TRES ERAN TRES Estoy contemplando tres objetos de cobre, muy antiguos, muy limpios, que mi amiga ha colgado de la pared grumosa de su troglodítica cueva. Son: un cucharón o cacilllo, una espumadera o rasera y una paleta o espátula. Están hablando entre ellos, pese a su hiératica postura, y a la rigidez impuesta sobre el muro, que les impedirá girarse y mirarse.Sólo pueden hablar y así dicen: -¡Hola cucharón, qué bien luces a todas horas! -No menos que tú, aduladora, pues a todos nos han dado lustre y brillamos a cualquier luz que nos inunde, y a lo mismo dá qué sombra nos encubre. -¡Qué rollo teneis!.Dice la espátula. Como si fuera un mérito que os hayan pulido con productos ajenos a vuestra verdadera índole. -Y,¿Cuál es esa ignota ascendencia, querida espátula?.dice el cazo o cucharón. -¿Acaso no sabes que dentro del mundo del metal, pertenecemos al del cobre, que no siendo totalmente noble, conserva una titulación y una categoría que otros anhelarían?. -Bien dices -y no lo ignoro-, y es por ello que compartimos sin ser familia cercana, este aforo. -¡Dejaos de exquisiteces y reconoced que de entre los tres, soy a la que más favorece este brillo que nos han dado con frotarnos tantas veces!.O, ¿Es que no habeis reparado que la estrella que cruza mi cuerpo serrrano con estos pequeños ojetes que circundan además mi redondez, me hacen bella hasta soñando?. -Sí hija, sí. Tú sigue presumiendo, pero el calor te ha consumido a lo largo de los años como a cucharón y a mí, en tanto nos introducían en el hirviente aceite, sin hacernos preferentes al entrar o salir de las ollas o sartenes. -No lo niego, pero recuerda lo bien que me sentaba aquélla falda rizada del huevo frito, o aquél chorizo rojizo, o la morcilla tostada. -Pues anda que a mí las migas, que charlando entre ellas por mi cuerpo resbalaban!. -¡Callad, callad, insensatas, que no hay nada comparable a que un caldito sabroso se quede en tu cuerpecito aunque sea sólo el tránsito del plato hasta el pucherito!. -Bien dicho lo de cuerpecito porque mira que te hicieron pequeño, hijo, que en tí sólo hay ración para un comensal chiquitito!. -Bueno, ¿Y qué?.¿Acaso no comen los niños?. -¡Venga, venga! .¡Dejaros de imperfecciones, que no hay ratitos mejores que aquéllos que en el pasado nos hicieron trabajadores!.¡Fijaros ahora qué pena, ya hoy, por fin jubilados, sólo servimos de adorno para que luzca esta cueva!. Mercedes Berruguilla
Posted on: Sun, 20 Oct 2013 23:02:54 +0000
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