VOLVER A NACER (Susurros del anochecer, - TopicsExpress



          

VOLVER A NACER (Susurros del anochecer, inspiraciones al amanecer...) Lánguida, su mejor rostro trataba de mostrarme. Mas sabía que sufría y padecía yo también... Del matinal rocío perlas con candor exhibía. Nacida bella y libre, a la intemperie vivía. Sin poder hablarme, sentía que se despedía; sin poder llorar, sus lágrimas brotaban de las mías. Compañeras suyas, hermanas más bien, con apagados sollozos su dolor no escondían. Esplendorosas todas, el porqué no comprendían. Si lozana y alegre estaba ayer, ¿por qué palidece ahora y pierde su bello color? ¿Por qué se marchita hoy su delicado ser? La música suave, el arrullo de amor; los tiernos cuidados, la lluvia y el sol; la naturaleza toda, de la mano de Dios cariño le prodigaban a la hoy ajada flor... Su momento había llegado, inevitable el adiós; una ingrata pisada maltrecha ayer la dejó. Condolido me acerqué, quería verla mejor; su fragancia y encanto todo me envolvió. Se resistía, irse no quería, débil, caía en un sopor. ¿“Quién me hirió?”, dolida parecía preguntar. Respuestas no tenía, sólo preguntas también yo; y contemplándola impotente, sólo me quedaba orar... Sus otrora rutilantes pétalos temblaban y se encogían; sentí que mi corazón en las profundidades se sumía... La tomé en mis brazos con gran ternura. “¡No te vayas amada Rafaella!”, suplicante le pedía, y trémula en su agonía su perfume persistía. “No sufras más”, de todos lados una dulce voz me decía. Cientos de bellas rosas de luminosos colores, al cielo en coro cantaban con angelical entonación: “Se extingue, se va, pero volverá”, sin cesar repetían. “Su nuevo exuberante jardín no tiene comparación; ángeles ahora la cuidarán y por nosotras pedirán... ¡Con ella seremos de Dios sus musas y sus olores!” Vocecillas encantadoras que el alma me alborozaban. “Las flores al cielo también van, felices me aseguraban... Allá no hay pisadas que nos hieran y maten; no hay quien nos arranque y nos deshoje; tendremos brillantes colores que jamás se opacarán, querubines serán los jardineros que nos poden”. ¿Tienen alma las flores? ¿Las llama también el Señor? ¿Qué fue primero, el hombre o la flor? ¿El dolor o el amor? De donde venimos retornamos al final; Dios reclama amoroso nuestro regreso al Hogar. No morimos realmente; transitamos y volvemos a nacer... Todo renace siempre, como Rafaella, ¡esa espléndida flor! Edgardo López Grimaldo Quito, 6 de julio de 1994 (La rosa de la variedad “Rafaella”, que se cultiva en Colombia y Ecuador, dos de los países floricultores más importantes del continente americano y grandes exportadores a todo el mundo, es una de las más cotizadas por su belleza y textura. Las he tenido muchas veces en mis manos, en Quito. Su tallo es robusto, con pocas espinas, y sus pétalos son grandes y sedosos; su color es de una tonalidad rosada- anaranjada- salmón muy particular... Es, ciertamente, ¡una espléndida flor!) ELG
Posted on: Thu, 27 Jun 2013 05:52:13 +0000

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