Una enfermedad bacteriana que afecta los cultivos de naranjas y - TopicsExpress



          

Una enfermedad bacteriana que afecta los cultivos de naranjas y limones (la cancrosis de los cítricos) produce un fuerte impacto en la economía, especialmente en el noreste y noroeste de la Argentina, donde se concentra el 98% de la producción nacional de esos frutos. La enfermedad, causada por la bacteria Xanthomonas axonopodis, también genera problemas en las exportaciones; de hecho, Europa y Estados Unidos imponen barreras fitosanitarias a los países afectados. El método empleado actualmente para controlar la enfermedad (bactericidas a base de cobre) está generando resistencia en las bacterias, por lo que se buscan nuevos caminos para afrontar el problema. En tal sentido, un equipo de investigadores del laboratorio de Agrobiotecnología, de Exactas-UBA, que dirige Alejandro Mentaberry, desarrollaron una planta de naranjas transgénica que es resistente a la bacteria Xanthomonas. Por ingeniería genética, los investigadores insertaron en la planta un gen que tiene las instrucciones para fabricar un péptido (proteína pequeña) de acción antimicrobiana. “A los cítricos les agregamos el gen de la dermaseptina, un gen antimicrobiano que fue aislado de las glándulas dorsales de los batracios. Este compuesto es un péptido muy pequeño, que tiene la ventaja de ser inespecífico, pues actúa sobre los componentes estructurales de la membrana celular de bacterias y hongos, y es difícil que genere resistencia”, señala Nicolás Furman, primer autor del trabajo publicado en el Journal of Biotechnology, que también firma Ken Kobayashi, del mismo laboratorio. El trabajo, que se inició en 2007, se realizó en colaboración con María Laura García, del Instituto de Bioquímica y Biología Molecular (IBBM) de la Universidad de La Plata. Lo cierto es que los desarrollos tecnológicos no se logran de un día para el otro, sino que llevan tiempo. “Recién en el último experimento, uno confirma que el proyecto funcionó, hasta ese momento, uno sólo tiene especulaciones”, comenta Furman, con la alegría del logro alcanzado. Y relata: “Queríamos probar si la dermaseptina inhibía el crecimiento de Xanthomonas; primero lo comprobamos in vitro, y el desafío fue la infección de las plantas transgénicas y la demostración de que esta estrategia es válida para lograr resistencia a la cancrosis”. Las plantas afectadas por la cancrosis ven disminuida la tasa de producción de frutos, ya que puede suceder que se mueran sus ramas. Además, constituyen una fuente de inóculo para afectar a las plantas vecinas. Ahora bien, el principal problema de esta enfermedad son las barreras paraarancelarias de los países que están libres de cancrosis, como sucedió con la aftosa para la importación de carne de la Argentina. Por ejemplo, Europa, que es una de las regiones productoras de cítricos que está libre de esta enfermedad, impone fuertes restricciones a la importación. Por su parte, Estados Unidos, si bien no está libre de la cancrosis, también establece barreras. De todos modos hay normativas internacionales que indican cómo tratar las parcelas para superar las barreras fitosanitarias y poder exportar. En las regiones del NOA, se emplean bactericidas a base de cobre, y se efectúa un control permanente, que implica desinfectar las herramientas y las maquinarias. Asimismo, se erradican las plantas infectadas y se les prende fuego. Pero el problema del uso constante de bactericidas a base de cobre es que han generado bacterias resistentes. En el caso de la dermaseptina, ésta actúa sobre la membrana plasmática de la bacteria, donde genera poros y termina produciendo su ruptura. “La dermaseptina interactúa con los fosfolípidos de la membrana, por ello es difícil que la bacteria pueda mutar para modificar todos esos componentes”, explica Furman. Los ensayos de infección se hicieron en enero y julio de 2012, y recién en ese momento los investigadores confirmaron que el producto cumplía con las expectativas. “Ahora queremos probar la dermaseptina contra otras enfermedades, que son más devastadoras, como el HLB (Huanglongbing), que ataca el tejido vascular de los cítricos, obstruyendo la circulación de la planta”, adelanta Furman, y agrega: “Uno de los objetivos de largo plazo es probar que el transgen se exprese sólo en las hojas y el fruto se pueda mantener libre del gen”. Con el fin de realizar ensayos con una muestra más amplia, en 2012, los investigadores sellaron un convenio de cooperación con la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, de la provincia de Tucumán –unidad tecnológica asociada al CONICET–. Todavía queda un largo camino por recorrer. Cabe destacar también que, en 2012, el desarrollo obtuvo un premio INNOVAR, que otorga el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 21:55:07 +0000

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