo suyo, emprendedor y chato del yugo Yankee del Citibank donde nos conocimos, tuvo su jardín infantil...me regaló un comedor, bajito, él único que tuvimos por años en la casa, hasta que los niños eran adolescentes, crecieron en él desde kinder y nunca dejaron de sentarse en él.... Un comedor para niños, color naranja como la felicidad, esa que logramos que nos acompañara por muchos años, reconstruyendo nuestra realidad, allá en calle Amapolas con Hamburgo, en Ñuñork, cerca del colegio pa que los cabros no sufrieran en las micros y la madre llegara a tiempo a trabajar al Edificio Forum de Tobalaba, con una sola micro, porque trasnochaba, cantaba en el Hyatt con su partner dorada...y le ponía el hombro a todo, en el Citi y en el Hyatt con una falta de sueño que el jueves ya pasaba la cuenta, pero si llegaba atrasada, su jefe la perdonaba, porque la quería y le decía: - Pao, no puedes llegar tarde, tú sabes... Y la Pao le respondía: - Froi, para mí el saludo de mis hijos por las mañanas es algo que no cambio por nada; es lo único que me queda en la Vida...no transaré llegar a tiempo a cambio del saludo de mis hijos JAMÁS. Y me dejaba...siempre lo hacía...y me cubría ante sus jefes, porque me cuidaba, de los jotes y de todo; Dios me lo envió como al padre que no estaba...
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 16:47:02 +0000
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