Unas palabras de advertencia Posibles peligros de una batalla - TopicsExpress



          

Unas palabras de advertencia Posibles peligros de una batalla histórica Un episodio no muy sorpresivo ha ocurrido durante la campaña en el ombligo del mundo: quienes quieren unir al “país dividido” se están atomizando cada vez más. La diputada Elisa Carrió fue la que agitó la calma laguna carente de propuestas. Ante las cámaras televisivas y como un matrimonio de ancianos que se reprochan ronquidos y flatulencias, Lilita y Pino sacudieron unos predecibles trapitos para evidenciar más un pegote que una alianza política. Y todos cayeron en la volteada. Adicta al denuncismo compulsivo, la histriónica legisladora acusó de cobardes a sus competidores internos por no jugarse en la lucha contra la corrupción que descubre a cada paso. Una vez más queda en evidencia su incapacidad para construir. Erigida desde hace mucho como Fiscal de la República y apoltronada en un sitial evanescente, orienta su dedo acusador y amplifica su pestilencia con el único fin de reforzar un protagonismo mediático que ya no puede hacer pie en el mundo real. Por eso, cada vez achica más su caudal electoral. Y con su revoltijo verbal parece decir: si me hundo yo, se hunden todos. El sueño del establishment de lograr una oposición unida para desterrar al kirchnerismo se convierte, otra vez, en una pesadilla recurrente. En política, lo que suma voluntades debe ser un proyecto y no sólo estar en contra. Camino a las PASO, no estamos presenciando una contienda electoral sino una guerra de vedettes. Los pre candidatos, más que pugnar por un voto, están compitiendo en un casting, a la espera de unas amables caricias del Gran Hermano. La diputada del GEN, Margarita Stolbizer, señaló esta anomalía en una entrevista radial, con algo de despecho por haber perdido espacio en las pantallas del monopolio. “Sergio Massa es hoy el candidato elegido de los grupos empresarios y mediáticos como lo fue Francisco De Narváez cuatro años atrás”, explicó. Si esto es el resultado de una toma de conciencia del adversario a derrotar, bienvenido sea. Si no, quedará como una de las tantas anécdotas protestonas. Porque de existir la división que denuncian los spots de Argen y Tina, no está generada por el kirchnerismo, sino por la resistencia de los que quieren seguir gobernando el país sin someterse nunca a elecciones. Reconocer esto es comenzar a construir una propuesta alternativa en serio. Una construcción política que deje de lado las generalidades republicanas que, de ninguna manera, están en riesgo, al contrario de lo que afirma el socio político de Santa Fe en cuanto encuentra algún micrófono. Porque el candidato de los chorizos y la mirada fija que asusta, Hermes Binner, promete un país normal pero no condena las presiones del Poder Fáctico sobre las instituciones. Aquí hay una notoria diferencia con Stolbizer. El correcto anestesista jamás se atrevería a denunciar algo así. Cuando le preguntan sobre las cautelares que protegen a Clarín recita superficialidades sobre la libertad de expresión. Con sus declaraciones anodinas demuestra que de socialista no tiene una arruga. Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia diez años atrás, el pensar político estaba en bancarrota. De a poco, comenzó a separar la paja del trigo, habló de convicciones y demostró su fortaleza. Con su figura desgarbada y su mirada chueca, recuperó un escenario que parecía perdido. Su ya antológica frase “¿qué te pasha, eshtásh nerviosho?” marcó el inicio de una batalla que todavía continúa, aunque promete una victoria cercana. El dramático 2008 parecía el derrumbe de un sueño que comenzaba a ser colectivo. Pero no hubo tal derrumbe. Aunque se demoró un poco, en 2011 se legitimó un camino hacia el futuro. Y todavía siguen nervioshos. Casi desesperados por instalar una esperanza restauradora de su apenas horadado poder. Ya no tienen pudor y cualquiera puede ser el blanco, como el lejano Messi que ha recibido los dardos del enceguecido monopolio. Hasta el crimen de Ángeles le aporta herramientas para destilar el veneno. Lo importante es desalentar, indignar, emponzoñar lo más posible el ambiente. No interesa con qué. Cualquier cosa les sirve para transformar en estiércol. Envalentonados por la protección de la corporación judicial, se sienten invulnerables. Aquí no hay instituciones que valgan. Desde hace mucho se espera que la Corte Suprema de Justicia juegue un papel trascendente. Como sus miembros saben que este paso es crucial, prolongan el suspenso. Fallen como fallen, ganarán enemigos y tal vez estén evaluando cuál de ellos es el más poderoso. Fallen como fallen debilitarán a uno de los dos bandos. Si resuelven que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es inconstitucional, convertirán al monstruo en algo mucho más temible. Esa sentencia será la destrucción de cualquier país con el que soñemos. Quizá por eso La Presidenta está abriendo el paraguas. Desde la celebración del 25 de mayo bajo la idea de la década ganada, Cristina repasa las conquistas, resalta los logros, explica el camino, diseña el futuro. Pero también señala que no es eterna, que no puede permanecer para siempre resguardando los intereses del país. Por eso habla de empoderar al pueblo para defender lo recuperado y avanzar hacia lo demás. Con la mirada puesta en los peligros que se avecinan, advierte que si nos descuidamos, volveremos a perder. En 2009, gracias a una construcción desde abajo, el Congreso aprobó una ley largamente demandada y muchas veces postergada. Una norma que democratiza la palabra al distribuirla de una manera más equitativa. Porque no hay democracia que resista una única voz rebotando por todo el país, al servicio de los intereses de un grupo que pretende quedarse con todo. Pero las corporaciones se defienden entre sí y desde hace cuatro años se burlan de la legitimidad de una norma. Jueces cómplices del escarnio y políticos de la oposición que se suman a la comparsa pisotean las instituciones mientras juran que las defienden. Y los Supremos observaron desde las alturas, gozando de tan perverso juego y practicando, cada tanto, algunos gestos difusos. En mayo del año pasado, el Máximo Tribunal manifestó que el grupo Clarín no había demostrado de qué manera la ley afectaba la libertad de expresión. ¿Un guiño que invitaba a un rigor mayor en los fundamentos? No sentenció que era constitucional, sino que no habían demostrado lo contrario. Ojo que acá puede haber una trampa. Ahora estará esperando el resultado de las PASO, especulando con los números para evaluar los riesgos de tomar cualquiera de los dos caminos. Con un resultado altamente favorable para el oficialismo, un fallo adverso podría desencadenar un juicio político para muchos de sus miembros. En cambio, si el kirchnerismo pierde ante la oposición variopinta, la protección al monopolio podría contribuir al destierro de esa fuerza política tan molesta. Stolbizer parece advertir que la hegemonía mediática se torna peligrosa, aunque lo manifiesta de manera tímida. CFK, por el contrario, lo expresa con toda claridad siempre que puede: "el país, la democracia y todos los argentinos se merecen una ley acorde a los tiempos que vivimos, contra la concentración y los monopolios". No es poco lo que está en juego. Demostrar fortaleza nos va a facilitar el camino: no nos pongamos escollos. Publicado por Gustavo Rosa
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 17:05:16 +0000

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