Sustos, por Paco Ariza: Bueno, me daría por catalogarlos, pero - TopicsExpress



          

Sustos, por Paco Ariza: Bueno, me daría por catalogarlos, pero me da miedo. En serio, existe el susto del recibo de la luz. Ese, es el susto de recibo. Un suspiro, pero al contrario, en vez de echar aire fuera, lo echas paentro, mano a la cabeza, con la izquierda si el tío es diestro, y viceversa. Otro, el que se llevaría la parienta (obsérvese la diplomacia) si una vieja, o mejor, joven amiga te pega un arrumaco y por consiguiente, su oloroso perfume. Como escribí la otra vez, el susto que se pega ella, si te ve demasiado contento, y soñando con "Las pajaritas", podríamos calificarlo de susto sospechoso. Pero, nuevamente, al revés. Al que yo le temo, es al del ascensor. Ese sería calificado en andaluz, con el de "Zerote", porque nunca sabes qué vas a encontrarte cuando la puerta se abra. Y a veces, da pánico. Aunque, otras, todo se salda, con "Qúe hay", engolando la voz, como para compensar el metro y medio de uno y los dos metros quince del otro. Y sin poder escarparse. (No cuentan los otros centímetros, si el tío es del otro lado) Otros sustos, son los provocados. Recuerdo que de joven, un hermano, me oyó levantarme a mear, y el jodido me esperó agazapado tras una cortina. Supongo que calculó el tiempo del chorro y la sacudida, para pegarme el sobresalto, porque la luz estaba apagada. Del grito que pegué, se despertó hasta el Cristo que estaba en el crucifijo del dormitorio de los viejos. Dios, qué mal, tuve hasta espasmos, y para colmo, mi hermano descojonado. Y eso no es nada, un día, mi amigo Alférez, panaero y fotógrafo, me vio llegar al estudio a través de un reflejo. Conociendo mi espantosa fobia, se escondió tras el mostrador. Pa ké. Solo dijo "Já" Terminé estrellado contra la fotocopiadora, y encima, si llego a romperla, más problemas. Se me cortó la respiración, y anduve unos minutos chunguísimo. Pero luego, me harté de reír. Otro amigo, Bermúdez, concretamente, fue algo más cruel. Me vio llegar por la ventana, y se escondió tras la puerta. El susto fue tan descomunal que al final, él fue el que se asustó más, pensando que me dio un infarto. Pero hay sustos peores, de esos que no tienen remedio. Un susto, por definición es un sobresalto. Por eso, mientras acabemos descojonados con la broma, no pasa nada. Pero eso sí, sólo asústame si eres muy amigo mío. O de Hacienda. O de Endesa. Etcétera... En definitiva, habría que estudiar el tema del agazapamiento, alevosía, mala hostia, inocencia, pero, lo que tiene uno metío, no se lo quita naide.
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 16:45:29 +0000

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