TODO ES CULTURA Pedro Zabala Claro que además de la cultura en los seres humanos está la biología que nos condiciona en doble sentido: limitándonos y ofreciéndonos posibilidades. Pero además, al haber emergido de la naturaleza en forma desconocida para el resto de los seres, somos producto de esa cultura en la que hemos nacido y a la que modificamos. La palabra cultura se usa en un doble sentido. Como el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, en los cuales somos socializados. Por eso, todo ser humano decimos que es, a la vez, naturaleza y cultura. Cultura recibida pasivamente, casi con la misma leche materna. Esa cultura, localizada en el espacio y en el tiempo es la que nos permite desarrollarnos y relacionarnos con nuestros paisanos. De ahí, la extrañeza que experimentamos al ponernos en contacto con gentes de otras culturas al viajar o porque han venido a vivir entre nosotros. Caben entonces dos reacciones contradictorias: Relativizarla, reconocer sus mudanzas históricas, su carácter local espacio-temporal. O sacralizarla e hipertrofiarla, convirtiéndola en signo identitario de una comunidad para afirmar su diferencia y originalidad respecto a las demás. Pero no llamamos cultas a las personas que solo poseen esa cultura pasiva y social. Una persona culta, o sea cultivada como indica el origen etimológico de la palabra, es aquella que con su propio esfuerzo y en contacto con maestros, orales o escritos, ha accedido a lo que suele denominarse la alta cultura, las bellas artes, las humanidades, el sustrato científico de su época. Alguien decía que cultura es lo que queda después de haber estudiado. Lo que se ha incorporado a su bagaje mental para enfrentarse con la vida. Se distingue tanto por su carácter personal como por su pretensión de universalidad. Algo similar ocurre con la afirmación de algunos de que “todos filosofamos, mejor o peor, según los casos. Porque todos tenemos una opinión sobre variadas temas. Es mucho afirmar que TODOS tengamos opiniones sobre variados temas. Hay quienes pasan de todo, hasta de opinar. Son los que invariablemente en las encuestas se engloban bajo el epígrafe no sabe, no contesta. Pero tener una opinión y expresarla no significa que esté razonada y que se haya personalizado. Pueden limitarse a repetir como papagayos lo que han oído en su entorno o en los medios de de comunicación. Además, debe advertirse que filosofar es algo mucho más profundo. Supone preguntarse por el sentido mismo de la existencia, fundamentalmente de la humana, e intentar encontrar respuestas a esta magna cuestión, nacida del asombro. Las distintas escuelas filosóficas precisamente difieren en esas respuestas, incluso las que intentan negar ese supuesto sentido y proclaman lo absurdo de la existencia. ¿No es precisamente la variedad de tantas respuestas, a lo largo de los siglos, lo que obliga a estudiarlas a quien quiera empezar a filosofar?. ¿No es señal de raquitismo intelectual el limitarse a leer y a repetir a un solo maestro?. Al discurrir sobre la existencia y su sentido, han surgido esas ramas de la filosofía que se preocupan del conocimiento, de la verdad, de la ética, de la belleza, de la mente, del lenguaje...Frente a esa ridícula afirmación de que todos filosofamos, ¿no es el Pensador de Rodin la expresión plástica de ese radical esfuerzo que debe realizar quien quiera emprender el camino de la filosofía?.
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 10:29:11 +0000