Tenemos la suerte de vivir en un país que no tolera el maltrato infantil en ninguna de sus formas. El compromiso de los gobernantes con la educación de los niños por fin es una realidad, y es muy poco el camino por recorrer para alcanzar los altos estándares educativos que tiene, por decir un nombre cualquiera, Finlandia. Aquí no hay desnutrición infantil, tampoco se mueren los niños de la Sierra a causa del friaje o la falta oportuna de atención médica. La explotación infantil en la minería informal felizmente es una pesadilla del pasado. La televisión, y en general, los medios de comunicación, vienen cumpliendo de manera escrupulosamente responsable la función formadora que la sociedad les ha encargado, dejando el interés económico en un segundo plano. Y la pederastia, junto a su respectivo manto de encubrimiento, ha sido completamente erradicada de las parroquias y centros educativos. Podemos decir, por lo tanto, que vivimos en una sociedad civilizada, cuyo objetivo de garantizarles a los niños un futuro libre de violencia y falta de oportunidades ha sido finalmente alcanzado. Pero no nos engañemos, esto todavía no es el paraíso. Pisemos Tierra (nunca mejor dicho). Bien sabemos que de vez en cuando no faltan esos foráneos indeseables, esos infiltrados de aquellas sociedades bárbaras, que traicionando nuestra confianza y burlándose de nuestro espíritu hospitalario, dan rienda suelta a sus instintos primarios y terminan por defraudarnos. Tal es el caso aislado de la Srta. Belén Estevez, quien como es bien sabido, cometió el enorme desacierto de maltratar, en cadena nacional y en horario familiar, a un inocente niño, a un despistado querubín que se había robado el corazón de todos los peruanos con sus enrevesadas contorsiones en aquel entrañable comercial que nos incita a comer pavita una vez por semana. Felizmente, las redes sociales hicieron eco de aquel desafortunado episodio y la ola creciente de la indignación terminó por convertirse en un tsunami de proporciones indonesas, que arrastró a la susodicha dama al frente de la palestra para recibir el escarnio público, exponiendo su bajeza ("bajeza" en sentido literal y metafórico), tal como le corresponde a una antisocial desubicada pelopintado, para finalmente devolverla al vecino país de las carnes y el tango de donde nunca debió haber salido. Superado aquel desagradable incidente, que sirvió a la vez para confirmar el grado de integración nacional y su rechazo total ante la amenaza de cualquier injusticia o abuso, podemos decir que hemos vuelto a la normalidad. Pero aquí no acaba el asunto, porque no podemos ser egoístas y cerrar nuestros ojos ante la barbarie que, lamentablemente, todavía viene azotando al resto del Planeta. Prueba de ello es esta sobrecogedora galería de imágenes, en la que, muchos consideran, debió también aparecer retratada la Srta. Estevez y su respectiva víctima, imágenes que pasamos a compartir con la debida advertencia que no son aptas para personas extremadamente sensibles. Es decir, si a alguna persona, el caso "Belén Estevez - Jueves de pavita" la dejó devastada durante días debido al grado de ensañamiento y crueldad con que actuó la agresora, entonces es muy probable que estas imágenes (producidas, es cierto) no le van a dejar indiferente. Porque, créanlo amigos, el maltrato infantil, es todavía una dura realidad que diariamente enfrentan millones de niños en el mundo.
Posted on: Fri, 09 Aug 2013 22:38:50 +0000
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