@Terminal Zacatecas, Nos comparte su historia, vamos a leerla... Hablar de "Concha del Oro" como lo conocemos es hablar de un pueblo hermano, de gente solidaria y trabajadora. A titulo muy personal comentaré lo que de el recuerdo cada quien lo vimos de forma y en épocas distintas. En mi niñez en los años sententa y principios de los ochentas era toda una tradición visitar "Concha" algunos fines de semana cuando nuestros padres y orgullosos mineros de la región tenían dinero para hacer las compras. En mi recuerdo fueron dos faces una era mi visita desde Salaverna Zacatecas donde pase parte de mi niñez, mis vagos recuerdos son de las góndolas que pendían de unos cables y se perdían en la majestuosa y misteriosa barda que rodeaba la "Macoco" como le decían, se adentraban procedentes de algún lugar del imponente Cerro del Temeroso. Años después en el 77 llegue a Terminal Zacatecas viajar a Concepcion del Oro era como un premio aun no existía la carretera actual, un camino de 10 kilómetros de terraceria seria el trayecto a tan ambicioso viaje pasando por "El Salto" y "Margaritas" era común ver el tren que iba a Saltillo, llegando a Concha sus tubos oxidados que cruzaban la avenida daban muestra de su entonces modernidad, los terreros al lado derecho imponían nuestra vista y en nuestra infancia eran todo un misterio, al final de ellos su panteón multicolor hacían mas misterioso ese pueblo del lado izquierdo sus casas en tonos verde parecían esperar la llegada de sus visitantes. Al adentrarnos era notorio el desarrollo económico y comercial del sector quien hasta la fecha es el gran centro comercial donde los habitantes de los pueblos cercanos como Terminal y muchos mas se abastecen de los productos básicos. Recuerdo que al llegar estaba el famoso Bancomer quien ponderante alojaba a su costado los camiones que iban a Terminal, Bonanza y pueblos vecinos, el de don Carlos aquel amarillo y rojo que aun circula, al menos lo veo igual o aquellos Ford de don Alejo Garcia, que en esa época el famoso "Payo" ya conducía en su adolescencia, algunas veces se vio a su hermano Lupin dar servicio en un microbus. Era común ver a los clientes del banco con tarjeta en mano hacían algún movimiento bancario, no existían tarjetas de plástico solo una pequeña libreta como las de las citas del IMSS donde llevabas las cuentas de tus ahorros. Metros después te encontrabas el mercado, el olor a menudo, frutas y verdura era imposible percibirlo, los gritos de Simón te invitaban a entrar, adelante del lado izquierdo al final de la cuchilla decía "Hotel Rios" con la ignorancia de niño de pueblo solo preguntaban que era eso y recibías una simple explicación. Del lado derecho los Estrella Blanca aquellos autobuses plateados con verde y blanco , adelante los Anáhuac, única conexión con las ciudades vecinas, en su exterior aquellos muditos quienes con su overol de mezclilla y mecate amarrado a la cintura ayudaban a los viajeros a subir su equipaje a cambio de unas monedas, mal encarados pero lo hacían, eran dos, nunca supe sus nombres, uno de rostro duro y el otro mas joven de mirada tierna pero de semblante fuerte. Sin faltar aquel hombre que junto a su esposa ofrecía aquellos ricos lonches de jamón, queso, aguacate, cebolla y tomate, acompañados de salsa roja, que en una charola de "Coca-Cola" con la imagen de una mujer bonita de cabello negro ofrecían a los pasajeros, cabe señalar que no siempre eramos afortunados en probar ese manjar, a veces solo nos quedábamos como perros de carnicería. Enfrente estaba el Colegio de Concha cuyos alumnos con su uniforme verde y blanco daban muestra del desarrollo educacional de la región. Caminando hacia la plaza principal del lado derecho estaba un restaurante que con su fachada de ladrillo y su olor a café invitaban a los visitantes a pasar, a un costado estaba el "Estudio fotográfico" donde muchos de nosotros posamos bien peinados para las fotos de los títulos escolares. Caminando al sur no estaba el paso actual, solo una barda de piedra, al fondo el jardín y su majestuosa iglesia, en el exterior los hombres de la tercera edad con su sombrero ,casco amarillo o café parecían ver pasar el tiempo si prisa, en el interior algunas mujeres con su cabeza cubierta por el rebozo resaban en voz baja. Todo esto bajo un sol picoso y quemante o en un día fresco y lluvioso, rodeado de niños quienes con sus cachetes rojos y partidos jugaban al trompo o canicas. En fin, recuerdos inolvidables de este pueblo Concepción Oro quien tiene un lugar en nuestro corazón y es parte muy importante en la vida de los habitantes de Terminal, cada uno de nosotros lo vivió de forma diferente y cada uno de nosotros tiene una historia distinta. Francisco Ordaz
Posted on: Sat, 05 Oct 2013 15:25:08 +0000
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