Victoria sobre el rencor PASAJE CLAVE: Efesios 4.26-27 | LECTURAS - TopicsExpress



          

Victoria sobre el rencor PASAJE CLAVE: Efesios 4.26-27 | LECTURAS DE APOYO: Mateo 5.23-24; 18.21-22 | Juan 8.36 | Gálatas 5.22-23 Efesios 4.13, 32 El rencor: peligros y deberes Al sentirnos ofendidos es muy peligroso guardar resentimiento, enojo, odio y deseos de venganza. Quizá logremos olvidar el incidente, pero el enojo jamás desaparece completamente y sus efectos perduran, causándonos trastornos y destrucción casi imperceptible. Lo cierto es que el rencor no debe tener cabida en la vida del creyente pues Cristo entregó su vida para que los que creyeran en Él fueran perdonados y liberados del poder del pecado. Como seguidores suyos se nos ha ordenado que sigamos su ejemplo (Ef 4.32) y al rehusarnos a obedecerlo, Satanás aprovecha la oportunidad para inducirnos a hacer lo que no es agradable delante de Dios. DESARROLLO DEL SERMÓN: La acción de perdonar se define como abstenerse de vengar una ofensa recibida, sin deseos de guardar resentimiento ni rencor sino de renunciar al supuesto derecho de vengarse, sin importar lo que la otra persona haya cometido. Como contraste, tener rencor es rehusarse a ceder ante el resentimiento insistiendo en que el culpable pague por el daño que haya ocasionado. Perdonar puede ser difícil porque la creencia popular es que el culpable no debe escapar de ser castigado como lo merece. Sin embargo, al haber creído en Cristo como nuestro Salvador renunciamos a lo que creemos que es nuestro derecho de vengarnos por nuestra propia cuenta. En realidad, nuestra responsabilidad es perdonar y dar lugar a que el Señor se ocupe de lo demás. Consecuencias del rencor Cuando Pedro preguntó al Señor que si su hermano pecara contra él, cuántas veces debería perdonarlo El Maestro le contestó: “Setenta veces siete” (Mt 18.21-22), con lo que quiso decir que nuestra disposición a perdonar debe ser ilimitada. Además, tarde o temprano descubriremos que si nos resistimos a perdonar a quien nos ofenda, como resultado experimentaremos muchas consecuencias lamentables, pues el rencor: ■ Afecta nuestra vida de oración. No podemos tener una vida positiva de oración y a la vez alber- gar amargura u hostilidad en nuestro corazón. ■ Afecta nuestra adoración. Podemos seguir cantando: ¡Cuán grande es Él!, pero es hipocresía si lo hacemos con antipatía y hostilidad hacia alguna persona que nos haya ofendido. ■ Afecta nuestro testimonio. ¿Cómo podremos hablarle a alguien del perdón inagotable de nuestro Padre celestial y seguir manteniendo una actitud hostil para quien nos haya insultado? ■ Afecta nuestro propósito al ofrendar. En Mateo 5.23-24 el mismo Cristo nos dio la clave. Esto se aplica de manera especial si tenemos conflictos familiares sin resolver, pero la solución del Señor está expresada con toda claridad. ■ Impide nuestro crecimiento espiritual y afecta a quienes nos rodean. Si toleramos el PRINCIPIOS DE VIDA NOTAS DEL SERMÓN | SLP120219
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 02:55:13 +0000

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