Tarde en la noche hablábamos con Marcelo, a propósito de esta - TopicsExpress



          

Tarde en la noche hablábamos con Marcelo, a propósito de esta nota (lanacion.ar/1505287-las-personas-luchan-por-su-esclavitud-por-eso-tinelli-y-lanata-son-los-pensadores-mas-grandes-del-pais), sobre el tema de la libertad hasta que la conversación derivó finalmente en el tema del dolor, llegando a la conclusión de que hay circunstancias en que, por mucho que se lo intente, no se lo puede ahorrar. El ejemplo más claro es cuando toca a los afectos. Yo recordé aquello de que el dolor es una prerrogativa del viviente, ya que nos enseña lo que debemos evitar, a lo que él respondió acertadamente que la vida no tiene vocación de enseñanza, dando a entender que depende del que experimenta hacer algo con su experiencia. De cualquier manera, no es menos cierto que quien busque evitar el dolor por cualquier medio saldrá inexorablemente debilitado. Teniendo en cuenta esto último, y sin necesidad de convertirse en un asceta o en un guerrero, podría ser de utilidad tomar en consideración las siguientes observaciones de Ernst Jünger: "La valoración del dolor nos es la misma en todos los tiempos. Existen evidentemente actitudes que capacitan al ser humano para distanciarse mucho de las esferas donde el dolor manda como dueño absoluto. Semejante apartamiento se manifiesta en que el ser humano es capaz de tratar el cuerpo —es decir, el espacio mediante el cual participa en el dolor— como un objeto. Ese procedimiento presupone ciertamente la existencia de un puesto de mando situado a una altura tal que desde ella el cuerpo es considerado como un puesto avanzado que el ser humano es capaz de lanzar al combate y sacrificar desde gran distancia. Todas las medidas que entonces se toman abocan a no escapar al dolor, sino a resistirlo. De ahí que tanto en el mundo heroico como en el cultual encontremos una relación con el dolor en todo distinta de la que hallamos en el mundo de la sentimentalidad. Mientras que en este último mundo lo que importa es, como hemos visto, expulsar el dolor y excluirlo de la vida, de lo que se trata en el mundo heroico y en el cultual es de incluirlo en la vida y de disponer ésta de tal manera que en todo tiempo se halle pertrechada para el encuentro con el dolor." Creo que la entrevista es rica y actual en muchos sentidos, al menos para mí. Cuando me fui a la cama me quedé pensando en varias cosas: la actitud de quien se encamina hacia la incertidumbre, la forma de ser en estado de pregunta, el asumirse como un eterno principiante, el buen ánimo como supremo bien, y también aquello del combustible que se carga en la infancia. Todo esto me llevó, siempre moviéndonos dentro de mis personales asociaciones, nuevamente a Pizarnik. Pienso que la poesía, esto es, el lenguaje de máxima potencia expresiva, es tal porque logra condensar el mayor sentido en la menor extensión. Sino fijensé: Extraño desacostumbrarme de la hora en que nací. Extraño no ejercer más oficio de recién llegada. En este pequeño poema encontramos algunos de los temas que enumeré recién. Pero una mirada detenida, es decir, forzar un desacostumbramiento en la lectura de esas palabras tan conocidas, no llevan a preguntarnos, por ejemplo, si ese “extraño” está utilizado como verbo en primera persona del singular, o bien como adjetivo. Es decir, “yo extraño aquel desacostumbrarme…” o “este extraño desacostumbrarme…”. Bien, creo que la respuesta es esta: las dos a la vez. La poetiza aprovecha la ambigüedad propia del lenguaje y potencia, a partir de él, el sentido de su expresión. Y además nos invita a completar su poema con nuestra lectura, para lo cual nos da indicios sobre cómo acercárnosle…
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 01:18:58 +0000

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