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Una vida militante, al servicio de la causa nacional El legado de Antonio Balcedo La Plata, martes 20 de agosto de 2013 ntonio Balcedo nació el 17 de julio de 1936 en Melchor Ro- mero, en el seno de una fa- milia de trabajadores. Su padre se lla- maba igual que él, Antonio Felipe, era enfermero del hospital ubicado en esa localidad platense y simpatizaba con el Partido Conservador; mientras que su madre, María Esther, había sido empleada de uno de los frigoríficos que funcionaban en Berisso. En el barrio donde pasó su infan- cia y adolescencia, Balcedo conoció a quien sería la compañera de toda su vida, Myriam Renée Chávez, más co- nocida como “Nené”, con quien se casó en 1955 y tuvieron dos hijos: Marcelo Antonio y Myriam. Los comienzos en la UNLP Desde muy temprana edad, a los 16 años y por influencia de su hermano mayor Héctor (más conocido como “Coco”), Balcedo -a quienes sus ami- gos y compañeros de militancia le de- cían “El Negro”- comenzó a abrazar la causa del peronismo, desafiando a su propio padre, que tenía ideas políticas antagónicas. Por aquel entonces, estudiaba en el turno noche en el Colegio Nacional de la UNLP y, posteriormente, empezó a trabajar, como ayudante de taxider- mista, en el Museo de Ciencias Natu- rales de la Universidad platense, donde tomó contacto con un gremio que recién estaba dando sus primeros pasos: el Soeme. Asimismo, en el Museo, se la pa- saba horas en la biblioteca, donde leía autores de las más variadas corrien- tes políticas y filosóficas, lo que le per- mitió ir forjando un sólido plafón in- telectual para la defensa de los inte- reses nacionales y populares, que luego fue volcando en cada unos sus artículos y libros. Tras el derrocamiento de Juan Do- mingo Perón, en el año 1955, Balcedo se sumó a la resistencia peronista. Par- ticipó activamente en distintas activi- dades para exigir la vuelta de su líder. Pero, a partir del endurecimiento del gobierno de Arturo Frondizi, produci- do tras la designación del liberal Al- varo Alsogaray como ministro, se con- virtió en una de las víctimas del ne- fasto Plan Conintes (Conmoción In- terna del Estado). Fue un preso políti- co y tuvo que sufrir varios meses de cárcel en el Batallón 601 de La Plata. Y logró recuperar la libertad gracias a una gestión realizada por Federico Crespo, un dirigente radical que era tío de “Nené”. En 1962, en un intento aperturista, se convocó a elecciones en la provin- cia de Buenos Aires. Con tan sólo 26 años, encabezó la lista de diputados provinciales de La Plata que acompa- ñó a la fórmula de Unión Popular -sello utilizado para esquivar la proscrip- ción del peronismo-, liderada por An- drés Framini (candidato a goberna- dor) y Marcos Anglada (candidato a vice), que contaba con el respaldo y el impulso del propio Perón desde el exi- lio. El triunfo de UP en la Provincia fue contundente. Balcedo se convirtió en uno de los legisladores electos a más temprana edad en la historia de la Pro- vincia. Pero no logró asumir su banca debido a que los comicios fueron anu- lados a partir de las presiones ejerci- das por los sectores más gorilas del poder militar y, poco tiempo después, el propio Frondizi fue derrocado. Balcedo siempre se caracterizó por tener una profunda vocación demo- crática. Entendía que era necesario constituir un movimiento nacional y popular a partir de una síntesis del pe- ronismo con distintas fuerzas políticas y sociales, como el radicalismo de raíz yrigoyenista y el desarrollismo. En ese sentido, no era un dirigente gremial tradicional. Sostenía que el sindicalis- mo debía ser parte de un proyecto de desarrollo del país mucho más amplio. Y por eso siempre creyó que, para lo- grar una patria grande, debía existir una burguesía nacional sólida, una in- dustria de base pujante y un mercado interno robusto. Armador político En 1968, Antonio fue uno de los miembros fundadores de la denomi- nada CGT de los Argentinos en La Plata, que no tardó en convertirse en la central gremial con más peso de toda la provincia de Buenos Aires. Este es- pacio fue el paraguas donde se con- centraron dirigentes sindicales y polí- ticos que habían enfrentado con mayor dureza a la dictadura de Juan Carlos Onganía. En 1974, tras la renuncia de Oscar Bidegain a la gobernación bonaeren- se, el dirigente del Soeme asumió como ministro en la gestión de Victorio Ca- labró. Antonio era, según lo afirma- ban casi todos los referentes gremiales de aquel entonces, el cerebro del mo- vimiento obrero bonaerense y su prin- cipal armador político. Por eso, estuvo en la mira de la guerrilla que se había propuesto -primero- combatir el lide- razgo del propio Perón desde el mismo seno del justicialismo, y luego -tras el fallecimiento del líder- buscó la deses- tabilización del gobierno constitucio- nal. En otras palabras, Balcedo era perseguido tanto por la Triple A, que no toleraba haber viajado a Moscú (fue la escala del viaje que tuvo que realizar, ante de encontrarse con Perón, ver aparte ) como por los pro- pios guerrilleros. Años de plomo Con el golpe de Estado de 1976 y la llegada de siniestros personajes a la Provincia, como los represores Ibéri- co Saint-Jean y Ramón Camps, Balce- do tuvo que exiliarse, con su familia, en el interior de la Provincia. Y para ello su esposa invirtió sus ahorros para comprar un pequeño departamento, ubicado en lo que en aquel entonces era una remota -y semidesierta- loca- lidad de la Costa Atlántica. El retorno de la democracia, en 1983, encontró a “El Negro” militando, nuevamente, en el Soeme y en el pero- nismo. En aquel entonces estaba con- solidando la Agepba, el mayor nuclea- miento de sindicatos estatales en la Provincia y base de discusión para di- rigentes gremiales, que había sido cre- ado antes del golpe de Estado a ins- tancias del propio Balcedo. Este nu- cleamiento gremial fue el antecedente inmediato de la actual Federación de Gremios Estatales y Particulares de la provincia de Buenos Aires (Fegeppba). Balcedo nunca abandonó su pa- sión por el sindicalismo y la política. Su enfermedad no le impidió seguir al frente del gremio, al punto que el año pasado los afiliados lo volvieron a elegir como secretario general. Se fue un dirigente irreemplazable, que dejó un legado perdurable. La vida de Antonio Balcedo sintetiza una histo- ria de lucha y compromiso para hacer realidad el ideal de que la Argentina sea una patria socialmente justa, eco- nómicamente libre y políticamente soberana. A un año de partida, sus fa- miliares, amigos y compañeros de militancia, hoy siguen su ejemplo y continúan con su obra. Actividad gremial. Antonio Balcedo dedicó su vida al gremialismo en la Provincia Antonio Balcedo fue un activo dirigente del gremialismo peronista durante casi 60 años. Fue el diputado más joven en ser electo en la Provincia y construyó los cimientos de la unidad sindical en territorio bonaerense
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 17:04:23 +0000

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