Una alegría de esas que se disfrutan. Una sonrisa de esas que no - TopicsExpress



          

Una alegría de esas que se disfrutan. Una sonrisa de esas que no siempre pasan seguido pero que, cuando se acercan, causan un placer que se esparce por la tribuna. Con un doble valor agregado. Porque, además de conseguir el tan ansiado pasaje a la Copa Sudamericana, Racing festejó en el clásico frente a Boca con un equipo compuesto de mitad de campo hacia adelante por futbolistas surgidos en las Inferiores de la institución: Bruno Zuculini, Rodrigo De Paul, Luis Fariña, Adrián Centurión y Luciano Vietto fueron titulares juntos por primera vez en 2013, rindieron como todos querían y tuvieron una participación determinante en el clarísimo triunfo por 2 a 0. Con la intensidad de un encuentro de esta envergadura. Así comenzó el encuentro porque los dos achicaron líneas, porque los dos apostaron por asaltar la mitad de campo y porque los dos trataron de que sus virtudes pudieran lastimar con profundidad en los defectos ajenos. Luis Zubeldía paró de entrada el esquema que más utilizó desde su arribo al club: un 4-2-3-1 que buscó controlar desde el despliegue el círculo central y despegar con velocidad por los costados. Le salió parcialmente la apuesta debido a que el dominio estuvo repartido o, para ser más claros, no le perteneció a ninguno. La visita se plantó con 4-4-2 y quiso que la sociedad de Juan Sánchez Miño y Walter Erviti impusiera condiciones. El resultado de la disputa, en el inicio del partido, fue una suma no menor de imprecisiones que desembocó en una ausencia de situaciones. La primera chance de riesgo le perteneció al conjunto de Carlos Bianchi. Antes del cuarto de hora, Nicolás Blandi, que se movió por todo el frente de ataque, recibió solo en el área y remató desviado, cerca del palo izquierdo de Sebastián Saja. No se dejó avasallar Racing y le puso un pleno a la capacidad de desequilibrio de sus hombres de arriba. Con el sostén de un Agustín Pelletieri que fue eje por su incansable voluntad de quite, el dueño de casa esperó agazapado su chance y golpeó ni bien pudo. A los 21, Vietto generó un hueco por la derecha y recibió una infracción cerca del borde del área. De Paul ejecutó un centro con rosca al corazón de la zona defendida por Oscar Ustari y Centurión, con un buen anticipo, convirtió su primer gol desde que volvió a las canchas tras su lesión en el tobillo. De ahí en más, el desarrollo se inclinó para el lado de la Academia, que fue ganando en confianza y explotando sus puntos más altos. Con ritmo, presionó para ahogar a un adversario que abusó del juego brusco y eligió cuándo acelerar el paso para hacer de las bandas una autopista ideal para la rapidez de sus jóvenes. Las consecuencias de esa superioridad, que no implicó extensos niveles de elaboración, fueron un padecimiento para el Xeneize. De Paul desbordó una vez por derecha y Centurión no alcanzó a conectar de manera eficiente; y, al ratito, fue Centurión el que venció a su marca por izquierda y asistió a Bruno Zuculini para una definición fallida. En el otro sector del terreno, Boca dispuso también de alguna aproximación peligrosa porque Juan Manuel Martínez sacó rédito de varios desacoples sobre el lateral derecho y llegó a raya de fondo generando zozobras. Con una contundencia que extrañaba, Racing no le dio tiempo de recomponer la imagen a su visita y sacó más ventaja en el arranque del complemento. Vietto, siempre lúcido, siempre cerebral, habilitó a Fariña al minuto de la segunda parte y, cuando el enlace se preparaba para rematar, Guillermo Burdisso tocó el balón con la mano y Sergio Pezzotta sancionó penal. Como contra Godoy Cruz, Saja tomó la responsabilidad y amplió la diferencia con un potente tiro al centro del arco. Obligado por el marcador, el equipo de la Ribera se adelantó en el terreno y el escenario se tornó propicio para el plan de Zubeldía. Sin perder el orden en el fondo, la Academia aguardó con paciencia el error soñando con la goleada. Oportunidades para anotar no faltaron. Ni por asomo: primero, lo tuvo Centurión en un mano a mano que terminó siendo controlado por Ustari; luego, Fariña le tiró un caño a Somoza y armó una gran maniobra que solamente careció de una definición precisa; y, por último, Vietto, en un arresto fantástico, sacó un zurdazo que se estrelló en el travesaño. Los números reflejaban una realidad inocultable que se percibía en la cancha: Racing contaba con más posibilidades para convertir que en todas las demás presentaciones del campeonato. Claro que los dirigidos por Bianchi no se quedaron y contestaron, con mucho más amor propio que ideas. Aunque Saja pasó una noche tranquila, Martínez aprovechó una distracción defensiva y casi descuenta. La fortuna pateó para los de Avellaneda porque la pelota dio en el palo izquierdo y salió desviada. No hubo suspenso en el final porque Boca no mostró respuestas de ningún tipo y los locales se florearon con toques, con lujos, con posesión del balón y con gambetas. Ante un triunfo indiscutible, los de azul y oro recurrieron constantemente a los golpes y Matías Caruzzo se fue expulsado por pegarles consecutivamente a los chicos del club. Así, en una actuación destacada -quizás la mejor en lo que va del año-, con el talento de sus pibes como estandarte, la Academia cosechó un gran triunfo en el Cilindro y se aseguró participar, por segundo año consecutivo, en un certamen internacional.
Posted on: Mon, 10 Jun 2013 15:22:46 +0000

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