TRUJILLANEANDO POR: alfredo cedeño - TopicsExpress



          

TRUJILLANEANDO POR: alfredo cedeño textosyfotos.blogspot/2012_01_01_archive.html Cada vez que abordo la historia, de cualquiera sea el sitio, en el estado Trujillo termino evocando una anécdota, contada por Raúl Díaz Castañeda, del médico Pedro Emilio Carrillo. Decía aquel que sólo una vez lo vio enojado, y ello ocurrió cuando alguien dijo que si a Trujillo lo borraban del mapa, no pasaría nada. A ello Carrillo respondió: "Pero a la Historia de Venezuela tendrían que arrancarle la mitad de las páginas". La frase leída hoy podría sonar a desplante, o quien sabe si a “resuello por la herida”. Ni una cosa, ni la otra: don Pedro Emilio condensó en esas sesenta y seis letras una verdad pura y justa, en consecuencia dura La Ceiba, población que, si ubicamos en el mapa, está en el borde inferior derecho del Lago de Maracaibo, diría algún quisquilloso que a 53 kilómetros, en línea recta, al noroeste de Valera y a 465, también derechitos y sin soportar el desastre de la red vial de Caracas. Debo también apuntar que este es el único puerto del estado Trujillo y que por largo tiempo fue la vía más expedita de comunicación y conexión de este estado andino con el resto del país y el mundo. De hecho, hubo una época en que quienes iban hacia Caracas optaban por la vía lacustre y marítima: embarcaban en La Ceiba, llegaban a Maracaibo, de allí a Curaçao, luego Puerto Cabello y finalmente La Guaira, desde donde finalmente se enrumbaban a la capital nacional. Resulta que en 1876, llegó a Venezuela de Francia el empresario Benito Roncajolo, acompañado de sus dos hijos: Juan y Andrés Roncajolo; los tres eran ricos comerciantes y expertos en la construcción de líneas férreas El 6 de julio de 1869 el Congreso de la Republica emitió un decreto por medio del cual concedía al danés Waldemar Word, la exclusividad para construir un ferrocarril entre el lago de Maracaibo y la parroquia de Betijoque, tal como documenta Francisco González Guinán en su Historia Contemporánea de Venezuela. Lo cierto fue que, gracias a la situación política y/o incumplimiento de la empresa del súbdito de Dinamarca, la obra nunca fue realizada. Deja saber González Guinán en su citada obra que el 31 de mayo de 1878, el Congreso de la Republica, aprobó un contrato celebrado “entre el Ejecutivo Nacional y los señores Benito Roncajolo y Antonio Aranguren para la construcción de un ferrocarril entre La Ceiba y Sabana de Mendoza en Trujillo. Aquel contrato de Venezuela con Roncajolo y Aranguren tampoco se llevó a cabo y será el 17 de marzo de 1880 cuando se firma un nuevo contrato oficial, “para la ejecución de la obra del Ferrocarril, desde el Puerto de “LA CEIBA” o de “La Mochila” (ensenada del mismo nombre, en la desembocadura del río Buena Vista, adyacente al Puerto “La Dificultad”), hasta “SABANA DE MENDOZA”; y que fue firmado entre el ingeniero JESUS MUÑOZ TEBAR, Ministro de Obras Publicas de los Estados Unidos de Venezuela y el Sr. BENITO RONCAJOLO, en Caracas”. Ese documento fue aprobado “por el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela, el día 13 de abril de 1880, y publicado en la Gaceta Oficial Nº 2054 del 16 de abril de 1880”. Y se comienzan las obras Con Benito Roncajolo y sus hijos vino la esposa de Juan: Leontine Perignón de Roncajolo. Ella escribió el libro: En Venezuela, 1876-1892. Recuerdos, que fue publicado en Francia en 1895, y que apenas fue en 1968 cuando se tradujo al español. No se crea que la iniciativa de Roncajolo y sus hijos fue recibida con La Marcha Triunfal de Aída, o con bombos, platillos y saltimbanquis. Si bien un grupo de inversionistas trujillanos, encabezados por Juan Bautista Carrillo Guerra, suscribieron acciones de la compañía, la eterna miopía de los intereses se manifestó de manera virulenta: Los dueños de los arreos de mulas que fungían como medio de transporte hasta La Ceiba, así como los propietarios de las posadas, establecidas a lo largo de los llamados caminos reales, muchas veces le echaban candela a los durmientes, o ponían piedras, palos, clavos y cuanta vaina se les ocurría en la vía. En más de una ocasión sabotearon las líneas telefónicas que la empresa iba colocando en paralelo a la obra. La ruta se fue ejecutando por etapas hasta que se dio por finalizada en Motatán. Desde que entró en funcionamiento su uso se extendió de manera intensiva
Posted on: Sun, 14 Jul 2013 00:12:24 +0000

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