“Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto porque nunca - TopicsExpress



          

“Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas” (1 samuel 17:39). Al ver la buena disposición de David, el rey Saúl quiso ayudarlo facilitándole el uso de su atuendo de guerra (17:38). De parte del rey este era un gesto amable y de consideración, sin restarle que conllevaba un enorme privilegio para un soldado ponerse los aparejos militares de su rey. El ungido se dejó vestir por el no ungido, pero pronto tuvo que quitarse los atuendos de él. Los no ungidos muchas veces nos tratarán de vestir con sus tradiciones o con su liberalismo; pero el ungido es moderado, no va ni a un extremo ni al otro. Aunque se vea bien y llame la atención de otros, no anda luciendo uniformes ajenos; que solo le sirven para lujo personal y que en nada lo pueden beneficiar. El ungido es sencillo en su presentación. Más que vestirse por fuera, le interesa estar bien vestido por dentro. David fue humilde y se sometió a la voluntad de Saúl. No le quiso decir que no sin antes tratar. No digamos que no inmediatamente, demos la oportunidad de tratar para ver si funciona o no. Con tratar algunas ofertas el ungido nada pierde, puede que gane algo. David no era un tradicionalista, testarudo y conservador, que no cedía ante las innovaciones. Estaba muy dispuesto a tratar algo nuevo. Si le servía lo continuaba usando, pero si no lo descartaba. Dicen las Escrituras: “y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba” (17:39). Los ungidos prueban las cosas. Las examinan cuidadosamente. Ellos mismos se tienen que convencer de lo que se les ofrece y de que la oportunidad que se les ha dado no es la que les conviene. David probó hacer lo que nunca antes había hecho. Después de tener todos estos aparejos de combate puestos, se dio cuenta de que esto no era para él. A Saúl ese ropaje militar, con la coraza y el casco, le servía bien. Le era como anillo al dedo. Para el ungido le era un estorbo. Y todo lo que le estorba al ungido, él lo rechaza. Quiere ser sensible y flexible. Se niega a todo lo que le pueda quitar la bendición. David tiene que hablarle con franqueza a Saúl. Estas fueron sus palabras: “Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué” (17:39). Desde luego, Saúl al ponerle ese uniforme a David no pensó bien. A un soldado no se le puede dar un rifle y granadas si no se le entrena primero. De un pastor de ovejas Saúl quería hacer un soldado entrenado. Además, este atuendo militar representaba la confianza humana más que la confianza en Dios. Saúl había perdido su confianza en Dios y confiaba demasiado en la mano del hombre, más que en la mano de Dios. La franqueza es muy importante en la vida y en las relaciones de los ungidos. Cuando ellos hablan lo hacen de corazón. No hacen alardes y no les interesa impresionar a alguien, sino agradar a Dios. Luego leemos: “Y David echó de sí aquellas cosas” (17:39). Los ungidos echan de sí todo lo que no les conviene. Hay cargas que los ungidos no deben llevar. Hay cosas de otros que tenemos que soltar de nuestra vida. No podemos copiar el estilo de otro. Tenemos que ser auténticos. No de plástico. Vamos a vaciarnos más de nosotros mismos y más de lo que otros nos quieran poner, y llenarnos más del Espíritu Santo y del Señor Jesucristo.
Posted on: Tue, 08 Oct 2013 00:04:46 +0000

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