Una nueva entrada en mi blog de viajes Día 36. Nuestro refugio personal Seis de la mañana, despegamos de Barcelona dirección a Múnich. El avión entra en la pista de despegue y los motores empiezan a rugir. Una pareja mayor, delante mío, cada uno sentado en un asiento de pasillo, se coge de la mano. Os parecerá muy tonto, pero me emocionó. Los viajes tienen siempre historias buenas pero también algún que otro imprevisto o experiencia que olvidar. Y acudimos y nos refugiamos siempre en los que más apreciamos para pasar ese mal rato. Hace algunos años, Pepi y yo, vivimos nuestra peor experiencia aeronáutica y terminamos con el mismo gesto durante horas. Un vuelo Alicante-Barcelona se quedó atrapado en pleno vuelo en una tormenta eléctrica muy fuerte entre Tarragona y Barcelona. Ningún aeropuerto nos dejaba aterrizar por falta de espacio, todos los aviones estaban en tierra, excepto el nuestro. Cuatro horas de horrible vuelo, truenos, relámpagos que pegaban el avión, dos “caídas” de altura donde la mitad del pasaje gritó y la otra mitad devolvió la cena. Acabamos todos sanos y salvo en Palma de Mallorca donde piloto se vio obligado a guardar refugio. Esta última semana he vivido de cerca como dos amigos han pasado por situaciones similares. Para uno, la incomprensión de sus cercanos y la tibieza de los que consideraba amigos fue el detonante de una angina de pecho. La mejor persona puede terminar estallando ante la adversidad. Por suerte, su familia y los amigos han sido el mejor amortiguador y el mejor refugio. En otro caso, los malas elecciones con conocimiento de causa de otro amigo transformaron su vida en un infierno. No enfrentarse a la realidad y negarse a volar sólo pudo traerle cierto alivio temporal pero era una bomba de relojería en potencia. La persona más fuerte puede transformarse en la más débil. Por suerte, de nuevo, los amigos estuvimos allí para amortiguar el golpe. Nos necesitamos todos, no sólo unos a otros por motivos personales, sino simplemente como seres humanos. Fomentar una relación de pareja o amistad sobre la necesidad de otro y la suya propia, es un error. Recibimos sin echar en cara y lo agradecemos. Demos de la misma forma. Estar acompañados es un lujo, superar las pruebas en compañía más aún. Sin lugar a duda, dar sin esperar nada a cambio, ha sido siempre un lema para mi. Más aún hoy, pero con un matiz diferente. Empiezo a reconocer quien lo agradece y lo demuestra.
Posted on: Sun, 16 Jun 2013 12:41:08 +0000
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