Vaya uno a saber si se llamaba Antonio Mamerto Gil Núñez, - TopicsExpress



          

Vaya uno a saber si se llamaba Antonio Mamerto Gil Núñez, Antonio Gil o, como dicen otros, Curuzú Cruz Gil. Lo único seguro es que, a mediados del siglo XIX, el Gauchito Gil nunca habrá imaginado que, dos siglos más tarde, reuniría multitudes y que en tantas rutas del país le construirían santuarios llenos de trapos rojos. No hay, por supuesto, una certeza de su fecha exacta de nacimiento, pero se cree que fue en Mercedes, alrededor de 1840. La vida del Gauchito encierra mucho del folclore gauchesco de tantas novelas: lentamente distintas situaciones, todas ellas injustas, lo fueron empujando a rebelarse y terminó como matrero. Los feroces odios de aquellos años entre unitarios y federales marcaron su vida, pero se dice que la verdadera desgracia del Gauchito fue haberse enamorado de doña Estrella Díaz de Miraflores, impactamente belleza correntina que también desvelaba al comisario del pueblo. Y en aquellos años enfrentarse a la ley dejaba solo dos caminos posibles, el calabozo o el destierro. El Gauchito arrastraba odios de su paso por las filas federales, de las que también debió poner distancia de madrugada, y entonces buscó algo de paz enrolándose en la guerra del Paraguay. Con dos amigos de avería, al regreso comenzó a robar a los estancieros más ricos, primero como métódo de subsistencia y luego para repartir lo que conseguía entre los necesitados de la zona. El cerco en su torno se fue estrechando y primero cayeron abatidos sus amigos, hasta que finalmente el Gauchito terminó siendo detenido por un coronel de apellido Velázquez, cuya triste figura conviene si se va por Mercedes. Malo de toda maldad, Velazquez asesinó al Gauchito de manera atroz: lo ató con la cabeza hacia abajo para evitar los poderes hipnóticos que se le atribuían y lo degolló. Pero fue allí donde, se dice, nació su mito de sanador. Cuando vayas a tu casa encontrarás a tu hijo enfermo, cuentan que le dijo el Gauchito a su verdugo. Estará moribundo, pero invocá mi nombre y se salvará, agregó antes que el cuchillo de Velázquez terminara con sus penas terrenales. Eso habría ocurrido en enero de 1878 cerca de Goya, a unos 10 kilómetros de Mercedes. La historia dice que Velázquez encontró a su hijo muy enfermo, invocó el nombre del Gauchito y el chico mejoró, por lo que el militar volvió desesperado al lugar donde había matado a Gil, llorando arrepentido. No pudo más que enterrarlo y plantó en su homenaje una gran cruz de espinillo. Con el tiempo, nuevos milagros fueron agigantando el mito, la tumba se fue convirtiendo en santuario y ese largo camino termina en las multitudes actuales. Oh, Gauchito Gil, te pido humildemente que se cumpla por intermedio ante Dios, el milagro que te pido dice en el santuario de Mercedes, oración que se repite en tantos lugares a la vera de las rutas, donde cuelgan trapos rojos en homenaje a Antonio Mamerto Gil Núñez, Antonio Gil, Curuzú Cruz Gil o como se llamara..
Posted on: Fri, 18 Oct 2013 23:35:12 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015