Thomas Bernhard Por Andreas Kurz La literatura es, en realidad, una máquina de desilusiones. Así es. Ésta es la verdad. La novela, el teatro y la poesía, si son literatura, desilusionan. La literatura no puede ser otra cosa que una gran máquina de desilusiones. Quien dice otra cosa, miente. La novela sobre todo. Si la novela entretiene, no es literatura. La ficción no forma parte de la novela. La novela no inventa nada, es la realidad pura, nada más que la realidad. Ésta es la verdad. Los escritores que inventan historias son estúpidos. Los lectores que creen las historias son estúpidos. No se sabe quién es más estúpido: el autor que inventa la historia o el lector que la cree. La imaginación y la fantasía no sirven para nada. Son patrañas románticas. Los que hoy creen en la imaginación y en la fantasía son románticos. Románticos brutos. Estúpidos. Sólo nos engañan. En realidad, toda la literatura, en todos los idiomas de todas las épocas, nos engaña. Para eso sirve, para nada más. Es una gran máquina de engaños. El Estado la inventa. El Estado romano, el griego, el egipcio, el español, el francés, el alemán, el austriaco sobre todo. Los austriacos son el pueblo más estafador de todos. Ésta es la verdad. El Estado inventa la literatura para engañarnos, para vendernos la felicidad y el bienestar. El bienestar y la felicidad, así comprados, son la desesperación y la bestialidad. Cuando creemos que somos felices, nos deberíamos suicidar porque entonces somos los más brutos de todos. La bala que nos destroza la cabeza es el único remedio contra la felicidad. La literatura nos engaña con la felicidad y el bienestar. Por eso nos quiere matar. El Estado, que inventa la literatura, nos quiere matar. (Para continuar leyendo en: revistacritica/ensayo-literario/thomas-bernhard-por-andreas-kurz)
Posted on: Fri, 15 Nov 2013 01:25:18 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015