“Y VI UN CIELO NUEVO Y UNA TIERRA NUEVA" Todos hemos estado - TopicsExpress



          

“Y VI UN CIELO NUEVO Y UNA TIERRA NUEVA" Todos hemos estado luchando contra algo, aunque puede no haber sido el mismo desafío. Usted puede encontrarse luchando con algo que para mí no es mucho, pero yo tal vez estoy luchando con algo que para usted no es nada. Lo que es demasiado para mí, puede ser una tontería para usted. Igual lo que es la cosa más imposible para usted, puede ser algo sencillo para mí. Todos tenemos nuestra medida de lucha. También a todos Dios quiere darnos la fortaleza para sobreponernos a los sufrimientos del pasado y poder seguir adelante con nuestra vida. No importa lo grande que sea o haya sido eso contra lo que hemos estado luchando, el primer paso para vencerlo, es dejar de mirarlo. Pasar de ver lo que es, a mirar lo que debe ser. Recuerde la expresión de George Bernard Shaw que tanto he utilizado en mis predicaciones: “Algunas personas miran las cosas como son y se preguntan ¿por qué?; otras miran las cosas como deberían ser y se preguntan ¿por qué no?” Lo que vemos determina cómo nos sentimos. Determina cómo pensamos, cómo decidimos y cómo reaccionamos. Para cambiar la manera en que me siento, lo primero que tengo que cambiar es lo que veo en lo adelante. Aquí continúo abundando con el mensaje que compartí la entrega pasada acerca de cómo comenzar un nuevo año. El Goliat, el gigante o el gran problema que todos tenemos frente a nosotros, no se ha llevado nuestro cuerpo físico, se ha llevado nuestra sonrisa. Ese Goliat se parece al de David, pero a diferencia de éste, el nuestro no tiene una espada en la mano, tiene el sonido de un fracaso que se ha estado burlando de usted por mucho tiempo. Tiene el sonido de algo que descubrió y le destrozó la vida. Tiene el sonido de una soledad desesperante y un dolor asfixiante. Usted hace lo mismo que hizo el pueblo de Israel (1ro Reyes 17) por cuarenta días: ¡se deja controlar por lo que ve! Cuelga un póster en cada pared de su dormitorio, de su cocina, de su baño, de su oficina, con el nombre de eso contra lo que ha estado luchando tanto tiempo y se la pasa repitiendo sus mensajes de derrota. Lo mira todo el tiempo. Como decimos los dominicanos, le sale hasta en la sopa. No tiene tanto trabajo como para olvidarse de ello, ni tiene tantas distracciones como para dejar de pensar en lo que ha estado sucediendo. Pone toda su concentración en el póster. Lo mira atentamente y cada vez lo encuentra más temible. Pasa horas y horas mirándolo, examinándolo. Se queda inmerso en el temor, hasta que el temor le controla. Sus ojos no pueden mirar otra cosa, no son capaces de hacerlo. Una ola de desánimo le arrastra cada vez más lejos de la orilla a la que una vez se atrevió soñar que llegaría. Las garras de lo que no ha podido lograr le atrapan. Olas de culpa y burlas de fracaso le derriban. ¿Y su mirada? Jamás se aparta del póster. No puede mirar otra cosa y, por lo tanto, no puede pensar en otra cosa. Tampoco es capaz de sentir otra cosa: ¡temor! Cambiemos por un momento de escenario. Pasemos de su casa a una celda solitaria y oscura. El lugar donde ha sido desterrado Juan, el discípulo amado, La isla de Patmos. A diferencia de usted, Juan es un anciano. Usted no tiene fuerzas por sus problemas familiares o económicos; Juan no las tiene porque los años le pasan la factura del desgaste físico. Una factura que él es incapaz de pagar. Un anciano que una vez fue discípulo de Jesús, pero ya ha pasado tanto tiempo en ese destierro. Ha estado solo por demasiado tiempo. Sus rodillas están débiles. Su rostro es una carretera llena de arrugas. Su pelo, el poco que le queda, blanco como la nieve y tan delgado que parece invisible. Está todo atrofiado. Enfermedades, malestares físicos y órganos internos que han colapsado. Ya casi no le da hambre. Come mal porque la comida es horrible en ese lugar y ha perdido lentamente en apetito. Casi no duerme por los dolores en las piernas, en las rodillas, en el cuello, en la espalda, en las articulaciones. Muchas cosas le suenan al caminar; las que no le suenan son porque no le funcionan. Muchas cosas están deterioradas en su cuerpo, menos su mirada. El, a diferencia de usted, es un anciano que tiene visiones. Escribe visiones. Escribe lo que ve. Lo que usted ve en su futuro, no sólo le mantiene firme en su presente, sino que lo anima a continuar con fuerzas. Juan no tiene fuerzas físicas, pero dentro del pecho tiene un león que ruge. Tiene visión para su futuro. La visión es el deseo de seguir adelante. La visión da vida. La visión le da permiso al milagro a que llegue. La fe encuentra a los milagros; la visión les abre la puerta para que entren. Hasta que usted no tenga una visión para su vida personal, familiar y financiera, seguirá viviendo atado a los conflictos del ayer. La persona más pobre del mundo no es la que no tiene un centavo, es la que no tiene visión. La gente que tiene éxito es aquella que vive motivada por una visión que está más allá de ellos. Algo mucho más grande que ellos mismos y eso les obliga a estar siempre en movimiento. Dios le llama hoy a tener una visión para su vida y para su familia, pero el enemigo quiere que usted continúe viviendo en el ayer. El enemigo siempre quiere estar diciéndole lo que usted no puede hacer. Su método es recordarle todo el tiempo su pasado, sus errores y sus carencias. Pero hoy, el poder del Dios sanador y creador, quiere poner en usted a través de este escrito, un fuerte deseo en su espíritu para que mire con entusiasmo al futuro, tome el lugar que le corresponde y se lance tras él. Hoy es el momento de sembrar una nueva semilla en nuestro camino. Mire como Juan, eso es una decisión. Mire el futuro con esperanza. Lo hizo también la Vírgen María: “desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones”. Hágalo usted y hágalo ahora mismo. Declare con su boca que Dios tiene poder y que todo estará bien. Le repito: Aunque tengamos muchas cosas en contra, aunque veamos a nuestro alrededor terremotos, corrupción y delincuencia, aunque los diagnósticos médicos estén en contra, aunque digan que el mundo se terminará en este año, no le tema al futuro. Crea en Jesucristo y declare que usted y su casa son más que vencedores. Franklin Delano Roosevelt dijo: “A lo único que debemos tenerle miedo es al miedo”. SHALOM......!!!
Posted on: Wed, 31 Jul 2013 14:43:14 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015