Y entonces llovía a cántaros y ella lloraba porque era de día, y la luna estaba camuflada detrás de un manojo de estrellas agarradas con sus manitas por un último alfiler. Pidió tres deseos en el extremo del arco iris, tras la tormenta del Diablo Rosa, que le despejó la cara. Y él se escapó de la luna tras ella, acarreando los conejos del azar y de su suerte, se allegó a su jugo salado, le preguntó por qué lloraba. Pero cuando le quitó el mechón de pelo de los ojos, era tarde: ella y su cara ya eran una sonrisa.
Posted on: Tue, 10 Sep 2013 02:29:22 +0000