“Sr. Amor” Sr. Amor, dígale que duele, que duele que no mire y que ya no bese mis labios, si la ve comente que aprendí a perdonar pero no a olvidar, dígale que mis lunas no son iguales sin el sol de sus ojos, que mi piel llora por las noches preguntando por su nombre, la almohada me aconseja y a veces la ignoro; Sr. Amor dígale que duele!. Sr. Amor, usted que conoce tantas historias, usted que ha leído, usted ha escrito sobre usted y nadie del todo le conoce, usted que siempre deja algo al misterio y a todos les falta un poco por conocer, aconséjele que no me olvide aunque no esté conmigo, sé que no volverá porque ambos lo pedimos, aunque sin muchas ganas de cumplir lo que dijimos, dígale en silencio y en el oído mientras duerme que la estaré esperando sin esperar y que si decide volver que vuelva sin regresar. Usted que conoce a la poesía le pido que le diga que la esperaré noche a noche en mi soledad, aquí, en el mismo lugar donde realmente no estoy, literal, aunque me sienta sobre esa nube en la que escribió mi nombre alguna vez, dígale que la distancia no ayuda y que el tiempo no ha sido el mejor aliado como mis ideas me aseguraban, sí ella supiera que extraño esa figura escalena y fugaz que formaban ella, nuestros corazones unidos en un abrazo y yo, agréguele que me siento casi desnudo sin su olor y sí me hace el favor completo, dígale de una manera subliminal, que si puede que me extrañe mejor y sí lo escribe mejor aún. Me prometí a mí mismo no esperarla aunque la espero y me jure no ser dependiente de sus silencios, aunque en realidad con eso me conforme en ocasiones, dígale que me busco y no me encuentro, que me pierdo en mí mismo y me encuentro en cosas de ella, como su mágico olor y en esos besos prohibidos que nos dimos en la oscuridad de una calle, como en ese lindo recuerdo que llego solo y ahora vive con ella. ¿Cómo pensar que quizás no me recuerda?, sí le dí tanto en tan poco, si me dió mucho, más no suficiente y si algo le falto fue darme el final, y si me lo dio no lo comprendí. Sólo le entregue tres palabras antes de marcharme lejos, aunque en realidad lejos siempre estuvimos juntos. Sólo fuimos dos individuos casi desconocidos, me abrasé de la poesía de sus labios y se aferró a mis ojos color del destino, ¿y ahora qué somos?, nada, sólo somos dos personas juntas mirando la luna y el sol desde ángulos diferentes, quizá ella tenga otros brazos, quizá yo consiga otros labios pero siempre habrá esos malditos puntos suspensivos esperando el final de la historia que en realidad nunca comenzó. Quizá no me extrañe tanto, a lo mejor me extraña más, quizá nunca lo sabré o quizá usted siento tan amablemente cruel me traiga una respuesta al volver que me dejará otra duda para no dormir, ella tropezará por ahí, lo sé y le pedirá a alguien más que le repita su nombre en el oído como a mí me lo pidió, le dibujará en rasguños de espalda al fiel amante que quiera devorar su cuerpo narcisista y se dejará llevar por el hecho, disfrutando como yo lo hubiese hecho. Estoy seguro que sus ganas de mi las usará en otro cuerpo que no será el mio y se dejará tomar a la fuerza de unos brazos fuertes vistiéndose de morbo el dulce y sensible deseo de su piel, presa fiel de su vanidad, mas no de sus amores y también seguro estoy que nadie le dibujará en su rostro esa sonrisa que conmigo tuvo, nadie sabrá escribirle describiéndole su belleza en letras y no precisamente la de su hermoso cuerpo, sino, la que casi nadie conoce. Sr. Amor, dígale que duele que no mire, dígale que dije que duele que sienta y que duele aún más que no me lea, dígale que puede escribir de vez en cuando haciendo a un lado mi nombre, yo sabré como siempre cuándo es para mí, aunque en realidad nunca fue mía, pero fue de mí. Sr. Amor, le pido de favor que le diga a su amiga poesía y no vuelva hasta que tenga una respuesta sobre el desenlace de la historia que ahora escribe en nosotros. "Sr. Amor, usted que sabe de cosas del destino, cuéntele mi poesía."
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 04:48:32 +0000
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