Un cura llevaba de regreso al convento a una monja. Al entrar, la monja cruzó sus piernas, dejando que una de ellas mostrara su piel. Tras ponerse en marcha, el cura puso delicadamente la mano en la pierna. La monja dijo ”Padre, ¿recuerda el Salmo 129?” El cura quitó enseguida la mano. Pero aprovechando el cambio de marchas, volvió a poner la mano en la pierna algo más tarde. La monja volvió a decir “ Padre, ¿recuerda el Salmo 129?” El cura se excusó “Lo siento, hermana, es que la carne es débil.” Al llegar al convento, la monja se fue por su lado. Tras llegar el cura a la iglesia, este revisó el Salmo 129. Dice “Seguid buscando, y más arriba encontrareis la gloria.” Moraleja: Si no estás bien informado en tu trabajo, puedes perder una gran oportunidad.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 10:37:38 +0000