Un joven estaba de compras en el supermercado, cuando notó que una viejita lo seguía por todos lados. Si él se paraba, ella se paraba al lado de él. Al fin, camino a la caja, ella se atrevió a hablarle y le dijo: - “Espero que no lo haya hecho sentir incomodo; es que usted se parece mucho a mi hijo recién fallecido”... El joven, con un nudo en la garganta, replicó que estaba todo bien, que no había problema. La viejita entonces le dijo: - Joven, le quiero pedir algo poco común. - Dígame en que puedo ayudarla, señora. La viejita le dijo que quería que le dijera Adiós mamá cuando se fuera del supermercado, ¡y que esto la haría muy feliz! El joven sabiendo que sería un gesto que llenaría el corazón y el espíritu de la anciana, accedió gustoso. Entonces, mientras la viejita pasaba por la caja registradora se dio vuelta y sonriendo le dijo: - ¡¡¡ADIOS HIJO!!! Él, lleno de amor y ternura, le respondió efusivamente: - ¡¡¡ADIOS MAMA!!! El hombre, contento y satisfecho porque le había traído un poco de alegría a la viejita, continuó pagando sus compras. - Son $ 1.323,54 le dijo la cajera. - ¿Cómo tanto si llevo 1 kilo de ravioles??? Y la cajera le dice: - Si, pero su MAMA me dijo que usted pagaría la compra que ella hizo también!!!
Posted on: Wed, 16 Oct 2013 20:41:07 +0000
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